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Trump firma una orden ejecutiva que desmantela casi por completo el Departamento de Educación de EE.UU.

  • El departamento no puede cerrarse sin la aprobación del Congreso, por lo que solo conservará funciones básicas
  • La medida deja en manos de los Estados gran parte de las decisiones en materia de enseñanza

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Trump firma una orden ejecutiva que desmantela casi por completo el Departamento de Educación de EE.UU.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, muestra su firma en la orden ejecutiva que ordena desmantelar el Departamento de Educación CARLOS BARRIA

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva para desmantelar casi por completo el Departamento de Educación, cumpliendo así con su promesa electoral de reducir el tamaño del Gobierno federal y devolver competencias educativas a los Estados.

"Vamos a devolver la educación, muy simplemente, a los estados, que es donde pertenece", ha declarado Trump durante la ceremonia de firma en la Sala Este de la Casa Blanca, flanqueado por estudiantes, educadores y gobernadores republicanos como Greg Abbott (Texas) y Ron DeSantis (Florida).

La Casa Blanca ha confirmado que el Departamento de Educación, que no puede cerrarse por completo sin la aprobación del Congreso, conservará únicamente funciones básicas, como la gestión de ayudas, becas y préstamos estudiantiles. La medida marca un giro en la política educativa nacional, dejando en manos de los Estados gran parte de las decisiones en materia de enseñanza.

"Lo eliminaremos", ha declarado el presidente estadounidense poco antes de firmar el documento en la Casa Blanca. "Lo cerraremos y lo cerraremos lo más rápido posible", ha insistido.

El Departamento de Educación supervisa más de 100.000 escuelas públicas y 34.000 privadas en Estados Unidos, proporcionando ayudas para escuelas de bajos ingresos y programas de educación especial. También gestiona una cartera de 1,6 billones de dólares en préstamos estudiantiles.

Los sindicatos y organizaciones educativas condenan la medida

La decisión de Trump ha sido recibida con críticas por parte de sindicatos y organizaciones educativas, que alertan sobre el impacto que podría tener en la igualdad de acceso a la educación y en los estándares de calidad a nivel nacional.

"Nos vemos en los tribunales", ha declarado la presidenta de la Federación Estadounidense de Profesores, Randi Weingarten. Por su parte, la senadora demócrata, Patty Murray, también ha criticado la medida: "Trump sabe que no puede cerrar el Departamento de Educación sin el Congreso, pero si despide a todo el personal y lo destruye, el resultado será igualmente devastador", señala.

Una encuesta de Reuters/Ipsos publicada el mes pasado reveló que el 65% de los estadounidenses se oponen a cerrar el Departamento de Educación, frente a un 30% que lo apoya. La resistencia es especialmente fuerte en los estados que dependen en mayor medida de la financiación federal para sus escuelas públicas.

Pese a las dificultades políticas, Trump insinuó que podría llevar el tema al Congreso para buscar un cierre definitivo del departamento. La Casa Blanca ha argumentado que el sistema educativo estadounidense ha fallado, citando bajos niveles de alfabetización y resultados deficientes en pruebas académicas como justificación para esta medida.