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El 'Brexit', una píldora amarga para pescadores y agricultores: "Se han cargado nuestro sector"

  • Los pescadores fueron presentados como los símbolos de la pérdida de soberanía de Londres frente a la Unión Europea
  • Muchos de los problemas provocados por el divorcio siguen sin resolverse y lastran la dinámica económica

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En Brixham, los pescadores británicos traicionados por el Brexit

En el puerto pesquero de Brixham, en el suroeste de Inglaterra, hablar del Brexit no es tarea fácil. "¡Ya estamos fuera, no hay nada que decir!", grita un pescador desde la cubierta de un barco. Otro, Peter, de 49 años, se deja finalmente convencer: "Seguimos teniendo los barcos franceses faenando a seis millas náuticas de nuestras costas. Con el Brexit nos dijeron que los echarían, pero no fue así", dice Peter que, además, se limita a añadir que quería estar fuera de la Unión Europea "antes de subirse de nuevo al Sophie Jane of Ladram", uno de los arrastreros atracados en Brixham.

Trabajo rutinario en la lonja de Brixham

Trabajo rutinario en la lonja de Brixham RNE / Guillaume Bontoux

Recuperar el control exclusivo de las aguas británicas, echar a los pescadores europeos o acabar con las cuotas de Bruselas. Todas estas frases formaron parte de la retórica de los defensores del Brexit durante la campaña del referéndum de 2016. Los pescadores fueron entonces presentados como los símbolos de la pérdida de soberanía de Londres frente a la Unión Europea. A pesar de representar menos del 0,1% del producto interior bruto del Reino Unido, la industria pesquera se convirtió entonces en asunto central del debate y de las negociaciones posteriores a la salida.

“En el momento del referéndum, los políticos parecían interesarse por la pesca, pero en realidad no la entienden y les da igual”, se queja Tom en el muelle de Brixham. Tiene 37 años, lleva más de 20 trabajando como pescador. Desde 2020 es dueño de su barco: “Los políticos acabaron con nuestro sector. Se lo cargaron”, asegura. Tom votó por a favor del Brexit, al igual que Peter y la inmensa mayoría de los pescadores británicos, de hecho más del 90% tenían intención de hacerlo, según una encuesta previa. Cinco años después de la salida, se siente traicionado y defraudado: "No cumplieron con sus promesas, nuestra industria se debilitó, y estamos en una situación muy difícil", lamenta.

Fin del acceso directo al mercado europeo

El acuerdo de comercio y cooperación alcanzado entre Londres y Bruselas a finales de 2020 aumentó algunas cuotas para los pescadores británicos en sus aguas territoriales, y amplió la soberanía del Reino Unido sobre una parte de su zona económica exclusiva. Estos “logros”, como los presentó el entonces primer ministro Boris Johnson, no compensaron la principal consecuencia del Brexit para los pescadores británicos: el fin del acceso libre al mercado europeo. Este representa el 70% de las exportaciones de productos del mar del Reino Unido.

Tom, pescador, frente al muelle de Brixham.

Tom, pescador, frente al muelle de Brixham. RNE / Guillaume Bontoux

"Antes, los pescadores del sur de Inglaterra podían vender sus capturas en los mercados franceses, belgas o neerlandeses, según la demanda. Ahora no lo pueden hacer. Necesitan mucho papeleo administrativo, certificados veterinarios. Significa más tiempo y recursos para ellos, y mucho no lo tienen", explica a Radio Nacional Barry Young, director del Brixham Fishmarket, una de las principales lonjas del Reino Unido. El mercado, reconoce Young, es uno de los ganadores del Brexit: “Después de la salida, nos convertimos en la única opción de los pescadores para vender sus capturas”.

En 2024, el Brixham Fishmarket vendió por más de 73 millones de euros de pescado, una cifra récord, que representa un aumento de 23 millones en comparación con 2017, antes de la salida de la Unión Europea. Eso no quiere decir que todo fuese sencillo: "Al principio pensábamos que iba a ser imposible. Nadie sabía lo que teníamos que hacer", recuerda Barry Young. "Tuvimos que adaptarnos y crear una infraestructura de transporte y otra para la administración. Nuestros gastos se dispararon. Ahora generamos más dinero, sí, pero también tenemos unos gastos mucho más importantes por culpa del Brexit", sentencia.

Un 15% de pescadores menos

El director del Brixham Fishmarket votó a favor de la salida, como más del 60% de los habitantes de Brixham: "Lo volvería a hacer", admite "por egoísmo, porque a mí me ha ido bien, pero sé que muchos pescadores están sufriendo". "El Brexit debilitó todavía más un sector que ya lo estaba pasando mal", añade Young. Según los datos oficiales, desde la salida en 2020, el número de pescadores en el Reino Unido se redujo en un 15 % y, la flota de barcos, en un 8%.

Colas de rape listas para la venta en el mercado de pescado de Brixham
Colas de rape listas para la venta en el mercado de pescado de Brixham

Colas de rape listas para la venta en el mercado de pescado de Brixham RNE / Guillaume Bontoux

El número de explotaciones agrícolas británicas también bajó en los últimos años: 7.000 menos entre 2020 y 2024. Esa tendencia no se puede atribuir únicamente al Brexit, ya que el sector también sufrió las consecuencias de la pandemia y de la guerra en Ucrania, pero el divorcio con la Unión Europea no ayudó. En 2023 había provocado la reducción en un 16% de las exportaciones agrícolas británicas hacia la Unión Europea en comparación con los años previos al Brexit. "Fue un shock. No era la primera crisis que había vivido, pero esta no hizo entrar en algo totalmente desconocido", cuenta a Radio Nacional Robert Lasseter.

Robert Lasseter, agricultor
Robert Lasseter, agricultor

Robert Lasseter, agricultor RNE / Guillaume Bontoux

Lasseter forma parte de los agricultores que defendieron la permanencia en la Unión Europea. Una minoría en una profesión que votó en un 60% a favor del Brexit. Instalado entre Weymouth y Dorchester, en el suroeste del Reino Unido, cultiva 160 hectáreas de cereales, sobre todo maíz y trigo. Hasta 2022, destinaba una parte de su producción a alimentar sus cerdos. Desde la colina donde se ubica su explotación y su casa, todavía se ve, en el fondo del valle, la granja que albergaba los 250 animales. Ya no está en funcionamiento: "La industria porcina ha sufrido mucho con el Brexit. No era el plan inicial", explica el agricultor.

Escasez de trabajadores

"Se suponía que nuestro sector se iba a beneficiar", recuerda Lasseter: "Como importábamos el 40% de la carne de cerdo que consumimos desde la Unión Europea, se pensaba que, al imponer barreras comerciales y aranceles, los precios del cerdo subirían en el Reino Unido y saldríamos ganando", argumenta Robert, que lo había leído en un informe del Consejo de Desarrollo de la Agricultura y Horticultura, un organismo público: "¿Cómo no lo iba a creer?", sonríe cuestionado. "Sonaba muy bien, pero fue falso al 100%", sentencia. Ante el riesgo de desabastecimiento y la imagen de estanterías vacías en los supermercados, el Gobierno no frenó la llegada de carne de cerdo europeo: "Los precios no mejoraron, mientras que para nosotros se hizo más difícil exportar hacia la UE, y nuestros márgenes se redujeron", explica.

"También se complicó la contratación de personal", apunta Lasseter. El fin de la libre circulación de las personas ha provocado escasez de trabajadores en el sector agrícola: "Nos cuesta más, y más todavía a los agricultores que tienen frutas y necesitan mano de obra a tiempo parcial", reconoce Robert, que se queja, además, de la falta de claridad sobre las ayudas estatales que han ido reemplazando las subvenciones europeas de la Política Agraria Común: "Es un lío absoluto y nadie sabe cómo hacerlo bien para pedirlas. Este dinero no llega a los pequeños agricultores", recuerda.

Lasseter acabó tirando la toalla. Se fue deshaciendo poco a poco de sus cerdos, y vendió su granja el verano pasado. A sus 66 años, piensa ahora en retirarse: "Una de las consecuencias del Brexit fue acelerar la concentración en el sector. En el futuro solo irán quedando grandes compañías en el Reino Unido". Padre de dos hijos, Lasseter asegura estar aliviado de que no hayan decidido seguir sus pasos: “Ya no hay sitio para pequeños agricultores como yo”.