Lucas Gortazar, sobre los retos en la educación: "Tenemos un sistema que no permite volar al alumnado"
- Este experto destaca la falta de ambición, la equidad y la calidad docente como principales desafíos
- "La escuela no solo cumple una función pedagógica, [...] es un espacio de socialización y desarrollo", destaca
Decía Christine Gregorie que "la educación es el fundamento sobre el que se construye el futuro". Sin embargo, en España, muchos expertos subrayan que aún nos enfrentamos al gran reto de asegurar que todos los estudiantes tengan una base sólida sobre la que edificar su porvenir. La falta de inversión, las desigualdades regionales o la necesidad de un currículo más actualizado son algunos de los factores que sitúan a la educación española en una encrucijada, a la que Lucas Gortazar busca dar respuesta.
Gortazar se ha formado en economía y trabaja en EsadeEcPol, liderando el área de Educación, con una amplia trayectoria en el análisis y mejora del sistema educativo español. Ha trabajado en diversas instituciones educativas y colaborado con organismos tanto en España como a nivel internacional. Su experiencia incluye el diseño de políticas en educación, la investigación sobre equidad y la formación continua del profesorado. Este experto es un firme defensor de la educación inclusiva y ha centrado su labor en la adaptación del sistema educativo a las necesidades del siglo XXI. Por lo que, con motivo de Día Internacional de la Educación, le hemos preguntado por los que considera como los desafíos más urgentes.
PREGUNTA: Tienes una formación académica bastante diversa, con estudios en matemáticas, economía y educación. ¿Cómo han influido en tu investigación sobre el sistema educativo en España?
RESPUESTA: Siempre he intentado entender la educación y analizarla desde un enfoque de rigor. Primero entendiendo el contexto y luego aplicando los datos más rigurosos posibles para generar un conocimiento que sea verificable y discutible. He trabajado también con perfiles de profesionales muy diversos y creo que ese enfoque multidisciplinar es la clave, aunque aquí en España no es tan común como en otros países.
Menos niños en España, pero una oportunidad en la educación
P: Se acaba de publicar el "Informe sobre la Educación y Atención a la Primera Infancia (EAPI) 2024" que nos ha vuelto a reconfirmar que cada vez hay menos niños en nuestro país. ¿Qué supone esto?
R: Es algo que, desde hace años, llevamos observando, aunque primero en la infancia y en primaria. El problema es que estas transformaciones demográficas son nuevas en el ámbito educativo y siempre hemos construido sistemas pensando en el crecimiento. Ahora se nos presenta un paradigma, que, aunque con sus efectos negativos, puede verse como una oportunidad reinvertir los recursos disponibles para mejorar la calidad educativa y cerrar las brechas existentes.
y eso se nota también en las aulas.
Hasta 100 niños ha tenido esta escuela de Fuentespreadas
en Zamora.
Este curso, sin embargo,
con los pupitres vacíos tienen que echar el cierre.
No hay suficientes alumnos.
"Había cuatro contando con una ucraniana
que se fue en abril o marzo y quedaron tres.
Este año se va una más.
A Gema de las mayoritas, pues, quedan dos y cierra.
Sin solución".
Una mala noticia para los dos niños que quedaban
porque tendrán que desplazarse a esta otra localidad.
"Madrugar, a lo mejor, una hora antes,
quedarse a comer allí porque tienen comedor
y después regresarán a las 16h".
Los vecinos de Fuentespreadas saben que la escuela es vital
para la supervivencia del pueblo.
"Una pena verlo cerrado". "Muy mal".
Este curso, sólo en Zamora, han cerrado seis escuelas.
En las ciudades,
el riesgo más frecuente es que quiten número de clases por curso.
Lo saben bien los padres de este centro.
Hasta hoy no les han confirmado
que mantienen sus dos aulas de Infantil.
"Cada año siempre es la amenaza de que quieren retirar un aula".
En cuatro años ha caído la natalidad.
En Infantil y Primaria ha perdido casi un 2 % de alumnos.
Según los sindicatos, la mayoría de las bajas son en la pública.
"Baja el alumnado, pero hay menos ratio en las aulas,
P: ¿Cómo se conseguiría?
R: En muchas zonas urbanas y periurbanas, el crecimiento demográfico está haciendo que se hayan creado muchos centros pequeños. Entonces, para redistribuir hay que, básicamente, y esta es la parte dolorosa, cerrar esos centros y redirigir a los alumnos a otros para poder prestar mejores servicios. Es decir, rediseñar el mapa escolar.
P: El informe refleja que, si bien ha aumentado el acceso a la educación en edades tempranas, siguen existiendo desigualdades regionales y socioeconómicas. El 34,1% de los menores de 6 años estaban en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023.
R: Este excedente de recursos, para un subsector de la educación que no está, digamos, universalizado ni es gratuito, es una oportunidad para avanzar en ese doble objetivo de acercarnos a más alumnos y hacerlo de manera más gratuita, especialmente para el alumnado más vulnerable. Sabemos que la participación en la educación infantil es mucho menor en familias de renta baja y esa es una de las principales brechas.
Retos dentro del sistema educativo español
P: Si nos vamos al sistema educativo español, ¿qué retos nos encontramos?
R: El primer reto es la falta de ambición educativa. No hay objetivos claros ni indicadores, y los resultados llevan cerca de ocho años empeorando. El segundo es la equidad, ya que la repetición y el fracaso escolar afectan especialmente a los más vulnerables, perjudicando la igualdad de oportunidades. También tenemos un problema con la calidad docente. El sistema de acceso es ineficaz, la carrera es plana y faltan incentivos para atraer y desarrollar buenos profesionales.
P: Los datos nos siguen sin avalar, ¿dónde crees que hay que poner el foco?
R: España ha sido eficaz en establecer un currículo que permite a la mayoría aprender, aunque con estándares no muy altos. Esto, no obstante, genera desigualdades, ya que muchos no acaban desarrollando competencias como la comprensión lectora o el razonamiento lógico. Además, el sistema tiende a excluir a quienes no encajan académica o socialmente. El foco hay que ponerlo en la actualización del currículo, las metodologías de enseñanza, la gestión de grupos diversos, las evaluaciones justas, la difícil transición entre primaria y secundaria, así como en la oferta limitada en la formación profesional.
Aunque en teoría parece que es un sistema inclusivo, los resultados muestran que no lo es tanto. Es un sistema que no permite volar al alumnado, porque es rígido y poco flexible.
P: A esto se añade la dirección que estamos tomando de reducir cada vez la jornada escolar, ¿no?
R: Esta reducción afecta principalmente a los estudiantes de entornos más desfavorecidos. La escuela no solo cumple una función pedagógica, sino también social, ofreciendo un espacio de socialización y desarrollo. Cuando se limita el tiempo en la escuela, disminuyen las oportunidades para construir aspiraciones, expectativas y convivir en diversidad. Los gobiernos, al ahorrar en servicios como comedores, eluden responsabilidades, perjudicando, de nuevo, a los más vulnerables.
P: Pero es la dirección contraría que está tomando Europa...
R: Totalmente, muchos países han transitado hacia jornadas escolares completas en las últimas décadas, como Dinamarca, Alemania y Austria, reconociendo los beneficios sociales y educativos. En España falta liderazgo político y recursos para revertir esta tendencia. Es urgente revalorizar el tiempo escolar, no solo por su impacto en la igualdad de oportunidades, sino también para aliviar la carga sobre las familias, especialmente las madres, quienes asumen mayoritariamente las tareas de cuidado.
“Es urgente revalorizar el tiempo escolar“
El método de enseñanza y las brechas educativas
P: ¿Qué pasa con el método de enseñanza? ¿La memorización sigue siendo la gran protagonista?
R: No basta con memorizar o aprender sin contexto, el conocimiento debe ser entendido y retenido para ser significativo. La comunidad educativa está dividida: unos critican métodos centrados en proyectos sin bases sólidas, y otros rechazan sistemas que priorizan la repetición sobre el razonamiento. Hay que buscar un enfoque equilibrado que combine habilidades, comprensión y conocimiento.
P: También has investigado sobre la "inflación curricular" o la sobrecarga de competencias y títulos.
R: Surge cuando los sistemas educativos amplían los contenidos y el tiempo de aprendizaje para responder tanto a demandas políticas como a intereses de sectores y gremios, incluidos los docentes, que buscan mayor presencia de sus materias. Esto se observa en secundaria, donde las horas lectivas han aumentado significativamente en las últimas dos décadas. Sin embargo, este incremento no siempre se traduce en un aprendizaje más profundo y mejor preparación.
P: En tu último libro, Educación Universal, mencionas el concepto de "educación en la sombra", ¿a qué te refieres?
R: Me refiero a todas aquellas actividades educativas complementarias que tienen lugar fuera del sistema escolar formal, como clases particulares o academias privadas. Es una respuesta a la competencia educativa y se observa en sistemas o sectores donde el acceso es más limitado, como en la universidad. Desde la pandemia, se han acelerado, especialmente en formatos digitales y online, estableciendo también desigualdades, ya que no todo el mundo puede permitírselo. Pone de manifiesto la importancia de fortalecer el sistema educativo público para no tener que recurrir a esta educación complementaria.
"Educación universal",
por qué el proyecto más exitoso de la historia
genera malestar y nuevas desigualdades,
Menudos melón o melones educativos que abren en este libro
sus autores Juan Manuel Moreno y Lucas Gortázar,
¿Qué tal estáis? ¡Bienvenidos!
Bien, muchas gracias.
Menudos melones, porque claro,
desde la ilustración que se impulsó esa "Educación universal",
esa educación para todos,
hemos evolucionado muchísimo.
Eso está claro y es un éxito que nadie puede negar.
Vamos a ser optimistas de entrada, por lo menos.
En el título decimos que es el proyecto
más exitoso de la historia.
Y de hecho, yo creo que también es el más revolucionario.
Porque imagínate que la educación dejara
de ser un privilegio de nobles,
clérigos y luego funcionarios y pasará a ser universal.
La idea de educar a las masas como si fueran élites.
No hay nada más revolucionario que eso.
En los últimos dos siglos, dos siglos y medio.
Y gracias a eso, más recientemente,
los países han sacado a millones de personas de la pobreza
e incluso existen datos de que en los últimos 40 años
se ha reducido la desigualdad de género en un 50%
gracias a la expansión global de la educación.
¿Pero pese a eso? ¿Pese a ese éxito?
Decís en el libro,
estamos en el momento en el que hay más desencantados,
descontentos y enemigos con la educación.
Así es, ¿no?
Esa es la paradoja del progreso, ¿no?
Conforme vamos avanzando, surgen,
aparecen malestares de un lado y de otro.
En ese sentido, hablamos de los descontentos,
que son quienes creen que la expansión educativa
siempre es a cierto coste,
que tiene un coste de aprendizaje.
Que el nivel no se puede mantener
y que hay como una ley inmutable que hace que a mayor expansión
baja el nivel.
Y luego están, por otro lado, los desencantados,
que son quienes a mayor expansión educativa
se dan cuenta de las intolerables,
enormes desigualdades que hay, que en efecto existen
y que tienen que ver más con los genes,
los recursos en el hogar, con el apoyo familiar.
Y que, por tanto, como son intolerables.
Hay que enmendar por nuevas vías
y hay que hacer algo porque esto es inaceptable, ¿no?
Y esa pinza entre unos,
y otros a las que se añaden un grupo pequeño,
pero todavía más peligroso,
que es el de los enemigos del proyecto,
que son aquellos que directamente consideran
que educar a las niñas es malo
o que la educación es una idea colonizadora de occidente
para apoderarse o ser hegemónica en todo el mundo.
Son muy poquitos países, dos o tres,
Afganistán y alguno más, pero también están ahí, ¿no?
Y es ese grupo de diferentes sectores que, de alguna manera,
responden a la expansión y al progreso educativo
está conformando una suerte de malestar,
de desencanto,
de enfado y descrédito en el que ahora mismo
la educación está en entredicho.
Seguiremos hablando ahora mismo de esas desigualdades,
pero yo creo que es importante resaltar la idea de que sí,
todavía tenemos millones de niños sin escolarizar en el mundo,
pero hemos avanzado mucho
y uno de los puntos de inflexión más importantes,
quizás es esa escolarización en secundaria, ¿no?
Esa expansión de la secundaria en los sistemas educativos.
La universalización de la secundaria,
la democratización de la secundaria es la última frontera,
es la última frontera más reciente en el desarrollo educativo.
Porque es a la vez obligatoria y obligada.
Es obligada porque si no tienes al menos
una graduación en secundaria no puedes entrar al mercado laboral,
como trabajador cualificado, por tanto,
de ello depende tu inclusión, no solamente escolar,
moviéndote hacia arriba, sino tu inclusión laboral
y por tanto, tu inclusión social.
Por eso, la secundaria es el período que desata la caja de los truenos,
es donde se concentran la mayor parte de los debates
sobre la calidad y sobre la igualdad de la educación.
Según la Agenda 2030,
uno de los objetivos de desarrollo sostenible,
el mundo tiene como objetivo universalizar
la educación secundaria para 2030,
no lo hemos conseguido todavía con la primaria
y fíjate, que poquitos años quedan para ese plazo.
Bueno, claro,
las cosas no son fáciles en estos últimos años,
pero sí que estamos constatando
que pese a expandirse la educación universal,
estamos en un momento en el que hay más desigualdades
y eso choca con el concepto de educación universal
y educación para todos.
Sí, y hay más desigualdades,
fundamentalmente por lo que llamamos la paradoja
de la educación universal,
que es a mayor igualdad de oportunidades,
a mayor número de alumnos que aparecen en la foto,
que aparecen en las pruebas PISA,
que aparecen en los exámenes nacionales,
que aparecen en la selectividad,
mayor desigualdad de resultados.
Una desigualdad que hace 40, 50, 70 años era invisible,
esos alumnos no salían y ahora salen en la foto.
Utilizamos el símil de la maratón.
La maratón olímpica es una prueba a la que acceden
muy pocos corredores y en cuyos resultados
las diferencias entre el primero y el último son de minutos.
Y luego están las maratones populares,
las maratones de las grandes ciudades, de Nueva York,
de Berlín, de Londres.
Donde las diferencias entre el primero y el último son enormes.
La educación hoy es una prueba popular
en la que vemos muchas desigualdades,
pero fruto de que todo el mundo participa, ¿no?
Y lo que tratamos de argumentar es que se trata de organizar
maratones que sean a la vez olímpicas y competitivas,
pero también populares,
en las que todo el mundo pueda correr.
Y estamos hablando también de otro tipo de desigualdades.
Nos encontramos con desigualdades económicas por sexo,
por religión, por etnia, por raza.
¿Este tipo de desigualdades podemos hacerles frente?
¿Hay solución o no?
Lo que ocurre es que somos cada vez más consicientes
de ese tipo de desigualdades,
de cuáles son los factores diferenciales de los seres humanos
que pueden estar causando,
que pueden estar llevando a algún tipo de desigualdad.
Pero es que al mismo tiempo,
a medida que vas expandiendo oportunidades,
como decía Lucas hace un momento,
a medida que más gente va entrando en el juego,
a medida que más gente corre en la maratón,
la tendencia es a ir buscando, casi obsesivamente,
cuáles son esas diferencias y en qué medida
esas diferenciass deben pertenecer a una determinada categoría.
Y eso es lo que nos ha ido llevando
a una burbuja identitaria,
de las llamadas políticas identitarias,
que tienen el problema de que consideran, en la práctica,
que los sujetos de los derechos no somos las personas,
sino que son esas categorías.
Y por tanto nos están llevando a una situación en que,
como la igualdad ante la ley no está garantizada,
habría que moverse a una igualdad mediante la ley.
Y eso, a su vez, crea nuevas desigualdades.
Entre territorios, entre sexos,
entre filiaciones políticas,
entre filiaciones religiosas, etc.
Es un problema extremadamente complejo,
probablemente el más complejo al que se enfrenta
la educación global hoy en día.
Habláis también mucho en el libro de meritocracia.
Claro, quizás ya no estamos en tiempos en donde
hay privilegios de cuna,
pero sí que los méritos van consiguiendo otros méritos.
Sí, y esto es importante dar un poco el contexto
de por qué la meritocracia ahora se ha vuelto un tema cuestionado.
Nosotros hablamos de cómo las grandes fortunas en el mundo,
las grandes élites, los billonarios del mundo,
han cambiado en los últimos 40 años
en esa aceleración competitiva de la educación,
ese crecimiento tecnológico.
Las grandes fortunas del mundo no son fortunas heredadas,
son fortunas que se han creado
a través de historias exitosas dentro de los sistemas educativos.
Muchos nuevos creadores de grandes empresas tecnológicas
y de nuevos proyectos empresariales.
Y son ellos los que, mismamente,
creen muchísimo en la educación universal
y tratan, de alguna manera, de darle un peso importante,
desde sus proyectos filantrópicos,
cada vez se invierte más en la educación,
como incluso en la inversión,
sobreinversión y más inversión,
de las carreras educativas de sus hijos.
Contamos la historia de Mark Zuckerberg y su mujer Priscilla Chen,
que han donado el 99% de su fortuna
y se han dejado ese 1% para sobreinvertir en que sus dos hijas
puedan competir como nadie en la gran carrera educativa global.
Eso lo que genera es una especie de meritocracia viciada,
donde los ganadores de la última generación
están comprando masivamente, con todo el botín que han ganado,
las oportunidades de la siguiente.
Y si no somos capaces de renovar esas élites meritocráticas,
pues la meritocracia acaba en entredicho.
Decimos en el libro que,
en el momento en el que la meritocracia
está generando estas desigualdades intolerables,
pues los desencantados, es decir,
una parte de la izquierda, está, de alguna manera,
desterrando el concepto de meritocracia y es la derecha que,
por conveniencia y estrategia,
los descontentos están intentando de apropiársela.
Y decimos que la meritocracia cambió de bando y se hizo de derechas.
Estás hablando de política.
Política y educación van de la mano,
los sistemas de gobierno.
Y precisamente en este siglo XXI estamos viendo
cómo se están reduciendo las democracias,
las libertades cívicas.
La reflexión también es muy interesante.
¿Se puede mantener la educación universal?
¿Con esa reducción de la democracia a nivel mundial
o deben de ir de la mano?
Estamos viviendo, lo sabemos y se comenta muchísimo,
tiempos de recesión democrática.
Esos pilares de la ilustración,
de la separación de poderes, de la libertad de expresión,
de la tolerancia religiosa, están viviendo horas bajas.
Y claro, la educación universal, que forma parte de ese paquete,
también está viviendo horas bajas.
Antes decía, y es cierto,
que la educación universal explica crecimiento económico
reducción de la pobreza, reducción de la desigualdad de género,
pero la relación entre expansión educativa
y democracia empieza a no estar tan claro.
Y los enemigos de la democracia empiezan a atacar denodadamente
a la educación universal.
Pero claro, la supervivencia de ambas depende de la otra
en muy buena medida.
Lo que decimos, por resumirlo,
es que una democracia que funcione necesita
ciudadanos que sean capaces de tomar decisiones juntos.
Y no hay mejor sitio para aprender a tomar
decisiones juntos que la escuela.
Con lo cual, aunque los datos,
paradójicamente y desgraciadamente,
empiecen a mostrar que cuanto más educada está la gente,
no necesariamente más demócrata es,
y esto es duro de asumir,
aún así, si no se aprende democracia en los centros educativos...
¿Dónde la vamos a aprender?
Pero es que, claro,
están tan imbricadas la educación y la política,
de ello dependen los currículos,
estas últimas reformas educativas rápidas
que se han hecho también en estos últimos años,
y también está el debate de esas decisiones políticas
que la educación necesita a largo plazo,
pero que esas decisiones son más cortoplacistas
lo que nos gustaría.
Las grandes reformas educativas necesitan tiempo,
y a veces no lo tienen.
Sí.
No es un libro particularmente centrado en las soluciones,
que le dedicamos un capítulo final un poco a la idea
de las reformas educativas y de cómo algunos países
han logrado situar la educación como un espacio protegido, por un lado,
y como una visión de largo plazo y de largo alcance,
en la que hay que ser flexible, por un lado,
porque hay que negociar con diferentes partes de la sociedad,
el cómo llevas en marcha una buena reforma educativa,
pero sin tener desatendido un objetivo claro al que,
de alguna manera,
una buena parte de la sociedad y de la política comparte.
Y en ese sentido sí que vemos, por un lado,
que ese malestar,
esos golpes que ha recibido la educación universal
tras la pandemia, la Gran Recesión,
de alguna manera hacen todavía más difícil el alcanzar
alcanzar esa visión de largo plazo y de una manera consensuada,
que no son los pactos de estado.
A veces es una cosa de la que hemos hablado mucho en España,
pero no necesariamente son pactos de estado
la manera de implementar una visión de largo alcance,
puede ser una visión entre unas pocas personas,
entre una coalición de la sociedad civil,
entre un grupo de docentes bien armados
y bien estructurados en torno a una idea.
Y decimos que en este momento, esta idea de las reformas educativas
de largo plazo,
que tuvieron su momento álgido al principio del siglo
con la llegada de PISA,
y quién copia a quién y en quién nos tenemos que fijar,
se han vuelto un poquito más difíciles.
Y nosotros planteamos que la vía para, de alguna manera,
volver a colocar la educación en el centro
y para tratar de llevar a cabo una visión de largo plazo
en la que participa mucha gente de la sociedad
es poner en centro las políticas del profesorado,
represtigiar al profesorado,
una profesión por un lado desprestigiada
y por otro menos demandada.
Hay un déficit de profesorado en muchos lugares
que va en aumento, por la deserción docente,
por la llegada de otras profesiones más demandadas
o simplemente porque nacen tantos niños
que los poderes públicos no pueden atenderlo,
como es el caso de África.
Pero ahí está un poco la clave del futuro,
del cómo orientar estos cambios de largo plazo.
Claro, necesitamos buenos maestros también en este momento
de cambios tecnológicos,
de toda esta tecnología educativa,
esta inteligencia artificial que también se va a ir incorporando.
A nuestros sistemas educativos.
No solamente porque los maestros deban usarla
como herramienta para trabajar para cualquier tipo de aprendizaje,
sino porque uno de los grandes retos de esta transformación digital,
en general, en el que vive nuestra sociedad,
es que aprenda también a procesar y a utilizar esas tecnologías.
Entonces efectivamente, una vez más,
se abren más puertas, se abren más pistas.
Hay más plazas para correr y eso siempre implica
un riesgo de desigualdad,
un riesgo de desigualdad en el acceso,
un riesgo de desigualdad en el uso, etc.
Son generaciones sucesivas de problemas
que los sistemas escolares,
los sistemas educativos han ido abordando,
siempre con dificultad, siempre con descontentos,
siempre con desencantados, siempre con enemigos,
Pero por eso, está ahí.
Hay que ser optimistas, ¿no?
Hay que ser optimistas.
Bueno, pues se nos acaba el tiempo.
Os agradezco mucho, se nos quedan muchos temas en el tintero,
ese reto demográfico que tenemos por delante...
Esos estudios PISA tan mediáticos de los que siempre hablamos,
pero bueno, tendremos más tiempo, s eguro, para charlar con vosotros.
-Muchas gracias. -Gracias.
Venga, vamos con más temas.
Un modelo basado en la codocencia
P: Sueles hablar de la codocencia como solución también a esa disminución del alumnado, ¿qué ventajas tendría esto?
R: La codocencia no debería ser la única estrategia, pero puede ser muy efectiva, especialmente en secundaria. Ayuda a integrar y conectar mejor los aprendizajes, reduciendo el impacto de un currículo inflacionario. Aunque no es aplicable en todos los cursos o contextos, es una herramienta clave para dar mayor sentido a lo que se enseña y permitir una mayor personalización. Además, alivia la carga de los docentes, quienes a menudo deben atender a más de 140 alumnos en múltiples grupos.
P: ¿Qué se puede decir de la formación del profesorado?
R: Creo que es necesario fortalecer la formación académica de los de primaria, ya que suelen tener gran vocación y potencial para desarrollar habilidades pedagógicas, pero necesitan una base más sólida en contenidos. En secundaria, ocurre lo contrario, ya que el profesorado suele tener buen expediente académico, pero carecen de vocación y preparación pedagógica práctica.
P: En Alemania, el sistema educativo está estrechamente vinculado al mercado laboral, ¿cómo es esa relación en España?
R: La educación al mercado laboral en España no ha sido siempre la idónea. Por un lado, está la falta de oferta de FP durante muchas décadas, pero también la poca adecuación de algunos grados universitarios. Nos enfrentamos a muchos problemas de sobrecualificación, lo que evidencia que los estudios ofrecidos no siempre han sido relevantes para las demandas del mercado laboral. Tiene que haber una oferta de educación superior más amplia y enfocada en este mercado tan cambiante.
P: Sin embargo, todos estos cambios dependen mucho de los ciclos políticos, ¿crees que se puede establecer un sistema educativo que trascienda?
R: Soy pesimista. Tenemos un contexto político muy fragmentado y con muchas dificultades para establecer metas comunes y lograr acuerdos complejos. Ahora mismo no hay libretas comunes, ni capacidad para alcanzarlo, en general, desde las últimas décadas. Además, existe mucha polarización política e inacción y la educación se ha convertido en un espacio de lucha partidista muy relevante.