El abismo de la guerra vuelve a apoderarse de la población en Gaza: "Una fuerte explosión nos hizo volar a todos"
- Los ataques de Israel sobre Gaza dejan desde el pasado 18 de marzo más de 500 muertos, 200 de ellos niños
- Mohamed perdió a 30 miembros de su familia ese día, en el que se produjo la ruptura definitiva de la tregua


Durgham, Montaser, Jabr, Khadija, Kholoud... Mohamed enumera los nombres de sus hermanos que han sido asesinados por un misil en la madrugada del pasado martes 18 de marzo en Gaza, cuando Israel lanzó bombardeos masivos, dando por terminada la tregua que entró en vigor el 19 de enero. "Mis tres hermanas, sus maridos y todos sus hijos han muerto, mis dos hermanos y sus esposas también, mi tío y mis primos", denuncia con una voz ronca y cansada al otro lado del teléfono. Fuerza las cuerdas vocales para que se escuche el alarido desgarrador de una persona que en un instante perdió a 30 miembros de su familia.
Ante sus ojos, describe un hogar reducido a una plaza de escombros. Lo peor no son las pierdas, sino los restos de familiares que aún quedan desperdigados. Entre la destrucción sigue buscando los cuerpos de sus hermanas. "He encontrado el cadáver de mi hermano a 300 metros y partes sueltas de cuerpos de mis hermanas", apunta. Ha conseguido enterrar a la mitad, pero a medida que pasan las horas y los días, los demás permanecen sepultados debajo de los escombros. "No me perdono no darles una sepultura digna. Tengo que buscarlos y se merecen descansar en paz", manifiesta desesperado.
“ No me perdono no darles una sepultura digna. Tengo que buscarlos y se merecen descansar en paz“
El pasado 18 de marzo, Benjamin Netanyahu dejó claro que el cese de las hostilidades no iba a pasar a la segunda fase con la retirada de las tropas israelíes de la Franja. El territorio palestino vuelve a estar sometido a una lluvia incesante de bombardeos aéreos y de artillería mientras el Ejército hebreo exige la evacuación de la población de las que denomina "zonas de combate", retoma su ofensiva terrestre sobre la Franja y vuelve a ocupar el corredor de Netzarim, que divide la Franja en norte y sur. Hamás ha reiterado en varias ocasiones su intención de volver a un alto el fuego, aunque su brazo armado, las Brigadas al Qassam, ha respondido este jueves por primera vez con el lanzamiento de cohetes hacia Tel Aviv. Los países mediadores como Egipto y Catar también han manifestado su empeño para que ambas partes vuelvan a sentarse en la mesa de negociaciones.
Mohamed tiene 31 años y se encuentra en la ciudad de Gaza. No quiere marcharse hasta localizar a todos sus seres queridos muertos. Explica que estaban todos sentados alrededor del fuego, estaban charlando y haciendo tiempo para el amanecer, antes de comenzar el ayuno de una nueva jornada de Ramadán. "Íbamos a beber agua y comer algo de pan que conseguimos, pero de pronto una fuerte explosión nos hizo volar a todos. No sé cómo me he salvado. Me habría gustado morir", reconstruye. El misil cayó a 30 metros de su casa. Tras el anuncio de la tregua habían conseguido volver a Shujaiya, su barrio ubicado en el casco histórico de la ciudad de Gaza y que antes de la guerra contaba con unos 100.000 habitantes. Junto con sus hermanos estaban arreglando lo que quedaba en pie de la casa de sus padres. Era de noche, todo oscuro, pero el fuego lo iluminó todo. "No sé por qué después de una guerra de 15 meses mueren ahora. Han sufrido mucho", se lamenta.
"He localizado a la mitad, me faltan los demás"
En esta segunda fase del conflicto han muerto más de 500 personas -200 de ellas menores-, y otro millar han resultado heridas. De hecho, el joven de 31 años recuerda que entre las víctimas de su familia había 15 menores. Solo una sobrina, Janin de cuatro años, se ha salvado. La trasladó enseguida al hospital, pero está en una situación de máxima gravedad y "puede morir en cualquier momento". Confiesa que duda entre ir al hospital con la pequeña o seguir buscando a los que han perdido la vida. "He localizado a la mitad, me faltan los demás cuerpos", vuelve a recordar.
(Foto cedida por Mohamed)
En los últimos días los ataques castigan especialmente Ciudad de Gaza y el norte del enclave, pero también Ráfah y Jan Yunis, en el sur. La artillería sucede cada noche a la ruptura del ayuno de Ramadán. Mohamed siente un pequeño alivio porque al menos su mujer y su hijo siguen vivos porque se fueron a pasar el Ramadán con su suegra. "El destino me ha dejado a ellos dos, pero siento que ya no tengo nada y estaba muy unido con mis hermanos", reitera.
"Te hablo mientras escucho bombardeos y veo levantarse el humo en el horizonte", interrumpe. Lleva horas paseando sobre un mar de escombros y bajo un cielo que llora fuego. A los cuerpos identificados los está enterrando cerca de la que fue su casa para poder trasladarlos a un cementerio una vez que se acabe el conflicto. "No hay vehículos de protección civil, no hay comida, ni ropa, ni agua. Me he quedado sin nada". Y es que la guerra vuelve tras dos semanas de bloqueo de la entrada de la ayuda humanitaria y de cualquier suministro básico, agotados por las bombas. "Juro que todos los que murieron no habían roto el ayuno la tarde anterior porque no teníamos comida", asegura Mohamed. Él está amputado de un brazo a raíz de la reactivación del conflicto en 2016 y se apoyaba mucho en su hermano más pequeño, Dhurgham, que tenía 28 años y era un artista visual muy conocido en Gaza.
(Foto cedida por Mohamed)
"Ni mis hermanos ni ninguna de las personas que estaban en mi casa, ni mucho menos mis sobrinos, eran terroristas", insiste. Recalca que eran inocentes y personas pacíficas. Su hermano Dhurgham era dibujante, además de hacer ilustraciones del conflicto, también ha organizado muchas actividades para niños. Se había casado hacía tan solo dos semanas y murió junto con su esposa en el bombardeo. "Ahora estoy destrozado. No estoy en condiciones de pensar que puedo seguir viviendo. Solo quiero morir, solo quiero morir". repite. "Ojalá una bomba me lleve con ellos", levanta aún más el tono. La reactivación definitiva de la guerra vuelve a convertir el enclave palestino en el escenario del día del juicio final. "La vida aquí ya no tiene sentido", concluye. También se muestra enfadado con Hamás, que, asegura, "tienen que ceder". Están en una situación de debilidad y tienen que detener "el derramamiento de más sangre", añade.
Drástico aumento de víctimas
Por su parte, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) ha denunciado la muerte de al menos cinco trabajadores. "Eran profesores, médicos y enfermeros que atendían a los más vulnerables", ha asegurado el jefe de la organización, Philippe Lazzarini. Desde el 7 de octubre de 2023, calculan que han sido asesinados 284 miembros de la UNRWA. Los hospitales también están desbordados. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha advertido sobre las dificultades que tienen los hospitales en todo el territorio palestino para gestionar el aumento repentino de víctimas en las primeras 36 horas de la reanudación de las operaciones militares israelíes. "Debido a la reciente suspensión de la ayuda humanitaria a Gaza, las reservas de suministros médicos han disminuido significativamente y, además, el personal hospitalario tiene dificultades para gestionar el drástico aumento de víctimas", ha informado el CICR.
Ese bloqueo de la ayuda humanitaria ya había desabastecido los centros sanitarios y el principal escollo sigue siendo la escasez de combustible, que es imprescindible para el funcionamiento de los generadores que proveen de electricidad las instalaciones. "Hoy no he podido salvar la vida de seis personas", asegura a RTVE.es el director del hospital Al-Awda en Jabalia, Mohamed Salha. "Han empezado a llegar heridos y hemos vuelto a convertir el centro en un hospital de emergencia", añade.
Este complejo hospitalario está ubicado en el norte de Gaza y había sido objetivo de ataque israelí durante el asedio de más de cien días a esta zona de la Franja. Las organizaciones internacionales denuncian que el 50% de los centros sanitarios han sido destruidos y bombardeados. Además, recuerdan que no hay estaciones de oxígeno que han sido destruidas durante los primeros 15 meses de guerra. El personal médico también ha sido objetivo de guerra: "Hay muchos compañeros que han sido asesinados. El último un colega que trabaja en la gestión de proyectos junto con toda su familia".
"Nuestra humanidad es más fuerte"
La tregua no había alcanzado los hospitales. "El cese de las hostilidades ha permitido a los heridos de la guerra acudir a los centros de salud", asegura Salha. También se han encontrado atendiendo a muchos heridos a causa del derrumbe de los edificios. Según Naciones Unidas, el 95% del norte de la Franja ha sido completamente destruido y el 5% de esta zona ha sido parcialmente destrozado. La gente que ha vuelto a sus casas se ha encontrado con la amenaza de paredes y techos derruidos.
Este jueves, el Ejército israelí ha prohibido la circulación "en cualquier dirección" por la carretera de Salah al Din, que conecta el norte y sur de Gaza, mientras que la carretera costera de Al Rashid continuará abierta pero solo en dirección sur para los desplazamientos forzosos. "Nos asediaron antes del alto el fuego, controlaron el norte durante 106 días consecutivos y las fuerzas de ocupación impidieron la entrada de medicamentos, suministros médicos, combustible y alimentos al hospital. Hemos sufrido mucho", asegura el médico. Ahora la personas que han vuelto tendrán que volver a marcharse. El suyo es el único hospital que ha conseguido restablecer los servicios de salud y calcula que les han atacado hasta en 18 ocasiones destruyendo su sistema de energía solar, ambulancias y los tanques de agua.
“Hemos perdido vidas, hogares e infraestructura, pero no permitiremos que se pierdan nuestros valores éticos y humanos“
Salha advierte sobre el abismo que se apodera de la población con la reactivación de la ofensiva terrestre. "Vendrán otra vez a por nosotros y los civiles vendrán aquí a buscar refugio", denuncia. Él se niega a salir del hospital, donde permaneció desde el 7 de octubre de 2023 hasta el pasado 5 de febrero. "Mi familia se desplazó al sur de la Franja y yo decidí no salir. Mi deber y mi obligación es quedarme y atender a los heridos", asegura. Tenía claro que no iba a dejar a nadie atrás en el centro, pese a las reiteradas advertencias de evacuación. "No salimos del hospital porque creemos en nuestros valores humanitarios y en que nuestra humanidad es más fuerte que la de todos los ejércitos. Hemos perdido vidas, hogares e infraestructura, pero no permitiremos que se pierdan nuestros valores éticos y humanos", concluye.