El M23 rompe su propio alto el fuego humanitario y toman la ciudad congoleña de Nyabibwe, en la provincia de Kivu Sur
- La milicia M23 inició su ofensiva contra la República Democrática del Congo hace ocho días
- Los combates han dejado cientos de miles de muertos, heridos y desplazados


El alto el fuego humanitario en Goma apenas ha durado 24 horas. Los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23), que luchan contra el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC), han roto este miércoles el alto el fuego que ellos mismos declararon por razones humanitarias y han tomado la ciudad de Nyabibwe, en la provincia de Kivu Sur, al este del país, según las autoridades locales.
"Esta es una prueba clara de que el alto el fuego unilateral que se había declarado era, como siempre, un señuelo", ha señalado el portavoz del Gobierno congoleño, Patrick Muyaya.
"Los combates se han reanudado en la localidad de Nyabibwe, después de que los rebeldes del M23 y los soldados ruandeses (a cuyo país acusa el Gobierno congoleño de apoyar a la milicia, algo confirmado por la ONU) atacaran las posiciones de nuestras fuerzas", ha declarado a la Agencia EFE el gobernador de Kivu Sur, Jean-Jacques Purusi.
Los enfrentamientos comenzaron sobre las 5 de la mañana y a las 9 la ciudad cayó en manos de los rebeldes, según han afirmado fuentes locales. "La situación es muy complicada. En Nyabibwe ya no están sus habitantes, han huido a otros lugares", ha asegurado el presidente de la sociedad civil en el territorio de Kalehe, donde se encuentra la localidad, Delphin Mbiri.
Nyabibwe se encuentra a unos 70 kilómetros de Bukavu, la capital provincial con algo más de un millón de habitantes que el M23 aseguró no querer ocupar este lunes, a pesar de que la semana pasada el grupo declaró su intención de "continuar la marcha de liberación hacia Kinsasa", la capital congoleña. "Era de esperar esta violación del alto el fuego, porque estos rebeldes no mantienen su palabra", ha destacado Purusi.
Este avance podría indicar un nuevo avance hacia Bukavu que el M23 lanzó por primera vez después de tomar Goma la semana pasada.
Un alto el fuego de apenas 24 horas
Los rebeldes declararon el alto el fuego justo una semana después de conseguir ocupar, tras días de fuertes combates, la ciudad de Goma, donde viven unos dos millones de personas y donde tienen su sede ONG internacionales e instituciones de la ONU. La toma de la ciudad más grande del este de la RDC ha desplazado a cientos de miles de personas y ha generado el temor a una guerra regional más amplia.
En Goma la situación ha mejorado levemente: la actividad económica ha empezado a reactivarse progresivamente y algunos ciudadanos cuentan de nuevo con electricidad, apenas disponible durante los últimos días, pero el agua potable sigue escaseando.
Aun así, el número de muertos registrados por los combates en esta urbe y sus alrededores no hace más que subir: aunque la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) cifró en 900 los fallecidos, el Gobierno congoleño afirmó a última hora del lunes que ya se han enterrado 2.000 cadáveres en la zona.
El último informe de la OCHA alerta de que "muchos cadáveres cubren todavía las calles de la ciudad" y mantiene en 2.880 los heridos admitidos en centros médicos entre el 26 y el 30 de enero, cifra que dio el pasado sábado el Gobierno congoleño. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la sube a 2.958 heridos.
Un conflicto con raíces en la época colonial
No es la primera vez que el M23 ocupa Goma: los rebeldes ya tomaron el control de la ciudad durante diez días en 2012, antes de que la presión internacional forzara su retirada.
La ofensiva del M23, un grupo armado formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994, ha incrementado la tensión con la vecina Ruanda: el Gobierno congoleño acusa a Kigali de apoyar al M23, algo que ha confirmado la ONU. Kinsasa también acusa al país vecino de utilizar a la milicia para saquear valiosos yacimientos de oro, coltán, estaño y otros minerales. Ruanda afirma que está actuando en defensa propia y para proteger a la población étnica tutsi.
Por su parte, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo fundado en el año 2000 por cabecillas del genocidio y otros ruandeses exiliados para recuperar el poder político en su país, una colaboración que también ha sido corroborada por la ONU.
La actividad armada del M23 se reanudó en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño en Kivu Norte y, desde entonces, avanzó por varios frentes hasta alcanzar Goma. Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco).