Discriminación, acoso y exclusión: la realidad de las personas LGTBI+ con discapacidad en España
- Un estudio publicado por Igualdad analiza las discriminaciones cotidianas a las que se enfrenta este colectivo
- Las conclusiones revelan que su sexualidad sigue estando rodeada de tabúes, fetichismo y estigmatización
El 46% de las personas LGBTI+ con discapacidad encuestadas en España aseguran haber sufrido discriminación en la atención médica. Se trata de uno de los resultados del primer Estudio sobre la situación de las personas LGTBI+ con discapacidad en España, desde un enfoque interseccional publicado este lunes por el Ministerio de Igualdad. Según apuntan, es pionero en el Estado español y tiene como objetivo abrir las puertas para "seguir investigando y profundizando en la materia", así como en la promoción de políticas más ajustadas a las necesidades de este colectivo.
El informe quiere ofrecer un primer acercamiento a la realidad a la que se enfrentan cientos de personas del colectivo, repasando los prejuicios, los estereotipos, discursos sociales y consecuencias en los diversos ámbitos de su vida cotidiana. Los resultados proceden de una combinación de entrevistas, grupos de discusión, historias de vida y una encuesta a más de 400 participantes.
La familia como rol fundamental
El ámbito familiar juega un papel fundamental en la vida de las personas LGBTI+ con discapacidad, tanto como un espacio de apoyo como de rechazo. Según los resultados, las familias reaccionan de manera muy diversa al enfrentar la intersección entre discapacidad e identidad y orientación sexual. Un dato relevante es que las mujeres con discapacidad suelen ser más vulnerables a la sobreprotección del núcleo familiar. "Las consecuencias directas son la infantilización, la asexualización y la heterosexualización, que niegan la posibilidad de que tengan una vida sexual plena y elegida", destacan en el estudio.
Los autores también destacan que el rechazo o la aceptación familiar tienen un impacto profundo en la construcción de la identidad y la percepción que las personas LGTBI+ con discapacidad tienen de sí mismas. La familia, como núcleo cercano, "puede ser un espacio clave para fortalecer la autoestima y el sentido de pertenencia, o, por el contrario, convertirse en una fuente de discriminación y aislamiento emocional".
“Las consecuencias directas son la infantilización, la asexualización y la heterosexualización“
En este sentido, la sensibilización se consolida como una de las claves para luchar contra esta discriminación dentro del seno familiar. "La aceptación [...] requiere romper prejuicios y mitos arraigados, lo que implica un aprendizaje. Este proceso es más común entre los jóvenes y se facilita si hay familiares o amigos cercanos LGTBI+ o con discapacidad, o si la familia tiene una mentalidad abierta y detecta tempranamente estas realidades".
Dificultades para buscar empleo y acoso laboral
El 39% asegura haber sufrido discriminación durante la búsqueda de empleo, y un 41% señala haber sufrido acoso laboral, especialmente relacionado con su discapacidad, en su lugar de trabajo. El estudio lo ejemplifica con situaciones donde "las personas no son convocadas a los procesos de selección o, una vez dentro, son expulsadas de estos por prejuicios capacitistas al respecto de la capacidad productiva, o por ideas LGTBIfóbicas".
Para evitar el estigma, muchos optan por "ocultar su discapacidad, orientación sexual o identidad de género en el trabajo, lo que genera un gran desgaste emocional". Este esfuerzo constante por evitar la discriminación puede causar ansiedad y estrés, según recoge el estudio, reforzando las dinámicas de exclusión. Las personas encuestadas también critican sus condiciones laborales, ya que, aseguran, ocupan empleos mal remunerados y con escasa proyección profesional, por lo que acaban atrapadas en "techos de cristal" que les limitan el ascenso laboral.
El informe aboga por implementar políticas que promuevan entornos laborales accesibles e inclusivos. Lo que incluiría "garantizar procesos de selección libres de discriminación, adaptar los espacios de trabajo y sensibilizar a las empresas sobre la interseccionalidad".
El 78% experimentó discriminación en la etapa escolar
Los resultados hablan de un ambiente especialmente hostil para las personas LGTBI+ con discapacidad. Estas enfrentan recorridos educativos diferenciados debido a la falta de adaptaciones en la enseñanza general, lo que genera tasas de expulsión educativa más altas, especialmente cuando hablamos de discapacidades intelectuales o del desarrollo.
El 78% de los encuestados experimentó discriminación, principalmente durante la etapa escolar, destacando el caso de las mujeres y personas no binarias como los grupos más vulnerables. "La discriminación proviene principalmente de compañeros de clase, seguidos por el profesorado y personal escolar, convirtiendo el bullying en una problemática frecuente", subrayan.
Como resultado, el estudio destaca las graves consecuencias psicológicas, que, según los testimonios, afectan a un 30% de los que sufrieron discriminación, como problemas de ansiedad o baja autoestima. "Además, estas dinámicas limitan la integración social y el desempeño académico, llevando a muchas personas a ocultar su identidad o incluso a abandonar sus estudios". Para combatir esto, el informe resalta la necesidad de medidas inclusivas en la educación, como la formación en diversidad a los docentes, entornos más accesibles y programas de apoyo emocional.
Infantilización y tabúes en el ámbito sanitario
Según los testimonios, el ámbito sanitario también es uno de los espacios donde las situaciones de discriminación y prejuicios más prevalecen. El 46% asegura haber sufrido discriminación en la atención médica, ocurriendo en todos los niveles del sistema sanitario.
Los autores apuntan a que factores como el género y la discapacidad agravan estas experiencias. "Las mujeres y personas no binarias, junto con quienes tienen discapacidades múltiples o enfermedades mentales, son quienes más frecuentemente enfrentan discriminación". Por áreas, los encuestados señalan la ginecología, la urología y la fisioterapia como especialmente problemáticas, debido a los prejuicios y estereotipos que limitan la calidad de la atención.
Si hablamos de consecuencias psicológicas y emocionales, los datos apuntan a que el 36% afirma haber tenido efectos psicológicos, un 24% experimenta sensación de culpabilidad y un 18% menciona pérdida de autonomía. Al igual que en el resto de los entornos, se describen situaciones de infantilización y asexualización. "Lo que en el ámbito sanitario impacta en la invisibilización de sus necesidades de atención para la salud sexual y reproductiva", detallan.
Sexualidad, fetichismo y estigmatización
El informe apunta a una educación sexual insuficiente y estereotipada, que no aborda la diversidad sexual ni las experiencias y necesidades específicas del colectivo, generando, según los autores, "sentimientos de culpa, vergüenza y ocultación de la identidad sexual".
Además, los resultados hablan de que "persiste la infantilización y la negación del deseo sexual, tratando a estas personas como no deseantes o incapaces de tener una sexualidad plena, lo que limita su acceso a una vida sexual satisfactoria". Aquí entran en juego factores como el fetichismo y la cosificación. "Aunque en algunos casos pueden generar una sensación de ser deseado, cuando están vinculados a vulnerabilidad, conducen a situaciones de abuso y deshumanización", añaden.
En cuanto a las situaciones de violencia sexual y de género, el estudio pone de manifiesto que se agrava en el caso de las personas LGBTI+ con discapacidad debido a la falta de apoyo, "dejándolas expuestas a abusos que a menudo quedan invisibilizados y son difíciles de denunciar". Considerando esto, los autores defienden la necesidad de establecer políticas enfocadas en el empoderamiento personal, la comprensión de los sistemas de opresión y el desarrollo de herramientas para establecer límites.
Excluidos de los espacios públicos
El acceso a los servicios públicos es otro de los frentes abiertos para las personas LGBTI+ con discapacidad, especialmente en el ámbito judicial y en instituciones residenciales. En estas últimas, el 55% de los encuestados asegura haber sufrido discriminación, rechazo o acoso, lo que, según destacan, "impacta negativamente en su autonomía y bienestar". "Estas instituciones, a menudo rígidas, imponen restricciones sobre la vida personal, afectiva y sexual de los residentes".
En el ámbito judicial, la falta de adaptación a los procedimientos judiciales y la ausencia de recursos específicos como intérpretes o herramientas accesibles dificultan el ejercicio de sus derechos. El estudio lo ejemplifica con el testimonio de una víctima de agresión sexual que, debido a su enfermedad mental y orientación sexual, fue deslegitimada y desacreditada durante el proceso judicial. "Este tipo de revictimización en los tribunales genera no solo una falta de justicia, sino también un profundo impacto psicológico y emocional en las víctimas, que no pueden obtener reparación por los daños sufridos".
Más del 50% se han sentido discriminadas en actividades de ocio, deportivas, formativas y políticas, con especial incidencia en el ocio (casi el 70%). Los testimonios recogidos señalan que la falta de accesibilidad física, cognitiva y sensorial limita su capacidad para participar plenamente, generando "aislamiento social y miedo al rechazo".
En el activismo LGTBI+, la falta de accesibilidad integral, tanto física como cognitiva, también dificulta su participación. Además, hay una carencia de un enfoque interseccional que integre tanto la identidad LGTBI+ como la discapacidad, lo que lleva a que estas personas sean a menudo invisibilizadas o excluidas de los debates y luchas que las afectan directamente.