Uno de cada tres jóvenes emancipados tienen que pedir ayuda a sus familias para pagar el alquiler
- Según un informe del Consejo de Juventud, casi la mitad destina más del 40% a pagar la vivienda
- El 81,9% de los jóvenes que viven de alquiler preferirían comprar una vivienda
Uno de cada tres jóvenes emancipados en España tienen que pedir ayuda a sus familias para pagar el alquiler. Se trata de una de las principales conclusiones del Informe sobre las condiciones de la juventud emancipada en España publicado este jueves por el Consejo de Juventud en España (CJE). "Ahora mismo, en España, si una persona joven quiere emanciparse, depende mucho de la suerte que haya tenido en el entorno y las condiciones de este entorno para poder ayudarle a afrontar ese pago", explica a RTVE.es el responsable del área socioeconómica del CJE, Javier Muñoz.
El documento concluye que la juventud se encuentra en un momento crítico de acceso a la vivienda que, unido a los altos precios, las malas condiciones o los conflictos con los caseros, obliga a los considerados como "afortunados" a mudarse varias veces.
El 40% del salario a pagar el alquiler
Según los datos más recientes de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, más de uno de cada cuatro jóvenes (27,4%) se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social. "Más allá de que una persona joven tenga un empleo, el salario no es suficiente por los altos precios que tenemos", señala Muñoz.
El informe refleja que el 34,5% de los jóvenes que logran independizarse ingresa menos de 1.000 euros netos al mes (siendo el salario mediano de una persona joven en España de 1.048 € al mes). Una situación que se agrava en el caso de las mujeres, cuyo porcentaje está cuatro puntos por encima del total.
Esta situación de precariedad se suma al dato de que casi la mitad destina más del 40% a pagar la vivienda. "Aun compartiendo el alquiler forzosamente para precisamente repartir estos gastos con otras tres o cuatro personas, tenemos que destinar parte de nuestro salario", detalla el experto.
La mayoría se ve obligada a vivir de alquiler
Siete de cada diez jóvenes emancipados viven de alquiler y solo el 5,5,% tiene una vivienda propia cedida o donada, la mayoría recibida por parte de algún familiar. El documento refleja, además, que una persona joven emancipada que vive de alquiler visita alrededor de 3,6 viviendas antes de decidirse a dar el paso. Incluso, - Incluso, un cuarto de ellos llegó a visitar más de cuatro viviendas.
El 81,9% de los jóvenes que viven de alquiler preferirían comprar una vivienda si tuvieran la posibilidad económica. "Las personas jóvenes no podemos elegir la manera de emanciparnos", comenta Muñoz, quien resalta que la mayoría alquila por obligación, no por elección, debido a la dificultad de ahorrar para una entrada y a los altos precios de la vivienda. "Compartimos la casa entre tres o cuatro personas que ni conocemos", añade.
El precio del alquiler ha subido un 13,6% en 2024, mientras que el de la compraventa ha aumentado un 5,7%. En grandes ciudades como Madrid y Barcelona, 7 de cada 10 jóvenes pagan más de 700 euros mensuales solo en alquiler. En municipios pequeños (menos de 10.000 habitantes), cerca del 40% paga menos de 500 euros al mes.
Condiciones precarias y de incertidumbre
Muñoz destaca que "no es solamente que la juventud tenga casi imposible acceder a una vivienda, sino que cuando lo hace es de una manera absolutamente precaria". Pese a que solo una minoría de la juventud logra emanciparse (14,8%), "alcanzar este hito no implica mejorar en calidad de vida ni en estabilidad".
El informe señala que las condiciones de estos jóvenes son, por lo general, precarias. "Sus viviendas suelen ser más pequeñas, con peores condiciones de mantenimiento y menos seguras que las que podrían optar otras franjas de población".
También señalan el mal estado en términos de reparaciones y de instalaciones, ya que no suelen cumplir con los estándares básicos de habitabilidad. En este sentido, los datos reflejan "una grave desprotección de la juventud en el mercado de alquiler" en favor, según señala Muñoz, de los propietarios. "Uno de cada dos manifiesta haber tenido problemas con el propietario de la vivienda en la que reside, principalmente por no arreglar o pagar aquello que le corresponde, pero también por subidas injustificadas".
A esto se suma, según destaca Muñoz, "las barreras económicas, siendo algunas de ellas incluso ilegales". Es el caso de las comisiones inmobiliarias (prohibidas desde la última reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos) o el pago de fianzas abusivas, que dificultan, aún más, el acceso a la vivienda.
“Sus viviendas suelen ser más pequeñas, con peores condiciones de mantenimiento y menos seguras“
El importe medio de la fianza es de 747,6 euros, pero para los jóvenes de 27 a 30 años suele ser mayor. "Si ya nos cuesta ahorrar 100 € al mes, es imposible tener que afrontar dos mensualidades de golpe y no disponer luego de ese dinero".
Impacto en la salud y el bienestar
Otra de las conclusiones tiene que ver con la influencia de la inestabilidad económica y residencial en la salud mental de los jóvenes, con un mayor impacto en las mujeres. "En un estudio realizado por el Consejo de Juventud y el Consorcio Juvenil de España junto con Oxfam Intermón vimos la clara incidencia que tiene en las condiciones materiales en la salud mental, con un elevado número de casos de depresión y ansiedad".
Muñoz explica que al tener un salario insuficiente que se queda, prácticamente, absorbido por el alquiler, hace que los jóvenes no puedan acceder a la atención psicológica. "De hecho, en el estudio se observa que la principal causa por la que las personas que no asistían al sí al psicólogo era por los gastos relacionados con la vivienda". Los datos también reflejan que aquellas personas con peores condiciones materiales tienen mayores ideas suicidas o mayores problemas de salud mental.
"El no tener una vivienda digna, una incertidumbre continua sobre nuestro futuro y unos trabajos inestables tiene una incidencia determinante en nuestra salud mental". En este sentido, Muñoz defiende que es urgente que las administraciones públicas empiecen a colaborar para realizar políticas públicas no solo a largo plazo, sino también a corto plazo. "Es importante dotar de soluciones urgentes a la juventud que nos permita tener una ciudadanía de pleno derecho para poder desarrollarnos y emanciparnos", concluye.