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El FMI mejora en dos décimas la previsión de crecimiento de la economía española para este año hasta el 2,3%

  • Estima que la inflación general continuará a la baja, impulsada por la caída prevista de los precios de la energía
  • Alerta del riesgo para las perspectivas mundiales de una política de aranceles más intensa en Estados Unidos

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El FMI eleva el crecimiento de la economía española al 2,3% este año y lo mantiene en el 1,8% en 2026

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha elevado en dos décimas la previsión de crecimiento de España para 2024 y 2025, situando a la española como una de las grandes economías desarrolladas que más crecerá en ambos ejercicios. En concreto, lo hará un 3,1% y un 2,3%, respectivamente, muy por encima de sus vecinos europeos y solo superada por Estados Unidos. Para 2026 mantiene su estimación en el 1,8%.

En un nuevo informe de perspectivas económicas publicado este viernes, el organismo que dirige Kristalina Georgieva celebra que la inflación general continúe a la baja, impulsada por la caída prevista de los precios de la energía. No obstante, alerta de los riesgos que podría suponer en estas perspectivas la intensificación de las políticas proteccionistas en Estados Unidos y una política fiscal más laxa.

Las proyecciones que dibuja el FMI para España se sitúan en línea con las publicadas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) este jueves y por el Banco de España el pasado mes de diciembre, que estiman que el PIB crecerá un 3,1% y un 2,5%, respectivamente. El Gobierno, por su parte, calcula que el repunte será del 2,7% en 2024 y del 2,4% en 2025.

El crecimiento mundial, por debajo del promedio histórico

En lo que respecta al crecimiento mundial, el organismo prevé que el PIB cierre 2024 en el 3,2% y suba ligeramente hasta el 3,3% tanto en 2025 (+0,1%) como en 2026, por debajo del promedio histórico (2000-2019) del 3,7%. Según explica, el pronóstico prácticamente no ha variado respecto del de la edición de octubre ya que "una revisión al alza en Estados Unidos compensará las revisiones a la baja en otras economías importantes".

Precisamente, se prevé que el crecimiento de la economía norteamericana se sitúe en el 2,7% en 2025, lo que supone un aumento de medio punto porcentual con respecto a octubre, "en parte debido a la continuidad de la tendencia de 2024, así como a la solidez de los mercados laborales y la aceleración de la inversión, entre otras señales de fortaleza". En 2026 estima que se reducirá una décima hasta el 2,1%, alcanzando su nivel potencial.

El FMI se muestra menos optimista con la situación de la zona euro, que crecerá un 1% este año, dos décimas menos de lo previsto, por "un impulso menor de lo previsto a finales de 2024, especialmente en el sector manufacturero, y una mayor incertidumbre política y normativa". En 2026, considera que el crecimiento aumentará hasta el 1,4% (una décima menos), ayudado por "una demanda interna más fuerte, a medida que se relajen las condiciones financieras, mejore la confianza y se atenúe un poco la incertidumbre".

La peor parte se la lleva Alemania, país al que rebaja en medio punto la previsión para este año, pasando del 0,8% previsto en octubre al 0,3%, después de la caída estimada del 0,2% para 2024. También recorta sus proyecciones para la economía francesa (tres décimas hasta el 0,8%) y la italiana (una décima hasta el 0,1%).

Mientras que, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, se espera que el crecimiento en los dos próximos ejercicios sea en líneas generales igual al de 2024, con China registrando aumentos en el PIB del 4,6% (+0,1%) este año e India del 6,5% (sin cambios).

La inflación mundial seguirá a la baja

En lo que respecta a la inflación, se espera que disminuya al 4,2% en 2025 y al 3,5% en 2026, y que vuelva a la meta dibujada por los bancos centrales antes en los países avanzados que en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. No obstante, la institución con sede en Washington advierte de que los precios de los servicios siguen siendo superiores a los niveles previos a la COVID-19 en muchas economías, sobre todo en Estados Unidos y la zona del euro.

Según el informe, los precios de los productos básicos energéticos disminuirán un 2,6% en 2025 y, a su vez, lo harán los precios del petróleo "impulsados por la débil demanda china y la fuerte oferta de países no pertenecientes a la OPEP+". Esto, no obstante, será compensado en parte "por aumentos de los precios del gas como resultado de condiciones climáticas más frías de lo previsto y perturbaciones del suministro".

El FMI también prevé que los precios de los productos básicos no combustibles aumenten un 2,5% en 2025, debido a las revisiones al alza de los precios de los alimentos y las bebidas, impulsadas por "el mal tiempo que afecta a los grandes productores".

Riesgos por un cambio en la política de aranceles

Pese a la mejora de las expectativas, el organismo contempla algunos riesgos en torno al escenario presentado en su informe. La principal incertidumbre estaría en un posible giro en la política de aranceles por parte de la nueva Administración estadounidense, liderada por Donald Trump, que a su juicio "podría exacerbar las tensiones comerciales, reducir la inversión, reducir la eficiencia del mercado, distorsionar los flujos comerciales y, nuevamente, perturbar las cadenas de suministro".

A su vez, "una política fiscal más laxa en Estados Unidos, impulsada por nuevas medidas expansivas como recortes de impuestos, podría impulsar la actividad económica en el corto plazo (...) pero a largo plazo puede requerir un ajuste mayor de la política fiscal que podría llegar a ser perjudicial para los mercados y la economía", sostiene.

Y alerta, además, de las consecuencias de un aumento de la desregulación, que "pueden estimular el crecimiento estadounidense a corto plazo a través de una mayor inversión, si bien la apreciación del dólar podría aumentar los riesgos de salidas de capital de las economías de mercados emergentes y en desarrollo y hacer subir las primas de riesgo".

Por su parte, el FMI concluye que los riesgos prevalecen a la baja en la mayoría de las demás economías, en medio de una elevada incertidumbre política y vientos en contra por los ajustes en curso, en particular en lo que respecta a la energía en Europa y el sector inmobiliario en China.