Enlaces accesibilidad

Cultivos como cortafuegos: recuperar la agricultura junto a las ciudades reduciría el peligro de los incendios

  • Rescatar los cultivos del área metropolitana de Barcelona rebajaría un 30% la conectividad del fuego, según un estudio del CREAF
  • La falta de espacios abiertos entre los bosques junto a Los Ángeles ha contribuido a una mayor destrucción de estos incendios

Por
Recuperar el cinturón agrícula de Barcelona reduciría un 30% la conectividad del fuego
Recuperar el cinturón agrícula de Barcelona reduciría un 30% la conectividad del fuego JORDI SALAS / GETTY

Los incendios que en las últimas semanas han asolado el área metropolitana de Los Ángeles tienen mucho que ver con la manera en la que el ser humano ha construido en estas montañas del sur de California. La ordenación del territorio, con barrios de mansiones de escasa densidad repartidos a lo largo de zonas salvajes ya naturalmente proclives al fuego, ha hecho aumentar el impacto humano de las llamas, con decenas de miles de desplazados y 25 muertos.

Para evitar este riesgo, los expertos proponen soluciones como cortafuegos naturales recuperando los cinturones agrícolas que hasta el siglo XX rodeaban muchas ciudades españolas. Por ejemplo, rescatar estos cultivos en la región metropolitana de Barcelona podría disminuir un 30% la conectividad del fuego, y mejoraría además la biodiversidad y la economía local, según un estudio publicado este jueves por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).

Los datos preliminares obtenidos en el marco del proyecto Horizon Europe wildE muestran que para evitar que el fuego llegue a las zonas urbanas, el punto más importante es mantener espacios abiertos a su alrededor, como si fueran cinturones de protección. La falta de estos espacios en el bosque en las cercanías de Los Ángeles, combinado con el viento y la sequía, explican la destrucción del fuego.

"Los cultivos y pastos son zonas de baja combustión y, por lo tanto, reintroducirlos entre las masas forestales a las zonas periurbanas es clave tanto para alejar el fuego de las personas como para ayudar en las tareas de extinción si llega un incendio", explica Rodrigo Balaguer Romano, investigador del CREAF y principal autor de este estudio, según una nota de prensa enviada por esta institución.

Recuperar los cultivos que ya existían en los años 50

Hasta mediados del pasado siglo, el área metropolitana de Barcelona estaba rodeada de cultivos que se fueron perdiendo a medida que aumentaba la población de la ciudad y los municipios circundantes.

Este científico cree que "la mejor opción" en el caso de la Ciudad Condal sería "recuperar los cultivos que ya existían en los años 50 y se abandonaron", así como "aprovechar los espacios abiertos que los efectos de las sequías ya están generando en los bosques".

"Así ya nos avanzamos a las previsiones de los escenarios de cambio climático y reducimos el riesgo en zonas que tendrán mucho combustible acumulado para los incendios (la vegetación seca quema más)", apunta.

Reducir la conectividad del fuego, clave para evitar daños

El estudio se centra en la conectividad del fuego, es decir, en cómo las masas forestales están conectadas unas a otras y así facilitan que el fuego salte entre ellas. Romper esa conectividad con espacios abiertos como cultivos es clave, recuerdan los autores del análisis, para reducir el impacto de las llamas.

"Las zonas de cultivo cerca de los núcleos son las que mejor rompen la conectividad del fuego y actúan como un cinturón que protege mejor la zona urbana. Así, si llega un incendio, quemará más despacio", explica Balaguer Romano. Concretamente en Barcelona cifran en 17.000 las hectáreas que deberían recuperarse, tanto con cultivos y pastos abandonados como con la transformación de las zonas forestales propensas a los grandes episodios de sequía.

La provincia de Barcelona ha cuadruplicado su superficie urbanizada en 50 años, período en el que ha perdido casi la mitad de sus áreas de cultivo y han crecido un 21% sus bosques, según datos del CREAF.

Mejora de la biodiversidad

Esta recuperación tendría además efectos secundarios beneficiosos, como mantener la riqueza de la biodiversidad asociada a los espacios abiertos en las zonas mediterráneas.

"A menudo pensamos que 'renaturalizar' un ecosistema quiere decir reintroducir grandes herbívoros del pasado, pero recuperar el mosaico agroforestal en el que perturbaciones como los incendios, que no van a dejar de producirse, tengan una dimensión menos catastrófica, puede ser esencial para el mantenimiento de la integridad ecológica del paisaje y su biodiversidad", comenta Josep Maria Espelta, también investigador del CREAF, y coordinador junto con Lluís Brotons del proyecto wildE.

Una gran variedad de mamíferos como el tejón, pájaros de ambientes agrícolas como la avutarda común y polinizadores como las mariposas y las abejas se verían favorecidos por la presencia de cultivos y otros espacios abiertos, según este análisis del CREAF, que aúna a varias instituciones públicas de investigación en Cataluña.