No hay una temperatura corporal universal: la Universidad de Stanford propone personalizar las mediciones
- Han analizado los registros de más de 600.000 pacientes, durante una década, observando diferentes variables
- Individualizar las mediciones permitiría detectar enfermedades cuyos síntomas impliquen una variación de la temperatura
Durante décadas los médicos de todo el mundo han considerado que la temperatura "normal" de nuestros cuerpos se sitúa entre los 36'6 °C y 37 °C. Esta última temperatura media la obtuvo el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich en 1868, teniendo como base más de un millón de mediciones de un grueso de unos 25.000 pacientes.
Ahora, desde la Universidad de Stanford, un grupo de investigadores liderados por las doctoras Catherine Ley y Julie Parsonnet, propone que la temperatura "normal" va más allá de una media general y responde a una serie de factores individuales. Para el estudio, recopilaron 618.306 mediciones de temperatura por vía oral de pacientes adultos entre los años 2008 y 2017. Además, la combinaron con las variables que son objeto de análisis: hora de la muestra, edad, sexo, peso, altura, IMC, etc., y descartaron a los pacientes cuya medicación o condiciones de salud pudieran afectar a su temperatura corporal.
De los pacientes excluidos, también obtuvieron datos relacionados con sus afecciones utilizando un sistema de machine learning aplicado a un algoritmo. Los resultados vierten que las enfermedades infecciosas estarían vinculadas a una mayor temperatura corporal. Esto concuerda con otro dato que los expertos trabajan desde hace unos años, como es el descenso general de nuestra temperatura corporal media, desde el s. XIX, a razón de unos 0,3 grados por década.
La variable más importante es el momento del día
Los datos generales concluyen que los hombres tienden a tener una menor temperatura estándar que las mujeres; que a más edad y altura, la temperatura media es menor y, con el peso, la media sube ligeramente. Pero la variable más importante sería el momento del día. Por la mañana, pronto, se da el registro más fresco. A media tarde, el momento de mayor temperatura.
El responsable del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, Asensio López, explica a RNE que al preguntar a la gente si les ha subido la fiebre suele haber una respuesta, muchas veces, común: "Mire usted, es que yo de 35'5 °C nunca paso". Si bien parece una situación extrema, el experto subraya que se trata de una realidad bastante cotidiana.
Y este estudio, que es muy interesante, nos viene a ratificar eso. "Cada persona, depende de la edad, su contexto e incluso el lugar donde vive, tendrá una temperatura diferente. Primero a lo largo del día, pero también según su particularidad", añade López.
Otros factores no contemplados, pero que también podrían afectar, dicen desde la Universidad de Stanford, son: la ropa, la actividad física, la fase del ciclo menstrual e incluso si hemos tomado (o no) una bebida caliente o fría.
Poder detectar antes posibles enfermedades
Con todo, proponen ir más allá del rango establecido durante décadas de los 36'6 °C - 37 °C, para —por ejemplo— detectar antes posibles enfermedades. La doctora Julie Parsonnet dice que "establecer puntos de referencia individualizados podría convertir la temperatura corporal en un signo vital más preciso y útil". Relata el caso de su suegra, que padecía una infección grave en el corazón, pero no fue diagnosticada hasta semanas después, ya que su temperatura corporal no superaba los estándares de fiebre, a partir de los 37'7 °C.
Estudios futuros podrían analizar definiciones personalizadas de fiebre y si tener mayor o menor temperatura corporal, de forma consistente durante años, puede afectar a nuestra esperanza de vida.
El doctor Asensio López ha propuesto en Las Mañanas de RNE que tomarse la temperatura en casa es algo positivo y una forma de autocontrol muy útil: "Hemos perdido la costumbre, (...) antes era una cosa muy habitual. Entonces es muy bueno, muy positivo, que todo el mundo cuando venga al médico nos diga qué temperatura ha tenido, porque nos da una referencia de lo que está pasando".
Asimismo, el experto explica cómo podríamos obtener nuestra propia "temperatura media": "El sistema sería coger un período de invierno y un período de verano. Tomar a primera hora de la mañana, una semana, a ver qué temperatura tenemos y hacer lo mismo a última hora de la tarde".
"Si hacemos un registro, yo creo que todos podríamos saber nuestra temperatura media", concluye.