La figura del mediador en España: "La mediación previene, educa y transforma la convivencia"
- El mediador facilita la resolución de conflictos por medio del diálogo y la negociación
- Repasamos con varios expertos los beneficios del proceso de mediación, así como los retos que siguen existiendo
"Nosotros nos encargamos de crear puentes de comunicación para que las personas enfrentadas en un conflicto anden por él y puedan llegar a un acuerdo", comenta a RTVE.es Jesús Lorenzo Aguilar. Este abogado es presidente de la Asociación Nacional de Mediación y lleva más de 25 años tendiendo puentes entre las personas.
Su trabajo, como el de Marisol, Mari Luz y Nélide, pasa por servir de guía en conflictos de todo tipo: familiares, laborales, educativos, e incluso, penales. A diferencia de un juez o un árbitro, quienes toman decisiones vinculantes para las partes, la figura del mediador no tiene poder para imponer un acuerdo. "Su función principal es guiar a las partes hacia una solución que satisfaga sus necesidades e intereses", explica a RTVE.es, la abogada, mediadora y miembro de Asimedia Mediación, Marisol Andreu Jorge.
En España, aunque la mediación empieza a ser más conocida y se reconocen sus beneficios, todavía no se utiliza ampliamente como método de resolución de disputas. Según Aguilar, esto se debe a la falta de visibilidad social, su escaso reconocimiento en el ámbito judicial y la prevalencia de una cultura basada en el litigio. Sin embargo, la reciente aprobación de la LO 1/2025, la ley de eficiencia procesal, podría transformar este panorama y marcar un nuevo paradigma para la profesión.
La mediación en un mundo que evita el conflicto
Aguilar opina que la sociedad española todavía tiene interiorizado el concepto autoritario del derecho. "Cuando tienen un problema con otra persona, en vez de hablar para resolver el conflicto, deciden acudir a una figura de autoridad, ya sea un juez o un notario, para que le diga cómo resolverlo", señala.
Pese a que la mediación ya se practicaba de manera informal, fue en 1998 cuando España dio un paso importante con la publicación de la Ley 1/1998, de Mediación Familiar en Cataluña, marcando el inicio de la regulación de la mediación en España. Sin embargo, este experto señala que su desarrollo ha sido más lento que en otros países, así como su visibilidad social. "No se conoce porque no hemos sido educados en ello. Ante un conflicto, se tiende a cortar la comunicación y sin diálogo no hay empatía ni entendimiento. Hablar permite explicar los hechos y buscar soluciones, pero, lamentablemente, la comunicación es cada vez más escasa".
En este sentido, Mari Luz Sánchez García-Arista, psicóloga, pedagoga, mediadora y miembro de Asimedia Mediación, añade que tendemos a demonizar y huir de los conflictos. Y la base para ponerle remedio, según destaca, pasa por aprender a gestionar nuestras emociones desde pequeños.
“Son las emociones las que determinan el conflicto y lo conducen hacia una escalada destructiva“
"La educación emocional, aunque es clave, se aborda formalmente desde hace poco. Muchos adolescentes carecen de herramientas para gestionar emociones, lo que aumenta los casos de ansiedad, autolesiones y frustración", explica esta experta. Esto se ve intensificado por la desconexión entre los adultos con las generaciones más jóvenes, quienes tienden a refugiarse en la tecnología. "Son las emociones las que determinan el conflicto y lo conducen hacia una escalada destructiva".
¿En qué consiste la figura del mediador?
La figura del mediador surgió con la intención de ofrecer una alternativa más eficiente, flexible y pacífica frente a los métodos tradicionales de resolución de conflictos, al mismo tiempo, que para descongestionar el sistema judicial. "Los procesos de mediación suelen ser más rápidos y menos costosos que los procedimientos judiciales o arbitrales. Los juicios también tienen un gran desgaste emocional, que se puede evitar", subraya Aguilar.
La formación de un mediador en España requiere una titulación universitaria en áreas como derecho, psicología o sociología, además de una formación específica en mediación, regulada por la Ley 5/2012 y el Real Decreto 980/2013. Esta formación incluye 100 horas teóricas y 60 horas prácticas, centradas en técnicas de mediación y resolución de conflictos. "Tienen que participar en mediaciones asistidas, acompañando a un mediador profesional", señala Jesús Lorenzo Aguilar. La certificación se obtiene a través de entidades acreditadas como el Ministerio de Justicia o las comunidades autónomas.
El proceso de mediación en España comienza con la apertura, donde se explican las reglas y se confirma la disposición de las partes. Luego, en la exposición, las partes presentan sus puntos de vista y el mediador analiza el conflicto. En la negociación, se buscan soluciones colaborativas. Si se alcanza un acuerdo, se formaliza por escrito. Finalmente, en el cierre, se resume el proceso y se concluye, pudiendo recurrir a otras vías, como la judicial, si no hay acuerdo. "Debe ser homologado judicialmente (con abogado) o elevarse a escritura pública ante notario (si no hay menores). Si hay menores, es obligatorio el juzgado", explica a RTVE.es la abogada y mediadora Marisol Andreu Jorge.
"Un mediador tiene que desarrollar habilidades como la empatía, la comprensión, la confidencialidad, la o la escucha activa. Nunca dejamos de seguir formándonos", comenta Andreu.
"La mediación crea un ambiente más cómodo y menos traumático"
La abogada y mediadora familiar Marisol Andreu Jorge recuerda un caso complicado entre dos hermanos que no se hablaban y se disputaban el reparto de dos inmuebles como parte de la herencia de sus padres. La hermana, reacia a tratar con su hermano, envió a su marido, pero tras superar la dificultad de reunirlos, Andreu logró mediar y alcanzaron un acuerdo. "Conseguir reunirlos es la parte más complicada del proceso, pero, una vez que se consigue, entre el 70 y el 75% de los casos llegan a un acuerdo".
En España, el tipo de mediación más extendida es la familiar. Se utiliza principalmente en situaciones de divorcios, separaciones, disputas sobre custodia de hijos, y reparto de bienes. En el caso de los conflictos por custodia, esta experta destaca que "la mediación crea un ambiente más cómodo y menos traumático que un juicio, especialmente para los niños. Lo hablado es confidencial, y si es necesario, el niño puede participar según su edad, acompañado de sus padres o en una entrevista individual".
Otro de los objetivos que se persigue durante la mediación familiar es, en el caso de que estén "destruidas", reconstruir las relaciones. "El perdón o al menos entenderse puede mejorar la relación, beneficiando a los hijos. Los padres siempre lo serán, y su relación es un espejo para los niños. Si hay respeto y comunicación, se les transmite una educación positiva. Si no, los niños replicarán esos comportamientos en el futuro".
Sobre la resolución de conflictos y el bienestar emocional también divulga Nélide Gamirez, escritora, comunicadora y mediadora en su podcast El Costurero. Por medio de entrevistas con diversos profesionales, el programa busca ofrecer "zurcidos para el alma y para los conflictos acuerdos", proporcionando herramientas y reflexiones para mejorar las relaciones interpersonales y el manejo de situaciones conflictivas.
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En su libro Juzgado de Familia, un viaje al infierno, esta experta critica las largas demandas judiciales con lenguaje arcaico y juicios de valor, que, según explica, "dañan, aportan poca claridad, agravan las disputas y generan desgaste económico, además de sobrecargar a la justicia al admitirlo todo". Frente a esto, Nélide defiende que los conflictos son parte de la vida y, si se gestionan, bien impulsan la evolución. "Es un aprendizaje más, como cualquier otro, pero claro, es necesaria la educación en ello".
Mediación y educación, una transformación personal y social
La mediación educativa, según Mari Luz Sánchez García Arista, no solo resuelve conflictos, sino que también educa y previene. Este enfoque trabaja con toda la comunidad educativa (estudiantes, docentes y familias), fortaleciendo tres pilares: gestión emocional, resolución de conflictos y la comunicación eficaz. A través de programas básicos con mediadores entre iguales, se promueve un clima de convivencia positivo donde los conflictos no escalen y el acoso no prospere.
En su libro Del cerebro hostil al cerebro inteligente, la experta explica que comprender cómo funciona nuestro cerebro y cómo las emociones impulsan los conflictos es clave para crear un ambiente positivo. "La amígdala responde según experiencias pasadas, y sin gestión, las emociones provocan reacciones impulsivas que bloquean las decisiones racionales". Enseñar a identificar, analizar y gestionar emociones transforma respuestas automáticas en acciones conscientes, evitando la escalada de conflictos.
La pedagoga explica que en un mundo incierto y digitalizado, dotar a los estudiantes de herramientas en su "mochila emocional" es crucial para su bienestar y para construir una sociedad más saludable. "La mediación no solo resuelve, sino que previene, educa y transforma la convivencia". Aunque defiende que la administración sigue siendo uno de los principales obstáculos. "La falta de apoyo institucional y normativo en la educación impide que la mediación se implemente de manera efectiva, ya que depende de la iniciativa individual de los centros y profesionales, lo que dificulta su continuidad y consistencia". Mari Luz pide más apoyo a esta figura, que, muchas veces, tiene que implicarse "de forma voluntaria y sin compensación".
La mediación en el ámbito penal
Jesús Gonzalo Aguilar es director también del Programa de Mediación Penitenciaria, en colaboración con el Ministerio de Interior. Este programa está presente en la mayoría de los centros penitenciarios, especialmente en aquellos que disponen de módulos de respeto, siendo Andalucía la primera en implementarlo.
"La justicia restaurativa permite conseguir dos reparaciones, la reparación simbólica y la económica de la víctima de un delito". Aguilar pone el ejemplo de un hombre que ha robado un bolso porque es drogadicto y 'necesita' para comprar drogas. "En un procedimiento de mediación penal, tú le exigirías que para llegar a un acuerdo, no solo tiene que pagar la indemnización, sino que también tiene que apuntarse a un programa de desintoxicación. Si se consigue que lo firme, el juez le puede suspender la condena".
Aguilar destaca que este enfoque, centrado en la víctima, también considera al victimario: "No podemos usar la cárcel como un almacén de personas, ya que siguen siendo ciudadanos con derechos", subraya.
Los mediadores voluntarios, identificados con un chaleco azul, reciben un informe de los funcionarios cuando ocurre una pelea entre presos. Luego, les ofrecen la posibilidad de sentarse a dialogar y resolver el conflicto. En otras ocasiones, los propios presos se dirigen directamente a ellos. "A menudo, los conflictos surgen por incidentes simples, como el robo de una cajetilla, debido al ambiente frustrante y agresivo".
Nuevos pasos de reconocimiento en el ámbito judicial
Hasta el momento, la figura del mediador no ha tenido gran visibilidad social, en parte debido a la falta de un reconocimiento formal en el ámbito judicial. No obstante, la Ley Orgánica 1/2025, aprobada el pasado 2 de enero, busca consolidar su presencia y promover "una justicia más ágil y accesible". Esta ley establece que, antes de iniciar un proceso judicial, las partes deben intentar resolver sus disputas mediante Medios Alternativos de Solución de Controversias (MASC), como mediación, conciliación y arbitraje, con el fin de "aliviar la carga de los tribunales y fomentar la resolución pacífica de los conflictos".
Pero surgen temores respecto a su implementación, como señala Marisol Andreu Jorge, quien advierte que existen dudas sobre cómo se implementará esta obligación en la práctica. "Especialmente en cuanto a la acreditación del intento de mediación y el registro de los resultados". También señala las reticencias presentes en algunos jueces y magistrados, que, según apunta, "temen a que pueda comprometer la autoridad del sistema judicial".
La ley entrará en vigor el 3 de abril de 2025, otorgando tres meses para la adaptación de los sistemas y la capacitación de los profesionales involucrados en los nuevos mecanismos. "Nos han presentado un texto que, en muchos casos, ni nosotros entendemos completamente. Ahora necesitamos esperar al reglamento para ver cómo se implementará realmente", comenta Marisol, quien asegura que, independientemente de lo que ocurra, la figura del mediador continuará luchando por su consolidación en la sociedad.