Las torres eólicas españolas esquivan el impacto del arancel de la Justicia estadounidense tras salir del mercado
- Siemens Gamesa lleva dos años sin exportar torres eólicas fabricadas en España a Estados Unidos
- El foco de estas empresas está en Europa, un mercado suficientemente grande como para absorber la capacidad de producción


El arancel del 28,55% impuesto por la Justicia de Estados Unidos (EE.UU.) a las torres eólicas fabricadas en España no tendrán mayor impacto para el sector, ya que su estrategia de exportación a este mercado se encuentra actualmente cerrada por las políticas estadounidenses de defensa comercial.
En el caso de Siemens Gamesa, la imposición del arancel no le afectaría porque, desde hace al menos dos años, no exporta torres fabricadas en España a EE.UU., según han explicado a EFE fuentes del sector consultadas a raíz de la sentencia del Tribunal de Comercio Internacional de EE.UU., conocida en la víspera.
De acuerdo con la notificación de la decisión judicial, que recoge este martes el Registro Federal o Boletín Oficial del Estado (BOE) estadounidense, el pasado 28 de enero, el tribunal emitió su fallo final en el caso "Siemens Gamesa Renewable Energy contra Estados Unidos", iniciado a comienzos de esta década.
El origen de los aranceles
La investigación partió de la denuncia de la Wind Tower Trade Coalition, la asociación de fabricantes de torres eólicas estadounidense, que sostenía que la producción procedente de España estaba siendo vendida por debajo de un precio "razonable".
En julio de 2021, Washington confirmó los aranceles a grandes empresas de renovables españolas por haber incurrido en esta práctica, con la que habrían conseguido un supuesto margen de dumping del 73%.
Lo hizo basándose en un documento de la Comisión de Comercio Internacional, dependiente del Departamento de Comercio de EE.UU., que señalaba a Heizea Wind, Siemens Gamesa, Acciona, Kuzar, Vestas y Windar.
Aunque la decisión se adoptó con Joe Biden como presidente, las pesquisas de la Comisión de Comercio Internacional se hicieron públicas por primera vez a finales de 2020, y abarcaban las importaciones desde el 1 de julio de 2019 al 30 de junio del año siguiente.
Es decir, comenzaron bajo el primer mandato de Donald Trump (2017-2021), que impuso aranceles a la importación del acero y el aluminio europeos, así como sobre las aceitunas, el aceite de oliva o el vino de Francia, Alemania, España y Reino Unido.
¿Por qué no se exporta?
La medida fue recurrida por dos de las compañías nombradas: Siemens Gamesa y Windar. Precisamente, el documento que se avanzó este lunes pone fin al periplo de dichos recursos, acordando una rebaja de los aranceles del 73% al 28,55% a aplicar sobre el sector y no sólo a estas dos firmas.
Respecto a su posible impacto, distintas fuentes coinciden en que las exportaciones de torres eólicas a EE.UU. se frenaron después de que el gigante americano aprobara un arancel del 73% que, directamente, cerró este mercado.
En ese momento, recuerdan, los fabricantes optaron por reorientar su producto, enfocándose en mercados de proximidad que dieran seguridad jurídica y una mejor estabilidad. Fue entonces cuando la demanda de Europa llegó "al rescate" de los tramos de torres que se estaban exportando desde España a suelo estadounidense.
Sin embargo, aclaran, no sólo se dejó de enviar producción por los aranceles, sino también por la IRA o Ley de Reducción de la Inflación, promulgada bajo la Administración Biden, un mecanismo de actuación fiscal que, explican, cambió las reglas del mercado.
Y es que, lamentan, ahora mismo es "muy difícil" que España pueda exportar un producto que resulte igual o más competitivo que uno hecho en EE.UU. por los incentivos que procura la IRA a la industria que se establezca allí.
Europa, un mercado a consolidar
La caída del arancel al 28,55% podría hacer pensar que existen mejores condiciones para la exportación. No obstante, las fuentes dudan de que pueda haber "hueco" en este mercado para las empresas españolas, porque su estrategia "ya se ha perdido" y por la incertidumbre que generan decisiones "tan radicales".
Su foco, por el contrario, está en el Viejo Continente, al ser un mercado que ven lo suficientemente ambicioso y grande como para absorber la capacidad de producción que se tiene en Europa y, sobre todo, en España.
Desde su punto de vista, la política "sensacionalista" de EE.UU. está "agitando la coctelera del comercio internacional", hasta el punto de obligar a la Unión Europea (UE) a crear un mercado local propio o a que la producción interior ocupe el espacio que ahora tienen las fabricaciones de terceros países.
En mitad del debate por el "drill, baby, drill" (perfora, cariño, perfora) con el que Trump ha defendido la explotación de hidrocarburos, las mismas fuentes mantienen la esperanza en que pueda haber políticas energéticas e industriales competencia de los Estados de EE.UU. que puedan reequilibrar las decisiones de Washington.
Y ponen de ejemplo la apuesta por la eólica 'offshore' de Carolina del Norte o Virginia, donde no creen que "se vaya a tirar a la basura" el desarrollo logístico y el crecimiento de puertos y de capacidad industrial que la energía renovable ha generado en la zona.