Doñana registra un nuevo mínimo histórico de aves acuáticas invernantes en 2024, otro año con las lagunas secas
- La marisma apenas ha estado inundada 35 días, cuando la media histórica es de 62, según la Estación Biológica de Doñana
- Un año con menos lluvias y el descenso del acuífero provoca que se sequen lagunas antes consideradas permanentes
Doñana sigue sufriendo. En 2024 el parque nacional, uno de los humedales más importantes de Europa, registró un nuevo mínimo histórico de aves acuáticas invernantes durante el invierno y la segunda peor cifra anual desde que comenzaron los registros hace medio siglo.
Concretamente, el número de aves censadas durante enero de 2024 en este espacio natural andaluz fue de tan solo 43.989, la cifra más baja de toda la serie histórica de datos para un mes de enero, según el informe Estado de la biodiversidad en Doñana 2024, presentado este viernes en Sevilla.
El bajo número de aves se explica principalmente por la escasa inundación en marismas y lagunas tras un año cálido y seco. La marisma de Doñana se ha mantenido inundada apenas 35 días, cuando la media histórica es de 62,75 días, y la laguna de Santa Olalla, la más grande del parque y antes considerada permanente, se ha vuelto a secar por tercera vez consecutiva a principios de octubre, señala el informe, elaborado por la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EBD-CSIC).
"La situación de la biodiversidad en Doñana sigue siendo mala. Hay una leve mejora porque llovió la primavera pasada y eso fue positivo, pero falta mucho recorrido para recuperar los sistemas naturales de los que depende Doñana: el acuífero y la marisma", ha señalado en la rueda de prensa de presentación de los datos Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana.
Un descenso "preocupante" de las aguas del acuífero
La precipitación anual sigue por debajo de la media, y aunque ha mostrado un ligero aumento en comparación con los últimos cuatro años, estos fueron excepcionalmente secos. "Por lo tanto, esta comparación no se puede considerar un indicador fiable de una mejora sustancial en el estado hídrico de Doñana", señalan los investigadores.
En cuanto a las aguas subterráneas, se observa una "preocupante tendencia descendiente en el nivel freático continuo desde 2020 hasta la actualidad", con un descenso en medio de 1,61 metros en estos cuatro años. Esto tiene una implicación directa sobre las lagunas, ya que, a diferencia de las marismas, estas dependen principalmente del nivel freático del acuífero.
De hecho, la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, se llegó a secar en los meses de agosto de 2022 y 2023. Nuevamente ocurrió en 2024, aunque en esta ocasión se produjo a finales de septiembre, debido a la ausencia de lluvias y a la alta evapotranspiración. Este hecho es especialmente significativo, ya que Santa Olalla había sido considerada una laguna de carácter permanente, capaz de mantener agua durante todo el año.
Hasta ahora, no se había registrado una desecación tan intensa, ni siquiera durante los periodos de sequía extrema de las décadas de 1990 y 2000. Además, otras lagunas importantes del área, como la laguna Dulce y la laguna de Sopetón, también se han secado en septiembre de 2024 y llevan haciéndolo recurrentemente varios ciclos.
Casi 4.000 hectáreas se riegan con agua robada al acuífero
Aunque el informe no entra en las causas sobre la desecación del acuífero, la organización ecologista WWF ha llevado a cabo estos días un análisis que culpa directamente a la extracción ilegal de agua. Concretamente, cifra en 3.983 las hectáreas que se riegan con agua extraída ilegalmente, el equivalente a 4.827 campos de fútbol, en el acuífero de Almonte-Marismas, en Doñana.
Esto, según ha indicado la organización en un comunicado, "confirma el grave problema del robo del agua y el aumento de la superficie ilegal regada en este acuífero", una realidad que pondrá en conocimiento de la Unesco, ya que impacta en los valores universales excepcionales (VUE) del espacio natural por los que fue declarado Patrimonio de la Humanidad hace 30 años.
En esta fotografía vemos el Parque de Doñana en el año 2010
y aquí en el 2020.
Así se ha secado el parque en los últimos 10 años.
Ahora sabemos que las marismas podrían secarse del todo
en un periodo de entre 42 y 189 años,
y eso a escala climática es muy poco tiempo.
"Esta laguna está totalmente seca
y esta también está totalmente seca.
Las precipitaciones, con el tiempo, disminuyen
y las temperaturas, todo lo contrario,
van creciendo con el tiempo.
A esto hay que añadir, lógicamente,
las estaciones ilegales que se hacen del acuífero".
Y esto podría hacer que Doñana desapareciera.
Es el pronóstico de investigadores de Sevilla y Perú
después de recopilar durante 11 años,
miles de datos y casi 800 fotografías satélite.
"Cuando un ecosistema, como las marismas de Doñana,
disminuyen las láminas de agua,
toda la fauna que hay alrededor de esta cantidad de agua,
también se ve afectada".
Se destruiría el ecosistema
y los vecinos de las poblaciones cercanas vivirían peor.
Al no haber agua estarían mucho más expuestos al calor.
"Lo que hace falta, no es solo que llueva un año,
sino que sea una lluvia más sostenida en el tiempo".
Y erradicar, dice, la extracción de agua ilegal
para regadíos si queremos mantener vivo
uno de los humedales más valiosos de Europa.
En total, señala el informe, el agua robada equivale a unas 4.226 piscinas olímpicas (14,37 hm³); asimismo, precisa que el 42 % de estas extracciones ilegales se las llevan los cultivos bajo plástico de frutos rojos concentrados en la masa de la Rocina.