María Moliner convirtió el diccionario en su "gran aventura intelectual y vital"
- La Biblioteca Nacional de España rinde un homenaje a la lexicógrafa
- La FNMT dedica una moneda conmemorativa a María Moliner


María Moliner revolucionó la lexicografía con su Diccionario del Uso del Español, una obra de nueva planta, construida desde cero con fichas mecanografiadas sin la ayuda de un ordenador. El diccionario fue la "gran aventura intelectual y vital" de una mujer tenaz consciente del valor de su trabajo.
Nacida con el siglo, en 1900, en la localidad zaragozana de Paniza, la Biblioteca Nacional de España y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre le han rendido un homenaje con motivo de su aniversario número 125 y han presentado una moneda conmemorativa, seguida de una conferencia y un recital de violonchelo.
Moliner tuvo una gran actividad durante la República y en plena Guerra Civil. Trabajó en las Misiones Pedagógicas, que querían llevar la cultura a todos los rincones de España, y elaboró un gran plan de nacional de bibliotecas, que incluía el préstamo interbibliotecario, era 1937 y luego fue papel mojado. Como funcionaria sufrió represalias durante el franquismo y se vio relegada 18 puestos en el escalafón.
Archivera, bibliotecaria, historiadora y aragonesa, pensó que podría acabar su diccionario en unos seis meses, pero acabó dedicando 16 años de su vida (de 1951 a 1966) a la primera edición que publicó la editorial Gredos, gracias a la recomendación de Dámaso Alonso.
Madre de familia numerosa, tenía cuatro hijos: Enrique, Pedro, Carmen y Fernando. María Moliner escribía entradas por la tarde en su casa, una vez terminada su jornada laboral y su trabajo rutinario en la biblioteca de Ingenieros Industriales, que ahora lleva su nombre. “Empecé joven, y con hijos poco más que niños y lo acabé cargada de nietos”, explicaba la autora sobre la elaboración del DUE.
El diccionario "más útil y divertido"
Un legado intelectual inmenso, que en vida no logró el reconocimiento que merecía (no pudo entrar en la Real Academia de la Lengua, lo intentó en 1972), aunque muchos miembros de la RAE admitían que consultaban su diccionario.
De hecho, el DUE introdujo una nueva ordenación alfabética al considerar las letras (CH y LL) como simples, una decisión que la Real Academia secundó en 1994, dándole la razón a María Moliner 28 años después.
Ahora la FNMT acuña una moneda de diez euros con la efigie de la lexicógrafa, una figura clave de la cultura hispanoamericana admirada por escritores como Gabriel García Márquez, que definió su diccionario como el "más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana".
Moneda conmemorativa dedicada a María Moliner. FNMT
En una entrevista con RTVE.es, Inmaculada de la Fuente, su biógrafa en El exilio interior. La vida de María Moliner, destaca que fue "una mujer de la Edad de Plata, una pionera tanto como bibliotecaria, como autora del Diccionario del Uso del Español, un diccionario completamente singular y que fue su gran aventura intelectual y vital".
Una mujer decidida
Era una mujer "bastante decidida y segura de sí misma. Convencida de que la sociedad podía cambiar con la lectura y que aprender era también enseñar y enseñar era también estar aprendiendo". De la Fuente se la imagina en su casa de verano en la localidad tarraconense de Montroig, dedicando todo el día "del alba hasta la noche a desarrollar entradas para el diccionario", sin perder mucho tiempo en la cocina, que no le gustaba.
Inspirada en el Learner's Dictionary para aprender inglés, pensaba "hacer un diccionario sencillo, como un manual", pero la biográfa de Moliner subraya que el DUE "se convirtió en una obra magna porque tenía una arquitectura completamente singular que ha servido para que escritores, periodistas y traductores puedan encontrar la palabra más adecuada para lo que quieren transmitir".
En su juventud, Moliner iba con los lotes de libros, que prestaban a los pueblos, en las misiones pedagógicas y hacía observaciones "ingeniosas y agudas". Por lo general, dejaba los ejemplares al maestro de la escuela e incluso alguna vez "decidió nombrar bibliotecaria adjunta a alguna mujer que veía que era una gran lectora", detalla De la Fuente.
Reconocimiento tardío
Añade que a Moliner le habría gustado que la Real Academia de la Lengua "hubiera reconocido su valor", pero eso era "pedir peras al olmo en una academia tan tradicionalista y misógina". Con todo, los hispanistas y algunos académicos reconocían las virtudes del DUE y ella "fue consciente de que había merecido la pena y que su diccionario era algo único en el mundo. Y lo asumió a pesar de que no era vanidosa".
De la Fuente incide en que "no era solo esa señora recoleta que nos han vendido. Ella quería sacar fuera toda su energía y todo lo que ella pensaba que podía hacer en la vida. No quería dar por terminada su trayectoria con su trabajo de bibliotecaria. Quería ir más lejos, todo lo que pudiera".
María Moliner murió el 21 de enero de 1981 y no pudo revisar las correciones para la segunda edición del DUE. Una arterioesclerosis cerebral le desencadenó la enfermedad de Alzhéimer. Después de convivir con las palabras tantos años perdió la memoria, pero nunca caerá en el olvido.
"La autora siente la necesidad de declarar que ha trabajado honradamente; que, conscientemente, no ha descuidado nada, que incluso en detalles nimios en los cuales, sin menoscabo aparente, que podía haber cortado por lo sano, ha dedicado a resolver la dificultad que representaban un esfuerzo y un tiempo desproporcionados con su interés, por obediencia al imperativo irresistible de la escrupulosidad; y que, en fin, esta obra, a la que, por su ambición, dadas su novedad y su complejidad, le está negada como a la que más la perfección, se aproxima a ella tanto como las fuerzas de su autora lo han permitido", María Moliner en el Diccionario del Uso del Español.