Trump, un presidente "más crecido" que en 2017: "Se ve por encima del bien y del mal, tocado por la mano de Dios"
- Los expertos coinciden en que hace ocho años el presidente ofreció un discurso “mucho más populista”
- Trump se muestra más seguro de sí mismo al haber ganado el voto popular en las elecciones de noviembre
Después de jurar el cargo como 47º presidente de Estados Unidos en el Capitolio, Donald Trump utilizó su primer discurso para prometer que "la edad de oro" del país comienza "ahora mismo" y describir todo tipo de medidas que tiene pensado adoptar en los próximos cuatro años, en ámbitos desde la inmigración hasta la energía o la identidad de género.
En un discurso de unos 30 minutos en la rotonda del Capitolio -más largo que el de su primer mandato-, el presidente de Estados Unidos presentó una serie de propuestas políticas detalladas, así como algunas de las oportunidades y de los desafíos a los que tendrá que hacer frente en su segundo mandato.
A diferencia del discurso "mucho más populista" que ofreció en 2017, en esta ocasión Trump ha utilizado la tribuna para "descubrir un programa ideológico", según explican los expertos a RTVE.es.
"La mayor parte de las cosas son bastante similares a lo que había planteado en 2017. En 2017 tuvo un margen de ámbito ideológico mayor. Fue un discurso claramente basado en el populismo", afirma el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos Juan Tovar. "Esta vez ha sido un discurso menos en el sentido de describir un programa ideológico y más práctico. Estuvo más dirigido a los logros que piensa conseguir, la dificultad que ha tenido para llegar hasta este momento y algunos de los objetivos que se plantea o que se va a plantear ahora", recalca el profesor, quien añade que "la esencia es más o menos la misma, pero el discurso de 2017 era un discurso claramente ideológico".
Trump ha prometido en su discurso inaugural que será un "pacificador y unificador" ante la mirada del presidente saliente, Joe Biden, a quien ha dirigido duras críticas por su gestión.
"Tenemos un gobierno que ha otorgado fondos ilimitados a la defensa de las fronteras extranjeras, pero se niega a defender las fronteras estadounidenses o, lo que es más importante, a su propio pueblo", ha dicho Trump.
Una actitud diferente a la que tuvo hace ocho años hacia Barack Obama cuando tuvo lugar el relevo en la Casa Blanca. "Cada cuatro años, nos reunimos en estos escalones para realizar una transferencia pacífica y ordenada del poder, y estamos agradecidos al presidente Obama y la primera dama Michelle Obama por su amable ayuda durante esta transición. Han sido magníficos", dijo desde la escalinata del Capitolio en 2017.
"La estructura de los dos discursos es la misma. Habla de un país en unas condiciones deplorables y él lo va a hacer un país grande", comenta el catedrático del Instituto Franklin-Universidad Alcalá de Henares, José Antonio Gurpegui, quien subraya la "falta de institucionalidad en toda su intervención (de Trump)". "Me pareció una falta de caballerosidad. Los ataques al gobierno anterior, al gobierno de Biden estando ahí. Debía haber habido respeto institucional, que ayer lo eché en falta, que sí lo hubo en el primer discurso con Obama", añade.
Del ‘America First’ a la "recuperación de EE.UU. en el mundo"
Una de las principales diferencias entre el discurso que ofreció Trump el 20 de enero de 2017 y el del 20 de enero de 2025 es que, en el primero, el magnate aseguró que sería una fecha recordada como "el día en que el pueblo volvió a controlar esta nación". Ocho años después, ha bautizado el día de su toma de posesión como "el día de la liberación" para los ciudadanos de Estados Unidos.
"El discurso de 2017 es un discurso netamente populista, de control o de recuperación del poder para el pueblo. El discurso esta vez tiene que ver con la recuperación de Estados Unidos en el mundo", afirma la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Ruth Ferrero, quien subraya que "en la parte externa vemos un renacimiento de la doctrina Monroe, de América para los americanos", en referencia a la política de Washington de no permitir la intervención extranjera en sus asuntos internos. La doctrina se refiere originalmente a que se impidiera la interferencia de las colonias europeas en el continente americano.
La retórica de Trump sobre asuntos como la inmigración, los aranceles y las cuestiones de la guerra cultural reflejan su enfoque más agresivo al asumir el cargo por segunda vez.
La inmigración ya fue una de sus obsesiones, mencionada en reiteradas ocasiones en su discurso inaugural de 2017, siempre centrado en la necesidad de asegurar las fronteras del país. Esta vez, Trump ha ido más allá y en su intervención ha prometido detener "inmediatamente" las entradas ilegales y "devolver a millones y millones de extranjeros delincuentes a los lugares de los que venían".
En un discurso muy nacionalista tras jurar el cargo, Trump también ha prometido imponer aranceles e impuestos a otros países. "Trump emplea los aranceles como un instrumento de presión y de esa manera poder tener acceso a materias raras y socios comerciales que le permitan ejercer ese contrapoder a un poder emergente como es el chino", explica Ferrero.
Por su parte, Gurpegui también destaca que en su discurso Trump ha hecho referencia a "ese fantasma de que Estados Unidos tiene un enemigo". "No lo identifica. No sabemos si el enemigo es la inmigración ilegal, si es China, si es Rusia. No se acaba de saber muy bien quién es ese enemigo, pero hace referencias continuas a ese enemigo que tiene Estados Unidos, que en el primer discurso no existía. El primer discurso tenía un cierto aire de solemnidad", añade.
Trump, "más seguro de sí mismo"
Cuando Trump juró el cargo en 2017 después de ganar las elecciones por el voto electoral, pero perder el voto popular frente a la candidata demócrata Hillary Clinton, en su discurso no hizo referencia a su triunfo en los comicios ni mencionó los resultados. Sin embargo, en esta ocasión ha hecho hincapié en su victoria electoral.
"La victoria ha demostrado que el país se está uniendo en torno a nuestra agenda política con cada vez más apoyo por parte de nuestra sociedad. Jóvenes, mayores, hombres, mujeres, afroamericanos, hispanos, asiáticos, urbanos, suburbanos, rurales y, lo que es más importante, hemos ganado en los siete estados bisagra y el voto popular lo hemos ganado por millones de personas", ha dicho en su discurso inaugural.
Además, Trump ha agradecido específicamente a las "comunidades negras e hispanas". "Gracias a vuestro voto hemos conseguido récords de votación y nunca lo voy a olvidar. He escuchado vuestras voces durante la campaña y estoy deseando trabajar con vosotros en estos próximos años", ha señalado.
A juicio de Ferrero, este guiño a los hispanos y a los afroamericanos destaca en comparación con el discurso de 2017 "porque hace años el target era más de un partido político de blancos". "Esta vez el target es una ampliación de la base electoral del Partido Republicano, que se transforma en el partido obrero, básicamente. Hay una diferencia sustantiva en este sentido", indica.
A juicio de la profesora de la UCM, el hecho de que Trump ganara el voto popular en las elecciones celebradas en noviembre, "hace que se sienta más seguro de sí mismo", algo que, según Tovar, lleva a que Trump tenga "más legitimidad que antes".
Un presidente "tocado por la mano de Dios"
Durante la campaña electoral, el ahora presidente de Estados Unidos sufrió dos intentos de asesinato: el 13 de julio en un acto de campaña en Pensilvania y el 15 de septiembre en su club de golf en West Palm Beach, en Florida.
Tan solo 10 días antes de su toma de posesión, un juez de Nueva York condenó a Trump a "libertad incondicional" -una decisión que no implica ni multa, ni cárcel ni otro tipo de castigo- como autor de 34 delitos de falsificación de documentos para ocultar los pagos a la actriz porno Stormy Daniels con el fin de pagar su silencio y que no perjudicase sus opciones electorales en 2016.
Trump es el primer ciudadano condenado por un crimen que ocupa la Casa Blanca, así como el presidente de mayor edad que jamás haya prestado juramento y que dispone del apoyo de mayorías republicanas en las dos cámaras del Congreso.
"Los intentos de asesinato y el tema judicial han marcado para Trump la diferencia con 2017, cuando esas cosas no habían sucedido", comenta Tovar.
En el acto celebrado este lunes, Trump se ha presentado como el salvador elegido por Dios para rescatar al país y a los estadounidenses. "Hace unos meses, en un campo de Pensilvania, una bala voló junto a mi oreja y lo sentí. Ahora lo creo aún más. Mi vida la preservó por una razón. Dios me ha permitido volver a hacer que Estados Unidos sea un país grande de nuevo", ha afirmado.
Según Gurpegui, Trump "está mucho más crecido ahora". "Ese show en el estadio firmando decretos, lanzando los bolígrafos con los que ha firmado un decreto -que interesa a muchas personas-, es una banalización de la política en temas muy serios. Esa banalización es muy significativa de lo que es su personalidad y de lo crecido que se ve en este momento", asegura el catedrático del Instituto Franklin, quien subraya que Trump "se ve por encima del bien y del mal". "Se ve como un tocado por la mano de Dios", asevera.