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Fin del juicio por el beso de Rubiales a Hermoso: el juez determinará si hubo "sometimiento" o "consentimiento"

  • La Fiscalía pide dos años y medio de prisión para Rubiales por agresión sexual y coacciones
  • Y solicita año y medio para los otros tres acusados por coacciones

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Vista de la pantalla en la sala de prensa de la Audiencia Nacional donde se ve la declaración del expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales
Vista de la pantalla en la sala de prensa de la Audiencia Nacional donde se ve la declaración del expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales EFE/ Fernando Villar

La Audiencia Nacional ha dejado este viernes visto para sentencia el juicio por el beso que el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales propinó a la jugadora Jenni Hermoso tras ganar la final del Mundial de 2023 y que ella negó haber consentido, así como por las posteriores presuntas coacciones que recibió. Ahora el juez tendrá que determinar si hubo "consentimiento" o "sometimiento".

El beso, que se pudo ver en directo en televisión, provocó una ola de indignación en todo el mundo, y acabó con Rubiales dimitiendo de sus cargos en la Federación tras ser suspendido por la FIFA y acusado por agresión sexual y coacciones, delitos por los que se enfrenta a una pena de dos años y medio de presión.  

También la Fiscalía atribuye un delito de coacciones a tres exdirectivos de la Federación: el exentrenador de la Selección femenina Jorge Vilda, el exdirector de la masculina Albert Luque y el exjefe de marketing Rubén Rivera. Todos ellos están acusados de haber presionado a Jenni Hermoso y a su entorno para que esta dijese que sí consintió para rebajar lo que consideraban como "bola mediática", y el Ministerio Fiscal pide año y medio de prisión a cada uno.

“Sometimiento” o “consentimiento”

Durante las nueve jornadas que ha durado el juicio, uno de los más mediáticos de la Audiencia Nacional de los últimos tiempos, se ha discutido sobre si fue o no consentido ese beso, y sobre todo lo que pasó después.

Estos días han declarado la propia víctima y los cuatro acusados, así como numerosos testigos, como otras futbolistas y compañeras en la selección de Jenni Hermoso, el hermano de la jugadora, personal de la RFEF y peritos, entre otros.

La jugadora ha ratificado que no consintió el beso, ni habría consentido si su "jefe" le hubiera cuestionado, tal y como sostiene Rubiales que hizo. Y es que el expresidente de la RFEF ha defendido que preguntó a Hermoso si podía darle "un besito" y que esta le dijo "pues vale", algo que para su abogado es sinónimo de "consentimiento".

Sin embargo, Hermoso ha relatado que se sintió "poco respetada" y ese beso no consentido "manchó" uno de los días más felices de su vida, cuando ganó el Mundial. "Sabía que me estaba besando mi jefe y esto no ocurre ni debe ocurrir en ningún ámbito laboral o social", ha señalado.

En su alegato final, el abogado de Jenni Hermoso ha zanjado: "No estamos ante un consentimiento, es un sometimiento".

Respaldo a Hermoso

También sus compañeras de vestuario como Alexia Putellas, Irene Paredes o Laia Codina han respaldado estos días la versión de Jenni Hermoso y han asegurado que tras el beso vieron a la jugadora "muy agobiada" y "llorando".

Además, han confirmado que hubo presiones por parte de Rubiales y otros directivos para "solucionar el problema", tanto en el vuelo de vuelta en avión como en otro viaje a Ibiza, donde fueron las futbolistas a celebrar el Mundial.

Asimismo el hermano de Jenni Hermoso, Rafael Hermoso, ha denunciado que recibió presiones por parte de la RFEF para que mediara para que la jugadora grabara un comunicado "restando importancia" al beso y que se le indicó que si no lo hacía podría haber "consecuencias personales y profesionales" para la futbolista.

Los acusados tratan de poner en duda la versión de Hermoso

En cambio, las defensas de Rubiales y los otros tres acusados han tratado de sembrar la duda sobre el comportamiento de Jenni Hermoso después del beso, recordando que la futbolista participó en las celebraciones por la victoria del Mundial y que había hecho declaraciones "espontáneas" en la radio restando importancia al hecho.

Rubiales también ha resaltado que la jugadora "nunca, hasta que no pasaron unos días, cambió de versión".

También algunos testigos más próximos a Rubiales han declarado cuestionando a Hermoso. El ex director de Comunicación de la RFEF Pablo García Cuervo ha asegurado que la jugadora era una “persona bastante influenciable y bastante manipulable".

Niegan las coacciones

En cuanto a las coacciones, Rubiales ha negado que presionase a Hermoso o su entorno: "Ni yo mandé a Jorge Vilda, ni yo hablé en ningún momento, ni directa ni indirectamente, con el señor Rubén Rivera, ni yo le dije a Albert Luque en ningún momento que hiciera tal o cual cosa", ha aclarado.

Misma versión han mantenido el resto de acusados, que han rechazado haber intentado hablar con Jenni Hermoso o su entorno por orden de Rubiales para coaccionarles.

"Lo hice por voluntad propia, para frenar el impacto negativo", ha asegurado Vilda, quien ha admitido que nunca le preguntó a la jugadora por cómo estaba.

La Fiscalía insiste en que fue agresión sexual

Para la Fiscalía, no hay duda: el beso de Rubiales a Hermoso fue "agresión sexual" pues no hubo consentimiento, y ha lamentado que se cuestionaran las reacciones de la futbolista después del incidente. Por ello, se ratifica en su petición de dos años y medio de cárcel.

"¿Hasta cuándo vamos a estar exigiendo a la víctima de una agresión sexual un comportamiento heroico? (...) ¿Qué le podemos exigir que haga? ¿Que se vaya a un rincón a llorar? ¿Queremos que monte un espectáculo? ¿Podemos exigirle eso? ¿Es menos víctima por eso?", cuestionó.

Además, en su informe de conclusiones, ha subrayado que Jenni Hermoso era una "jugadora enfrentada contra una federación de fútbol con mucho poder" y un presidente "que mandaba todo". 

Así, tras nueve jornadas, el juez José Manuel Fernández-Prieto ha dejado este viernes "visto para sentencia" el juicio y ahora tendrá que determinar si lo que se vivió tras la final de aquel Mundial y los días posteriores fue una agresión sexual, seguida de coacciones a la jugadora.