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Conferencia de Seguridad de Múnich 2025: Ucrania en el centro, pero con la mirada en China y Estados Unidos

  • La cumbre no contará con la presencia de Donald Trump, aunque sí estará el vicepresidente de EE.UU.
  • La reunión estará marcada por la nueva administración Trump, las negociaciones con Ucrania y la pugna con China

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Las banderas alemanas y europeas ondean junto a la de Estados Unidos en la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Múnich antes de la llegada del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance.
Las banderas alemanas y europeas ondean junto a la de Estados Unidos en la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Múnich antes de la llegada del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance. TOBIAS SCHWARZ

La Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC por sus siglas en inglés) vuelve un año más desde el 14 hasta el 16 de febrero con varias novedades en el escenario internacional y, por extensión, en la cumbre. La principal, además de Ucrania, es el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

"Pese a que tenemos muchos participantes del sur global, pero el núcleo sigue siendo transatlántico, por lo que la seguridad europea y la guerra en curso en Ucrania serán temas clave en la agenda", establece la jefa de política de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Nicole Koenig.

Conocida como el "Davos de la seguridad" o los "Óscar de los expertos en políticas de seguridad", la MSC es un foro informal que reúne desde 1963 y anualmente a jefes de Estado, ministros de defensa, diplomáticos y expertos en relaciones internacionales. Una reunión de alto nivel a la que, sin embargo, Trump no asistirá.

Sí estarán presentes su segundo de a bordo, el vicepresidente J.D. Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio. Ambos deberán enfrentar a una Europa preocupada por las amenazas arancelarias del mandatario estadounidense, sus planes para la OTAN y sus amenazas hacia Canadá y Groenlandia. El informe preliminar de la MSC de este año lo advierte: Estados Unidos ya no es visto como el garante del orden internacional liberal de antaño.

"Desde el miércoles, Estados Unidos habla de un posible relevo en la responsabilidad en la defensa convencional [presencia de tropas estadounidenses] en Europa, por lo que la atención mediática va a estar en las contribuciones de cada miembro de la OTAN, la responsabilidad de sus miembros y sus funciones", enuncia el investigador principal de Seguridad y Defesa del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga.

También acudirá China a través de su ministro de Exteriores, Wang Yi. Un habitual en la conferencia, quien además tiene previsto acudir posteriormente a un foro sobre gobernanza global en Naciones Unidas y al G20 el 20 y 21 de febrero. Por su parte, y tras su parada en Múnich, Marco Rubio viajará a Oriente Próximo del 15 al 18 de febrero en la que será su primera visita a la región como secretario de Estado. Ambas diplomacias actúan como un juego de contraposiciones.

"La presencia de Estados Unidos y China en Múnich será un ejercicio sobre la percepción interna y externa que poseen ambos países", revela Arteaga. "Buscarán presentarse como Estados importantes, interlocutores ineludibles capaces de decidir sobre las cosas de interés mundial. Y esto contendrá tanto un lenguaje de confrontación como de cooperación que modularán en función del interés nacional", advierte.

Novedad en el frente

Como cada año desde el inicio de la invasión, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asistirá a la MSC con la esperanza de avanzar hacia una resolución del conflicto. Se espera que sostenga reuniones con altos funcionarios estadounidenses, incluyendo al enviado especial para Ucrania, Keith Kellogg.

Sin embargo, Kellogg ya ha señalado que EE.UU. no presentará un plan para la paz durante la conferencia, pese a que esta semana Trump ha mantenido contactos tanto con Putin como Zelenski con vistas a un posible fin de las hostilidades.

"Anteriormente, Trump había dicho que quería llegar a un acuerdo en 24 horas tras asumir la presidencia, y después habló de cómo, a más tardar, serían seis meses", corrige Koenig. "El punto es que el presidente no es famoso por buscar consultas multilaterales; prefiere canales bilaterales, por lo que espero lo que los encuentros personales que veamos en Múnich permitan promover un enfoque más coordinado hacia Ucrania", concibe.

Hasta ahora, Zelenski ha sido receloso con cualquier diálogo que no contemplase la integridad territorial de su país. Entre medias, la Casa Blanca ha empleado tácticas de palo y zanahoria con Moscú y Kiev para acercar posturas. Cedido el testigo, Vance deberá enfrentar en la MSC preguntas sobre qué rol jugará una Europa que no aparece en las conversaciones de Trump con Rusia, ni siquiera cuando el presidente anunció el jueves que funcionarios estadounidenses y rusos se reunirían en la cumbre.

"Todo sería más fácil si la Unión Europea fuera como Rusia o Estados Unidos; es decir, un solo país y líder", sostiene Arteaga. "En cambio, tenemos una organización sin un liderazgo único ni una política de defensa común lo suficientemente desarrollada. Una situación que lleva tanto al presidente Putin como a Trump a la conclusión de que Europa no cuenta con un apoyo estratégico y que se debe arreglar exclusivamente entre potencias", añade.

Pese a las limitaciones, los líderes europeos presionarán a Vance para tener en cuenta al continente antes de llevar a cabo cualquier acuerdo. Dada la actitud de Trump frente a otros territorios en conflicto como Gaza, Europa no dudará en cuestionar si Estados Unidos –ya sea a través de la OTAN o de forma independiente– respaldará una posible fuerza de estabilización liderada dentro de Ucrania después de un cese del fuego.

"Podemos esperar el mensaje en la cumbre de que los europeos, si van a asumir la responsabilidad de la seguridad en el continente, necesitarán ser parte de la discusión y sentarse en la mesa de negociaciones", desarrolla Koening. "Y el encuentro puede ayudar a preparar el terreno para ello, no sólo mediante debates en los escenarios principales, también en las salas traseras, para que finalmente suceda".

Más competitivo que nunca

En la década de 1990, tras el fin de la Guerra Fría, el mundo pareció encaminarse hacia una era de cooperación global sin precedentes. La disminución del riesgo de una guerra entre grandes potencias, junto con la expansión de la democracia y el libre mercado, dio lugar a lo que se denominó el "orden internacional liberal". Un orden cuyo optimismo, según advertía el informe anual de 2024 de la MSC, "se ha desvanecido". Aunque con matices, la conferencia sostiene que el mundo enfrenta una clara división de bloques liderados por China y Estados Unidos.

En lugar de una gobernanza global eficaz, "hoy se observa una competencia feroz por el poder", reseña el documento. Lo que resulta más importante, "los aliados de antaño parecen competir para limitar medidas restrictivas a su comercio o política". El caso más reciente: los aranceles de Trump contra Europa.

Trump inicia una guerra comercial

Irónicamente, China, principal adversario de Trump en su guerra comercial, ha sido el mayor beneficiario del orden económico liberal desde el inicio de siglo. De igual forma, tal y como advertía la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la MSC de 2023, "[China] no es el mismo país que hace 10 años (…) Impulsa una agenda que resta importancia a las reglas universales [occidentales], mientras defiende la primacía de los intereses nacionales".

"Todas las administraciones desde el presidente Obama vienen confirmando que su espacio estratégico de interés es hacia Pacífico, tanto por la emergencia de China como potencia alternativa como porque sus intereses económicos y sus aliados preferentes estratégicos están en esa zona", comenta Arteaga.

Ya en octubre de 2022, la Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración Biden describió a la República Popular de China como "el único competidor con la intención de remodelar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo". Para Trump, esta perspectiva se mantiene.

"Solo tenemos que escuchar las palabras del secretario de Defensa estadounidense en el contexto del grupo de contacto de Ucrania, donde dijo claramente que la seguridad europea no será prioritaria debido a otras preocupaciones; en particular, el papel de China en el Pacífico, pero también la seguridad fronteriza", aclara Koenig. "Asimismo, Vance ya estuvo en la cumbre el año pasado como senador, y también compartió este mismo mensaje".

Para el gigante asiático, el énfasis occidental en el "orden basado en reglas" es hipócrita y apunta a preservar el statu quo de su dominación. Mientras, Ucrania espera que ese mismo orden basado en reglas y capitalizado por EE.UU. le otorgue una paz justa a su conflicto. Entretanto, la pregunta en esta MSC sobre si será posible evitar la confrontación entre aliados sigue en el aire.

"Hay que aprender a distinguir entre los titulares y en la letra pequeña del resultado, pues Trump está demostrando que, pese a ser un líder coactivo, si hay interés, es capaz de llegar a acuerdos de forma transaccional", subraya Arteaga. "Todos los países saben que en cualquier momento pueden pedir la Luna, pero también que luego se ha de llegar a un acuerdo más asequible. Ni lo tuyo ni lo mío, pero al menos un medio para un fin" concluye.