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Un cómic repasa la historia de la Policía e intenta responder a la pregunta: ¿Qué Policía queremos?

  • Policía Global es obra de los franceses Fabien Jobard (guion) y Florent Calvez (dibujo)
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Espalda de un policía con gorra y uniforme verde oscuro, frente a una multitud diversa. Detalle de la portada del cómic 'Policía Global'.
Detalle de la portada de 'Policía global' (Garbuix Books)

Parece que la Policía siempre ha estado ahí, casi siempre para protegernos, pero a veces también como elemento represor del poder. Aunque realmente la figura de los policías uniformados es un fenómeno histórico reciente que está ligado al nacimiento de las grandes ciudades y la industrialización; y que ni siquiera ha llegado a los países menos avanzados (o ha llegado de aquella manera). Por eso es tan interesante Policía Global (Garbuix Books), del guionista Fabien Jobard y el dibujante Florent Calvez, que nos ofrece una historia de la Policía a lo largo del tiempo y en muchos países diferentes, porque nos desvela las luces y sombras de esta institución que nació para proteger a los ciudadanos pero que ha mantenido esa ambigua relación con el poder.

Fabien Jobard es doctor en Ciencias Políticas y director de investigación en el CESDIP, el Centro de estudios sociológicos sobre derecho e instituciones penales del CNRS, y este cómic recoge dos décadas de investigación con las que ha querido responder a dos preguntas clave: ¿Qué queremos de la Policía? y ¿Qué Policía queremos? "Intento responder a estas preguntas -nos comenta Fabien por videoconferencia-, porque actualmente la Policía en Francia es objeto de fuertes críticas. En Francia, tenemos una de las fuerzas policiales más centralizadas, politizadas y brutales de Europa. Por ejemplo, en julio de 2023, la Policía disparó y mató a un joven de 17 años, lo que provocó una semana de disturbios. Ese tiroteo policial costó alrededor de 850 millones de euros".

"A pesar de casos como este -añade Fabien-, creo que en nuestra cultura política, y en la cultura de los activistas franceses, en particular de los activistas de izquierdas, la Policía es sin duda demasiado importante. Por ejemplo, en Estados Unidos, tras la muerte de George Floyd, y también en Europa, se habló de abolir la Policía. Y que en su lugar, las comunidades, las personas, se ocupen de su propia seguridad. "No necesitamos a la Policía Porque es muy cara, es racista, es brutal", se argumentaba. Lo que quiero mostrar en el libro es que, de hecho, la abolición de la Policía no es una utopía, sino una realidad en muchos lugares".

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

"¿Es mejor la sociedad allí donde hay poca Policía? ¿Es la sociedad menos brutal y menos desigual donde hay pocos Policías? No estoy seguro. Mira los países asiáticos donde usan el control social, como en Japón. Allí hay muy pocos Policías y casi nunca usan la fuerza. Y realmente hay muy poca delincuencia en Japón. Pero hay control social, la gente se vigila muy de cerca" -asegura Fabien-.

"Así que hay una especie de polaridad entre, por un lado, el control de los ciudadanos, los vecinos, la familia y los amigos, y, por otro, la Policía uniformada -nos explica el guionista-. Y eso es más o menos lo que organiza el trabajo en el libro. Y así, al final, pongo estos dos polos en el libro. Y viajamos entre estos dos polos. Al final, vuelvo a hacer la pregunta a la gente. Básicamente, ¿Qué tipo de Policía quieres? Porque la respuesta equivocada es decir que vamos a pasar a una era post-Policía, que vamos a abolir la Policía".

"De hecho, la Policía es un reflejo de la sociedad. Y aunque suprimamos la Policía no se suprime la sociedad. Entonces, ¿Qué tipo de sociedad quieres? Esa es la cuestión. ¿Qué forma de vida comunitaria? ¿Qué forma de relación social? ¿Qué forma de relación entre las personas quieres?", concluye Fabien.

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

De las grandes ciudades europeas a los pequeños poblados africanos

En el cómic, Fabien Jobard y Florent Calvez nos llevan de una época a otra, del siglo XVIII al XXI. Su idea es hacernos comprender que existen diferentes mecanismos para mantener el orden social, y que estos son más o menos difusos en la sociedad, o más o menos estatales. "Hay una idea que quiero combatir -nos comenta Fabien-, que es esta idea muy europea de que la Policía son funcionarios públicos uniformados que hacen cumplir la ley dondequiera que estén. Como decimos en inglés, law enforcers. De hecho, la Policía rara vez es eso".

"En primer lugar, la Policía uniformada es muy reciente, nació en el siglo XIX -nos comenta-. Por ejemplo, a principios del siglo XIX en España teníais al ejército, en la mayoría de las ciudades, pueblos y zonas rurales, no había Policía porque costaba demasiado. Por eso actualmente, en los estados africanos, en varios estados asiáticos, e incluso en algunos estados sudamericanos, no hay Policía uniformada o hay muy pocos. Pero hay control social. Y eso es lo que realmente quería subrayar: El joven que mantiene los muros levantados, que se sienta a jugar a las cartas con sus amigos en el cruce mientras vigila, controla, se asegura de que todo va bien. Hay control social. El cabeza de familia es el control social. El imán, el guía espiritual en los países árabes, es control social. Y nos recuerda a los viejos tiempos en nuestras ciudades europeas".

"Nos recuerda aquellos tiempos en que el control social, el control por la fuerza, el control moral... todo eso, era lo mismo -continúa-. Y en muchos lugares del mundo sigue siendo lo mismo. Esta comparación entre la ciudad europea y la africana nos permite distinguir lo que es el orden público, lo que es el orden político, lo que es el orden moral y lo que es el orden sexual también. Porque una de las tareas de la Policía es garantizar la seguridad de las mujeres".

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

¿Una Policía al servicio de la ciudadanía o del Estado?

Una cosa que destaca Fabien es que la Policía debe estar al servicio del ciudadano y no al servicio del gobierno de turno. “De hecho, uno de los objetivos del libro es mostrar no sólo la relación entre la Policía y la sociedad, sino también entre la Policía y la política. Y aquí hay muchos modelos diferentes. En primer lugar, hago mucho hincapié en la Policía inglesa de principios del siglo XIX, porque es la doctrina, la filosofía, la religión de la Policía por consentimiento. Cualquier acción policial tenía que ser consentida por los ciudadanos. Y es realmente la cultura de la Policía al servicio del público, como dicen en Inglaterra”.

“En el mundo actual, si hay una manifestación en Islamabad, en Pakistán, contra la Policía local, los manifestantes van a recordar los principios de Robert Peel de 1829 (el político británico que creó a la Policía uniformada y al que los agentes británicos deben el apodo de 'Bobbies'). Es fascinante, absolutamente fascinante. Así que hay toda una parte del mundo que está realmente regada por esta cultura”.

En España y Francia, somos más de una cultura napoleónica -añade-. Y así, el principal trabajo de la Policía es proteger a las instituciones contra las actividades revolucionarias y separatistas, etc… Lo que es un verdadero desafío. Así que, de nuevo, este es un polo muy fuerte que organiza el libro entre un modelo policial centrado en los ciudadanos y un modelo policial centrado en la protección del gobierno”.

Entre los dos, están las Policías municipales -continúa el guionista-. En Estados Unidos, por ejemplo, no hay Policía. Hay 18.000 cuerpos de Policía municipales. Y eso es muy ambiguo, porque en las ciudades del sur de Estados Unidos donde los pobres no votan, la población latina porque no tiene derecho a voto, la población negra porque no le interesa votar… es una minoría blanca la que gobierna la ciudad y dirige la Policía”.

"Por ejemplo, cuando la Policía mató al joven Michael Brown en agosto de 2014, en Ferguson, Missouri, no fue la Policía estatal, no fue el estado de Barack Obama. Fue la Policía de Ferguson. Y eso también nos recuerda que la Policía es siempre un reflejo de la organización y la distribución del poder en la sociedad”.

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

¿Nos da miedo la Policía?

Cuando tenemos un problema queremos a la Policía cerca, pero si no, la preferimos lejos. “Cuando ves a un Policía -nos comenta Fabien-, sabes que el derecho penal es tan amplio que nunca puedes tener la seguridad de estar completamente limpio. Siempre puede haber una razón para que el Policía se nos lleve”.

“En Francia -continúa-, cuando yo nací hace 50 años, había 16.000 muertos al año por accidentes de tráfico. Hoy hay 3.500. La vida en los pueblos y ciudades pequeñas es diferente en la actualidad porque la gente tiene miedo de las sanciones policiales por conducir bajo los efectos del alcohol. Eso cambia la sociedad. Porque la gente no sale después del trabajo, bebe menos, y los bares y cafeterías cierran en los pueblos y ciudades. No nos damos cuenta, pero es un cambio social muy profundo que hemos visto en Francia. No sé si ha pasado algo parecido en España. Pero de 16.000 muertes al año hemos pasado a 3.500 en apenas 50 años, eso es gigantesco. Y en parte es debido al miedo a la Policía”.

Esa complicada relación con la política y los ciudadanos hace que a veces la Policía se aisle. “Hay países en los que la Policía es vista esencialmente como una institución del gobierno central -asegura Fabien-. Y hay épocas de gran brutalidad social, como en Inglaterra en los años 80. En Francia, desde el presidente Macron, ha habido una radicalización de las políticas liberales, una explosión de la sociedad y revueltas similares a las que organizaron los sindicatos en Inglaterra en los años 80, que han sido mucho más anárquicas en Francia con los chalecos amarillos”.

“La política no responde a estas revueltas -añade el guionista-. La política sigue su agenda. La Policía la encargada de ir a la confrontación política. Y en estos casos, la Policía acaba siendo una institución que es objeto de una gran desaprobación social. Sin embargo, hay un punto muy importante que siempre olvidamos, y es que cuando preguntamos a la gente en Inglaterra, Alemania y Francia, por ejemplo, qué grado de confianza tienen en las instituciones, a la gente no le gusta el sistema judicial, rechaza la política y desconfía de la prensa”.

De hecho, la institución más valorada es la Policía -continúa-. Pero también es la institución que provoca más crisis, porque es una institución que se ve, está muy presente, mientras que el Gobierno gobierna. Cuando Donald Trump firma decretos monta todo un espectáculo: Firma su decreto y lo muestra. Pero normalmente la política no se ve. La Policía sí. Si un Policía estrangula a alguien y lo filman, puedes verlo. Y eso despierta sentimientos de ira que a menudo son muy fuertes. Así que hay una paradoja en la aprehensión psicológica de la Policía. Hay momentos de mucha rabia. Pero al final, la gente tiene mucha más confianza en la Policía que en otras instituciones”.

Fabien Jobard

¿Qué había antes de la Policía?

Muchos nos preguntamos qué había antes de la Policía y el cómic nos lo cuenta, empezando por una poderosa imagen, el cuadro La ronda de noche (1642), de Rembrandt. “Antes de la Policía, había lo que llamamos milicias burguesas -nos explica Fabien-. Y en España también. Básicamente, eran los notables que poseían armas, los gentilhombres, quienes organizaban la seguridad en las ciudades. Obviamente, defendían sus propiedades y se preocupaban de la seguridad de sus esposas y siervos. Así nacieron las milicias burguesas. Estoy muy orgulloso de esa idea del cuadro de Rembrandt porque fue mía”.

“Pero -añade-, el dibujante me descubrió que, de hecho, no es una patrulla nocturna sino una patrulla diurna. Pero como había mucho polvo en el cuadro, pensamos que era una escena nocturna. En esta milicia burguesa puedes ver que las armas son completamente diferentes y no llevan ningún uniforme. Es una milicia formada para proteger los intereses de los propietarios y los notables”.

La Policía, tal como la conocemos, llegó con el capitalismo, con la era industrial -explica-. Y, evidentemente, es una herramienta en la lucha de clases. Pero también es una herramienta que permite extender la ley, la igualdad ante la ley a más capas de la población que nunca”.

“Esta es la paradoja de la Policía -continúa Fabien-, que se demostró a finales del siglo XIX en Nueva York y Londres. Los Policías acogían en las comisarías a los pobres para pasar la noche, sobre todo a las prostitutas. Así pues, la Policía tiene un doble papel: proteger el orden económico y, al mismo tiempo, proteger a los más débiles de la violencia de la vida en la calle”.

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

“Los ricos no querían a la Policía”

Preguntamos a Fabien por qué cree que la Policía uniformada nació en Inglaterra. “Nació en Londres porque a principios del siglo XIX había tanta riqueza y también tanta gente que llegaba desde el campo y las ciudades pequeñas, que había un antagonismo social que sólo una fuerza grande y profesional podía controlar. La paradoja era que los ricos, los propietarios, los comerciantes, no querían a la Policía”.

“No la querían porque eso suponía dos cosas -añade-. En primer lugar, que es una institución pública, es decir, del gobierno. Y luego están los impuestos. Para esta gente con dinero, su enemigo no era tanto la inseguridad, como los impuestos. No querían pagar impuestos”.

“El segundo tema es que, una vez que había Policía, no sabían hasta donde iba a llegar. Temían que investigaran también los delitos cometidos por los ricos: Las condiciones de trabajo, el fraude en las importaciones, los acuerdos, trusts, cárteles y demás. La Policía, decían las élites económicas, es el fin del libre comercio. Era una verdadera paradoja”.

“Robert Peel intentó tranquilizar a esas élites diciéndoles que la Policía solo eran ciudadanos de uniforme y su única función era proteger las calles de Londres, con lo que se logró una especie de compromiso. Sobre todo, porque la pesadilla de los británicos era la Policía napoleónica. Es decir, una Policía brutal, al servicio del poder central, basada en el espionaje de la población. Y entonces les dijo: “tendremos ciudadanos de uniforme para que puedan ser vistos por todos, que inspiren miedo, pero también confianza. No habrá Policía secreta y dejarán a los comerciantes en paz”

“Es la paradoja entre la regulación por la ley y la libertad de comercio -concluye el guionista-. Esto es exactamente lo que ocurre hoy en día en Estados Unidos con la regulación de la industria, del comercio, de las finanzas, etcétera. ¿Necesitamos autoridades supervisoras o libertad absoluta? O en Argentina, con Milei. Eso es exactamente lo que está pasando”.

Hablando de la Policía francesa, el libro también dedica un capítulo a un personaje fascinante, Joseph Fouché (1759-1820), que llegó a tener casi tanto poder como Napoleón y tenía una red de informadores por todo París, incluso en las casas de la gente más importante. “Joseph Fouché es la encarnación de la Policía que los ingleses odian. Era un arribista, un oportunista que se hizo revolucionario, que cortó la cabeza de monarquistas, de realistas durante la revolución. En Lyon cometió masacres. Luego se “olvidó” de todo esto y volvió al Servicio de la contrarrevolución, con Napoleón. Era alguien que podía darle miedo a todo el mundo. Napoleón no podía prescindir de él. Es el ejemplo perfecto de esa dinámica en la que la Policía tiene poder sobre los políticos”.

“La situación en Francia hoy en día no es comparable a la de Fouché, pero hoy existen muchos sindicatos policiales en Francia que se vanaglorian de tener la capacidad de poder hacer caer al ministro del Interior y al gobierno. Hoy, en Francia, los gobiernos temen a los sindicatos policiales. Lo mostramos en el cómic en el episodio de las manifestaciones de la Policía delante de la Asamblea Nacional en 1958, 2001 y 2021”.

Página de 'Policía global' (Garbuix books)

Un estupendo dibujo de Florent Calvez

Sobre por qué Fabien quiso hacer un cómic en vez de escribir un libro, nos explica: "Gracias al lenguaje del cómic he podido hacer un recorrido tan intenso por la historia de la Policía, tanto en el tiempo como en el espacio. Porque puedes utilizar elipsis visuales para pasar de un espacio a otro, de una época a otra, utilizando esas técnicas narrativas propias del cómic. Para un libro académico de este tema habría necesitado 800 páginas, pero el cómic nos permite viajar por todo el mundo, dejarnos llevar por las imágenes... De hecho, quería poco texto, no quería un cómic en el que un profesor habla en su silla, con sus cigarritos, y que soltara grandes bocadillos de texto. Quería que las imágenes encarnasen realmente la carne y la sangre, que nos llevaran a otros tiempos, otros lugares, otros espacios... Así que fue realmente el medio, la herramienta, el instrumento del cómic lo que me impulsó a contar esta historia”.

Destacar los descriptivos dibujos de Florent Calvez, que están llenos de detalles. “Trabajar con él ha sido maravilloso -nos comenta Fabien-. El editor me contacto porque me había visto en la tele y me propuso hacer un libro sobre la Policía y las manifestaciones, pero ya había varios sobre ese tema y yo le propuse hacer uno amplio sobre la historia de la Policía. Al principio el editor no lo vio claro, pero tras algunos meses logré convencerle. Y ahí entró Florent con ese dibujo tan preciso”.

“Y es que -añade-, a Florent le preocupa mucho la exactitud histórica. Ya había hecho un libro que transcurría en EE. UU., en los años 20, sobre Sacco y Vanzetti (dos anarquistas italianos condenados y ejecutados en 1927 por un robo y dos asesinatos en Massachusetts, aunque todo parece indicar que eran inocentes), que es un cómic muy preciso. Creo que se lo ha pasado muy bien buscando detalles históricos de la China y el Nueva York de finales del siglo XIX o Francia durante los años veinte de ese mismo siglo”.

“Hemos hablado muchísimo durante el proceso de trabajo -nos comenta-. Él me enviaba esbozos y yo le explicaba la forma en que veía a la Policía. Hicimos juntos un guion bastante amplio y luego me mandaba esbozos, a los que yo añadía los textos. Luego me lo volvía a enviar con un dibujo más preciso y yo ajustaba esos textos. Ha sido un trabajo verdaderamente en equipo, desde el principio”.

Portada de 'Policía global' (Garbuix books)

El futuro de la Policía

En cuanto al futuro de la Policía, Fabien nos comenta: “Creo que depende mucho de la capacidad financiera de los estados. Un posible futuro es lo que vemos en las pequeñas ciudades africanas. Tal vez África sea el futuro de Europa. Los estados cada vez tienen menos dinero, hay una crisis presupuestaria en todas partes, y para los gobiernos es muy práctico hacer que los ciudadanos se vigilen ellos mismos y que aseguren así el orden público”.

“Con todos los aparatos que tenemos, como los teléfonos, las redes sociales, las conexiones que tenemos entre nosotros… es posible que el trabajo de vigilancia de la Policía, el trabajo de alerta, de percepción y detección de problemas en el espacio público y también en el privado se delegue a esa tecnología”.

“Hay que tener en cuenta -añade-, que el sector privado y la tecnología cada vez van a jugar un rol más importante en la Policía. Aunque pienso que la institución que es más importante que protejamos, sea cual sea la forma de Policía que adoptemos, es la judicial. Porque es esta la que tiene la legitimidad de poder decirte que no puedes hacer algo o que algo es una infracción”.

“Hoy vemos como los ricos se sustraen de la ley común, fiscal, económica y a veces hasta penal -añade-. Con Trump estamos viendo como una parte de la sociedad aspira a escapar de la ley. Por eso debemos vigilar a la Justicia. Porque el rol de la Policía se convertirá en un híbrido entre la tecnología y la vigilancia social. Cuando veo la cantidad de información que mi hija de 15 años comparte en las redes sociales me doy cuenta de lo fácil que es saber dónde está, qué hace y hasta qué es lo que quiere hacer. Hace falta una autoridad judicial para regular todo esto, porque en la sociedad actual la Justicia es más necesaria que la Policía”.