Treinta años del asesinato de Gregorio Ordóñez por ETA: "No hubo tiempo peor que cuando te mataban por hacer política"
- Gregorio Ordóñez era dirigente del PP y teniente alcalde de San Sebastián cuando fue asesinado el 23 de enero de 1995
- RTVE.es habla con su hermana Consuelo Ordóñez: "Sabía que le iban a matar"
Eran las tres y media de la tarde del 23 de enero de 1995 cuando dos terroristas entraron en el restaurante La Cepa de la Parte Vieja de San Sebastián, donde el concejal del PP Gregorio Ordóñez comía con unos compañeros del Ayuntamiento, entre ellos María San Gil -quien, años después, sería presidenta de los 'populares' vascos-. Uno de los etarras, que se cubría con un chubasquero rojo, disparó en la nuca al que era el presidente del PP de Guipúzcoa.
En ese momento, Gregorio Ordóñez era teniente alcalde de San Sebastián y diputado por el PP en el Parlamento vasco, y era el favorito para convertirse en el siguiente primer edil de la ciudad, un político "conocido más allá del País Vasco por plantar cara al terrorismo", según explica su hermana, Consuelo Ordóñez, en una conversación telefónica con RTVE.es.
Fue asesinado con 36 años por un comando de ETA formado por Valentín Lasarte, Francisco Javier García Gaztelu 'Txapote', y Juan Ramón Carasatorre 'Zapata', dejando viuda a su mujer y un hijo de solo 14 meses. "Yo siento que nuestras ilusiones, proyectos, toda la vida que teníamos por delante juntos, el personaje que era, que era honesto y radical contra los violentos... Todo eso quedó congelado ese día", relata a Las Tardes de RNE Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez.
Uno de los primeros atentados de ETA contra políticos
Su asesinato a sangre fría, del que se cumplen este jueves 30 años, fue uno de los primeros atentados de ETA contra figuras políticas, después de que el año anterior la banda terrorista decidiera iniciar lo que se conoció como estrategia de "socialización del sufrimiento", esto es, extender el terror no solo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino también a otros sectores de la sociedad.
"Su atentado causó una gran conmoción porque era muy conocido y muy querido", recuerda Consuelo Ordóñez, que es también presidenta de Covite -Colectivo de Víctimas del Terrorismo-. Y añade con rotundidad: "No ha habido tiempo peor para hacer política que cuando te mataban por hacer política".
“Su asesinato causó una gran conmoción porque era muy conocido y muy querido“
"Después de asesinar a Gregorio, hay un cambio en la consideración de las víctimas del terrorismo. Las víctimas de ETA pasan a ser víctimas políticas. Se entiende que ETA asesina para imponer un proyecto político. Para eso, ETA asesina a sus adversarios y para eso, asesina a Gregorio Ordóñez, para que no fuera alcalde de su ciudad", sostiene Ana Iríbar.
Se sabía objetivo de ETA
"Si ETA acabó con él es porque sabían que él iba a acabar con ellos. Y no se lo podían permitir. Estaba cambiando y transformando la sociedad. Estaba contagiando su valentía a la sociedad. Él sabía que ese era el camino, el rebelarse contra ETA", asegura convencida la presidenta de Covite. "Él seguía defendiendo lo mismo que defendía, a sabiendas de que le iban a matar", añade orgullosa.
“Seguía defendiendo lo mismo que defendía, a sabiendas de que le iban a matar“
Según Consuelo Ordóñez, su hermano se sabía objetivo de ETA, porque la banda terrorista solía "hacérselo saber" a sus víctimas, y en el caso del dirigente del PP, más conocido en su entorno como 'Goyo', se lo hicieron saber con balas que le enviaban o con amenazas en el contestador.
Sin embargo, Gregorio Ordóñez no tenía escolta porque, según la presidenta de Covite, desde la Consejería de Interior vasca se consideró que "no era objetivo de ETA", a pesar de que "semanas antes", él mismo había comentado que había visto a alguien siguiéndole por los soportales de San Sebastián cuando se dirigía cada día al Ayuntamiento donostiarra a las 7:00 horas.
Un político "capaz de llegar a acuerdos con el diferente"
Para Consuelo Ordóñez, su hermano era "único", porque "nunca entendió la política como medio para conseguir poder". "Su interés estaba en servir a los ciudadanos. [...] Entendió lo que era la política de verdad, que era llegar a acuerdos con el diferente para lograr el beneficio de los intereses de sus ciudadanos", explica.
De hecho, Ordóñez llegó a acuerdos con el PSOE y con el PNV para investir al socialista Odón Elorza y participar en un Gobierno de coalición con esos dos partidos para evitar que EA, ganador de las elecciones, y Herri Batasuna, segundo, gobernaran juntos en San Sebastián.
Por esa forma de hacer política de su hermano, ahora no entiende que "se banalice el dolor" de las víctimas de ETA y que desde el PP se intente "instrumentalizarlas" con acciones como la frase de "que te vote Txapote", que algunos dirigentes 'populares' han lanzado en más de una ocasión contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en alusión al etarra que asesinó, entre otros, a Gregorio Ordóñez, por apoyarse para gobernar a EH Bildu.
"Pedimos respeto. Es un eslogan doloroso. Deberían dejar de usarlo", insiste. "La clase política que lidera el PP está a las antípodas de lo que hacía mi hermano en política", reprocha.
Difundir su legado
Consuelo Ordóñez, que también ha sufrido la violencia del entorno proetarra, llegó al activismo tras el atentado. "Soy la marioneta de mi hermano para difundir los valores que él habría querido transmitir", afirma sin ninguna duda.
Fue a raíz de su asesinato cuando, tras ver que en su círculo de amistades "trataban su muerte como si hubiera sido por un cáncer", empezó a acudir a las concentraciones que se hacían todas las semanas en San Sebastián para pedir la liberación de secuestrados de ETA.
En una de esas manifestaciones, Consuelo Ordóñez recuerda que alguien le dio una pedrada por "significarse en contra de ETA". "A partir de ahí, me convertí en la mujer pancarta, iba a todas las manifestaciones. Conocí a gente valiente, y transformé el odio en una lucha constructiva contra el terror", asegura.
Este sábado, dos días después del aniversario del asesinato, tendrá lugar en el cementerio de Polloe, en San Sebastián, la última ofrenda floral en honor a Gregorio Ordóñez a la que asistirá Consuelo Ordóñez, quien garantiza que seguirá "difundiendo su legado".
Para Ana Iribar, todavía hay "causas por las que luchar": "Hay que enfrentarse al terrorismo. [...] La batalla de Gregorio hay que seguir dándola: la batalla por la honestidad, por la verdad, por el respeto, por la solidaridad... Esa batalla nunca puede faltar", defiende.
Asimismo la viuda lamenta que la "herencia política de ETA se está haciendo más fuerte que nunca", con la presencia de Bildu en las instituciones. "Es un partido que gobierna en muchas alcaldías de Euskadi y apoya al Gobierno de nuestro país", critica.
Los etarras condenados
Por el asesinato de Gregorio Ordóñez, fueron condenados los tres terroristas del comando que habían sido detenidos: Valentín Lasarte, que fue considerado como el que dio el chivatazo de que Gregorio Ordóñez estaba en el restaurante La Cepa, y Francisco Javier García Gaztelu 'Txapote' y Juan Ramón Carasatorre 'Zapata', que fueron quienes entraron en La Cepa a matar al político, aunque no se pudo determinar quién de los dos fue el que disparó.
La última condena se impuso "19 años después" del atentado, como recuerda su viuda. "Sentí ese día, 19 años después, que mi duelo se había cerrado. Llegaba la serenidad a mi corazón", asegura con templanza Ana Iribar.
De los tres, Lasarte es el único arrepentido, se acogió a la Vía Nanclares y rompió con el colectivo de presos de ETA. Fue condenado a unos 400 años de cárcel por una decena de atentados. Disfrutó de varios permisos carcelarios y salió definitivamente de la cárcel en marzo de 2015 tras cumplir casi 19 años en prisión, al descontársele de la condena total las redenciones penitenciarias extraordinarias.
Por su parte, 'Txapote' y 'Zapata' fueron condenados a 30 años de prisión por este atentado y otros más. En el caso de 'Txapote', está prevista su salida de prisión en febrero de 2031, mientras que 'Zapata' está previsto que sea excarcelado este mismo año.