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Pasos para entender las facturas de luz y de gas y conseguir ahorrar

  • Según la OCU, solo un 11% de consumidores comprende por completo sus facturas de luz y de gas
  • Enrique García, portavoz de la OCU: "Si te suena el nombre de la compañía, estás en el mercado libre, si no, en el regulado"

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La economía familiar se adapta a las subidas y bajadas en la luz y el gas de los últimos años.
La economía familiar se adapta a las subidas y bajadas en la luz y el gas de los últimos años. ISTOCK

¿Entiendes tu factura de la luz? ¿Y la del gas? Si la respuesta es no, no estás solo. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), solo un 11% de consumidores las comprende por completo. Y no es de extrañar. Que si subidas y bajadas de precios, que si un martes por la noche la electricidad es más barata, pero la semana siguiente es el domingo a mediodía, y la de después el jueves a la hora de comer...

Descifrar los recibos nunca ha sido una tarea sencilla, o al menos intuitiva, y con los acontecimientos geopolíticos excepcionales de los últimos años, todo se ha vuelto mucho más confuso. Como resultado, no solo son pocos los que entienden sus facturas, sino menos aún los que las revisan.

Sin embargo, prestar atención a ciertos detalles podría ahorrarte una cantidad significativa de dinero cada mes. ¿Qué debemos tener en cuenta? ¿Cuándo conviene cambiar de tarifa? ¿Qué tipo de contrato nos beneficia más? En Economía de bolsillo, Enrique García, portavoz de la OCU, nos da las claves para entender nuestras facturas y maximizar el ahorro.

Primer paso: saber en qué mercado estamos

"Hay un problema serio en cómo se presenta la información referente a la factura de la luz y del gas", explica García. La falta de claridad hace que la mayoría de consumidores no sepan interpretar sus recibos. De hecho, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el 74% de los usuarios tres de casa cuatroni siquiera sabe si su compañía pertenece al mercado libre o al regulado. Y esta desinformación, insiste el experto, nos deja vulnerables.

"Estamos en manos de la publicidad de las empresas, lo que nos lleva a no saber qué tipo de contrato hemos firmado porque solo tenemos de referencia el precio final", subraya el experto.

Y un dato, solo una cifra aislada, no es suficiente. Lo ideal sería comprender todas las páginas que componen el recibo que nos llega a casa.

Cada factura tiene dos partes fundamentales: el coste fijo, por el acceso al servicio, y coste variable, según el consumo que hagamos. "Pagamos para que nos llegue la luz y pagamos por la cantidad de luz que nos llega. Ambos componentes se suman y eso da el precio final", señala García. Y lo primero es identificar quién nos envía la factura porque, a partir de ese dato, sabremos también si estamos en el mercado regulado, ese que "tiene una tarifa aprobada en el BOE con el nombre de Precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC), o en el mercado libre", donde las tarifas son fijadas por las comercializadoras.

¿Cómo saberlo? Es sencillo, solo hay que leer. "Si el nombre de la comercializadora te suena, estarás en el mercado libre. Si no te suena, tendrás una tarifa PVPC o regulada", comenta García. Una vez esto quede claro, lo siguiente, apunta, es analizarnos a nosotros mismos.

Mercado libre o mercado regulado: ¿cuál te conviene más?

La gran diferencia entre ambos mercados es el tipo de tarifas. No obstante, aunque las variaciones monetarias entre unas y otras puedan ser significativas, la actitud del consumidor es la que debería guiar la decisión final.

"Si eres un usuario pasivo, que mira sus facturas de vez en cuando y por encima, lo que más te conviene es el PVPC porque tiene una tarifa media, ni muy cara ni muy barata, que te evita sustos", señala García.

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Por el contrario, si eres más proactivo y estás atento a la evolución de precios y fechas de renovación, el mercado libre puede ofrecer mejores oportunidades. "Dependiendo del momento, se encuentran ofertas más baratas que en el PVPC, pero requiere que el consumidor sea vigilante", advierte el experto. "En circunstancias normales, en el mercado libre hay ofertas mejores y más baratas que en el PVPC, pero también las hay peores y muy malas".

Con el gas ocurre algo similar. Aunque la frecuencia del pago –la factura del gas es obligatoriamente bimestral– varía, el sistema es muy parecido. Existe un mercado libre y otro regulado. "El mercado regulado en el del gas se llama Tarifa de Último Recurso o TUR", explica el portavoz de la OCU desde donde, recuerda, recomiendan "a todo el mundo cambiar su contrato a TUR". Al menos hasta que la situación geopolítica se estabilice.

"Actualmente, la TUR es un 13% más barata que todas las tarifas del mercado libre, ya que el precio del gas sigue condicionado por la guerra en Ucrania", señala el experto.

Segunda clave: saber cuándo acaba tu contrato y cuánto consumes

Una vez se tenga quién nos vende lo suministros y en qué mercado nos encontramos, es fundamental no desentenderse. Hay que hacer un seguimiento de los recibos. No solo para evitar sustos, sino para evitar renovar el contrato con condiciones, cuanto menos, desfavorables.

"Hay que saber siempre la fecha de renovación de nuestras tarifas. En el mercado libre es cuando te ofrecen descuentos atractivos que luego desaparecen, dejando un precio incluso de hasta tres veces más alto", advierte García. Para cuidarnos en futuros disgustos, asegura, lo mejor siempre es comparar distintas ofertas y no casarse con ninguna empresa.

Tercer consejo: comparar y no aceptar nunca nada a la primera

Especialmente, es clave huir de las llamadas telefónicas de comercialización. "Podemos escuchar lo que nos dicen, pero nunca contratar nada directamente en la primera llamada", aconseja el experto con motivos justificados: "esas contrataciones suelen salir caras porque se dan unas condiciones verbales que no luego no se reflejan en el contrato escrito, es decir, te engañan".

Para evitar males mayores, lo mejor es consultar en comparadores oficiales, como el de la OCU o el de la CNMC, ver la tarifa que te han ofrecido, compararlo y pensarlo". Y ya sí, una vez estamos seguros, contratar.