¿Por qué un 'por si acaso' puede salvar tus finanzas? Los seguros como herramienta clave
- ¿En qué tenemos que fijarnos cuando contratamos un seguro? ¿Es ese seguro adecuado para nosotros? ¿Podríamos arreglarnos sin él?
- El corredor de seguros Carlos Lluch nos explica en Economía de bolsillo cuáles son los errores más comunes al contratar este tipo de servicios
¿Quién viaja sin meter en la maleta esa ropa extra que sabes que no utilizarás, pero que, aun así, te niegas a dejar en casa? Los seguros son ese cinturón de seguridad que no te puedes permitir olvidar abrochar, ese 'por si acaso' que todos deberíamos tener presentes. No les prestamos atención, ni siquiera pensamos en ellos... hasta que los necesitamos. Son esa red invisible que protege nuestras finanzas y nuestra tranquilidad cuando la vida, con sus giros inesperados, decide ponernos a prueba.
Carlos Lluch, corredor de seguros y experto en riesgos, nos explica en el programa Economía de Bolsillo de RNE, presentado por Lourdes Castro, cuáles son los errores más comunes al contratar seguros y qué pasos seguir para evitarlos.
Lo mejor que nos puede pasar cuando contratamos un seguro —sea de coche, de viajes, de hogar de cualquier otro tipo— es no tener que utilizarlo jamás. Porque nunca pasa nada... hasta que pasa. Y cuando eso sucede, contar con un seguro puede ser determinante. Puede ser la diferencia entre un susto y un desastre financiero y personal.
"No estamos hablando de un cristal roto o una fuga de agua; estamos ante situaciones donde todo tu dinero puede evaporarse", recuerda Carlos Lluch.
Sin embargo, hay que ser cautos. No todo vale. Contratar un seguro solo por tenerlo, solo por cumplir con el trámite, es un error. Así como un casco o un cinturón de seguridad ofrecen diferentes niveles de protección dependiendo de su calidad y de las características físicas de quien los use, los seguros también varían en cobertura. No todos los productos son iguales, y lo que parece una opción económica puede ser insuficiente cuando realmente los necesitas.
"He tenido la triste experiencia de acompañar a familias a las que el banco les ha quitado la casa, incluso con un seguro de vida de por medio", asegura el experto.
Cada persona, por lo tanto, debe ajustar el seguro a sus circunstancias personales. "Ahorrarnos 30€ contratando un seguro que tiene una cláusula peor puede representar perder 5.000 o hasta 10.000 euros más adelante", señala.
Así, aunque como consumidores estemos acostumbrados a comparar productos por su precio, en el caso de los seguros, hay que ir un paso más allá. Porque lo barato, a veces, puede salir caro. "Cuando la única tentación es el precio, cuando no te comentan que las ventajas que puedes obtener son unas u otras, ahí es porque está pasando algo", indica Lluch sin dejar de insistir en la importancia de "desarrollar un olfato y un paladar que nos permita sospechar".
"Si en un restaurante nos ofrecieran un solomillo por 3 €, dudaríamos. No es normal. Seguramente pensaríamos que nos engañarán con el precio de las bebidas o el postre", compara el experto.
Lo mismo ocurre también si no entendemos 'la carta': "Los contratos de los seguros, a veces, son excesivamente complicados para que tú, como contratado, no los entiendas. Su complejidad es tal que, incluso, hay compañías de seguros que, al lado del monitor del ordenador, tienen un manual para interpretarlo", revela Carlos Lluch. Ante esos casos, advierte, si hay el más mínimo atisbo de duda, no se debe firmar nada. "Si no entiendes algo, no firmes".
Seguros de vida: una opción de cuidar de toda la familia
Y si bien esta filosofía debe aplicarse siempre, cuando se trata de un seguro de vida, los pasos previos a su contratación deben ser aún más firmes. "El seguro de vida es una herramienta para cuidar a los que amamos. Cada familia necesita hacer unos números y ver qué pasaría si alguno e sus miembros falta", apunta Carlos Lluch. Porque sí, hablar de todos los escenarios negativos y malos que podemos vivir como individuos y como familia no es agradable, pero sí fundamental. Se trata de un mal menor para un bien común.
"Pensar "oye, yo no estaré aquí para tomar las uvas en las próximas Navidades" es una situación desagradable, pero es algo que hay que hacer. Hay sentarse y pensar en qué pasaría si yo falto. Es lo que llamamos una planificación estratégica de los riesgos de la familia", insiste Carlos Lluch.