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Las borrascas llenan los embalses, pero Cataluña, el Segura y Andalucía siguen en déficit

  • Entre el 1 y el 16 de marzo ha llovido un 64% más de lo que suele llover en todo el mes 
  • En apenas dos semanas, la reserva de los embalses para consumo humano sube ocho puntos

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El embalse San Rafael de Navallana, en Córdoba, desembalsa al haber superado el 100% de su capacidad
El embalse San Rafael de Navallana, en Córdoba, desembalsa al haber superado el 100% de su capacidad EFE
4 min.

España no acaba de despedirse del paraguas a causa del tren de borrascas que está cruzando la península desde inicios de este mes, desde la llegada de Jana (5 de marzo), a la que sucedieron Konrad, Laurence y Martinho, que llega a España este jueves. 

Cuatro borrascas consideradas de gran impacto en 12 días, dando la bienvenida a la primavera meteorológica (marzo, abril y mayo). Una situación muy diferente a la que había dejado el invierno, otro año más una estación seca, en el que las precipitaciones alcanzaron únicamente el 77% de su valor normal.

Marzo pasado por agua, pero no de récord

Sin embargo, en este marzo excepcionalmente lluvioso, en tan solo nueve días había llovido en el conjunto de España tanto como suele caer en un mes de marzo completo, unos 59,5 litros por metro cuadrado (l/m²), según la Agencia Española de Meteorología (Aemet). Y en apenas medio mes, entre los días 1 y 16, las precipitaciones acumuladas han sido de 97 l/m², un 64% superiores a lo que suele llover en un marzo entero. 

Un mes excepcional, pero no histórico. El marzo más lluvioso desde que hay registros fue el de 2018, con 162 l/m²; en sus primeros 16 días cayeron unos 135 l/m², cerca de 40 más que en este marzo de 2025. 

Alivio importante para las cuencas más secas

Como efecto de estas abundantes lluvias encadenadas este mes, los embalses de uso consuntivo —aquellos cuyo fin es el consumo humano y la agricultura— se encuentran al 60,8%. Son ocho puntos más en dos semanas, que han hecho que la reserva acumulada rebase la media de los últimos diez años después de un invierno escaso de precipitaciones. Una novedad después de dos años secos, aunque el porcentaje actual está lejos del registrado en 2015, cuando los embalses para consumo humano estaban por estas fechas al 72,6%. 

Esta acumulación de lluvias está alcanzando a casi todas las cuencas hidrográficas. Algunas se encuentran en auténtico superávit: las cuencas del Duero y del Ebro, que llegaban a esta primavera en una buena situación, con una reserva por encima del 80%, se encuentran ahora 12 puntos por encima de la media de la última década. Lo mismo ocurre con otras cuencas de la mitad sur peninsular que pasan por frecuentes situaciones de sequía, como son las del Júcar, Guadiana y Guadalquivir.  

Sobre todo, hay que celebrar que las cuencas que han registrado un incremento relativo mayor son algunas de las más deficitarias: las cuencas mediterránea andaluza, la de Guadalete-Barbate y las internas de Cataluña, que en apenas dos semanas han aumentado en 14 puntos porcentuales su nivel de reserva. 

A la vista de estos datos, la Generalitat ha flexibilizado las restricciones al agua en los municipios del noreste de Girona que se abastecen del pantano de Darnius-Boadella y del acuífero Fluvià-Muga, así como del embalse de Riudecanyes, en Tarragona, las últimas unidades que estaban en la fase de emergencia por sequía.

Y, pese a estas aportaciones extraordinarias, lo cierto es que las cuencas internas de Cataluña siguen casi 20 puntos por debajo de la media de los últimos diez años, por lo que las entidades ecologistas y sociales que forman parte de la Cumbre Social del Agua han pedido prudencia en la desescalada de las restricciones al agua.

Idéntica situación atraviesa la cuenca hidrográfica del Segura, la demarcación hidrográfica con menor nivel de reserva (24,2%). Aunque su nivel de agua embalsada ha aumentado cinco puntos en las últimas dos semanas, sigue 11 puntos por debajo de la media de la última década. 

Embalses repletos; otros 'solo' al alza

Esta realidad se traslada a los embalses individualmente considerados. En el siguiente mapa, se puede consultar la situación relativa de todos los embalses peninsulares españoles. Aquellos que tienen un color azulado cuentan a día de hoy con una reserva de agua superior a lo habitual en esta época del año. Los que tienen un tono marrón acumulan menos agua de lo que debería ser normal en estas fechas de marzo.

No todos los embalses se encuentran en la misma situación de abundancia, pese a la gran cantidad de precipitaciones acumuladas en el sur y sureste. Por ejemplo, en la cuenca del Guadalquivir, embalses de pequeño tamaño como el sevillano de Gergal, o medianos, como el de San Rafael de Navallana (Córdoba), están desaguando por cuestiones de seguridad o en vigilancia frente a posibles avenidas cuando regresen las lluvias.

Y, en contraste, otros muchos pantanos andaluces algunos de gran tamaño, tienen menos agua de lo que cabría esperar. Cerca de los anteriores, el embalse de La Breña II, en el río Guadiato, está al 27% de su capacidad, nueve puntos por debajo del nivel medio de los últimos diez años. Y el de Iznájar, en el río Genil, entre las provincias de Córdoba, Granada y Málaga, se encuentra también al 27%, cuando su media en la última década está en torno al 47%.

Más al este, ya en la vertiente mediterránea, en la cuenca del Segura, el pantano de Cenajo solo almacena 89 hectómetros cúbicos (hm3) de los 437 que puede albergar (20,4%), cuando lo habitual es que por estas fechas tuviera casi el doble de agua.

Del mismo modo, en las cuencas internas de Cataluña, el embalse de Sau ha pasado de 14 a 55 hm3 en tan solo una semana, y ha alcanzado un tercio de su capacidad total (33,3%), pero en un año normal debería estar al 58%. Lo mismo ocurre con el embalse de Susqueda, de 233 hm3 de capacidad, que está al 41,6%, y tiene el doble de agua que hace un año, pero sigue muy lejos del nivel medio de la última década, que era del 67%.