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Festival de Cine de Málaga 2025

Quim Gutiérrez y Juan Diego Botto: "'Los aitas' es una comedia familiar que reflexiona sobre la paternidad"

  • Hablamos con el director y los protagonistas en el Festival de Málaga
  • La película cuenta con la participación de RTVE y se estrena en cines este viernes, 21 de marzo

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Grupo de personas, posiblemente elenco de una película, posando en un evento con fondo negro y logos de patrocinadores. Variedad de atuendos visibles.
El director y los portagonistas de 'Los aitas' en el Festival de Málaga (EFE/Daniel Pérez)

El director y guionista Borja Cobeaga es uno de los grandes de la comedia (Ocho apellidos vascos, Pagafantas, Vamos Juan, Su majestad…) y ahora nos sorprende con otra comedia, pero con un registro muy diferente: Los aitas. Un film ambientado en1989, que tiene el lema “Padre ochentero, implicación cero” y en el que narra cómo unos padres en paro (Quim Gutiérrez, Juan Diego Botto, Iñaki Ardanaz y Mikel Losada) tienen que llevar a sus hijas a un campeonato de gimnasia rítmica en Berlín que coincidirá con la caída del muro. Una comedia familiar participada por RTVE, que llega a los cines este viernes, 21 de marzo.

Hemos hablado en el Festival de Málaga con Borja, Quim y Juan Diego Botto, que nos comenta: “Destacaría que es una comedia divertida, tierna y familiar, que encierra una reflexión sobre las paternidades, sobre los roles de género, sobre una mirada a una historia relativamente reciente y sobre el camino que hemos transitado desde entonces”.

“Creo que en ese camino también podemos ver lo que hemos conseguido desde entonces, en esos aspectos, y lo que nos falta por lograr. Pero ese importante trasfondo esta debajo de esa comedia familiar tierna y divertida, con una nostalgia que no es una idealización del pasado, sino una forma de reírnos, con una mirada bonita pero también crítica, de nuestro pasado reciente”.

'Los Aitas': la comedia sobre padres inadaptados protagonizada por Quim Gutiérrez y Juan Diego Botto

En cuanto a cómo eran esos padres de finales de los ochenta, Quim Gutiérrez nos comenta: “Los de la película son padres peculiares que a mí me recuerdan más a mis abuelos, no tanto a mis padres, porque son obreros de fábrica que en muchos casos heredaban el trabajo que habían ejercido sus padres, sus abuelos… entraban en la fábrica en cuanto salían de la escolarización, con 14 o 15 años, y no salían de ahí hasta que la jubilación o el cuerpo los echará”.

“Eso –añade Quim-, les dejaba muy poco espacio para el contacto con los hijos y lo que se esperaba de ellos no era que educaran a sus hijos ni casi que tuvieran contacto con ellos. Simplemente se les pedía que llevaran un sueldo a casa y poco más. Eran padres de domingo, que es el único momento en el que de verdad tenían algo de contacto con sus hijos”.

“Por eso, lo que les propone este viaje realmente es muy novedoso para ellos –añade Quim-. Y sienten que no están preparados para lo que se les pide ni quieren estarlo. Aunque haya algo positivo para ellos que tiene que ver con lo emocional. Ya que ese contacto con sus hijas les permite conocerse mejor”.

'Los Aitas', Quim Gutiérrez , Juan Diego Botto y la paternidad de los 80'

“Hemos pasado del padre ausente al 'padre helicóptero'”

“Me apetecía escribir algo sobre la paternidad porque tanto yo como los protagonistas somos padres –nos confiesa Borja Cobeaga-. Lo que pasa es que he abierto un grifo y ahora todo lo que escribo tiene que ver con ese tema. De hecho, he escrito Altas Capacidades, para Víctor García León, que parece el reverso tenebroso de esta. Los aitas es muy luminosa, mientras que en la otra muestro el lado tenebroso de la paternidad”.

Una de las mejores cosas de la película es que refleja cómo han cambiado los padres en estos 35 años. “Mi padre era un poco pasota –añade el director-, de hecho, el personaje de Botto está inspirado en él. Y cuando la película estaba en marcha pensé que sería muy interesante buscar el momento en el que cambió el modelo de paternidad. Cómo pasamos de ese padre ausente al “padre helicóptero” de ahora, que estamos todo el rato pendientes de los niños, lo que creo que tampoco es lo mejor para ellos. Porque el padre pasota tenía muchas cosas malas, pero también daba un poco de independencia a los niños. Y actualmente no sé si estamos dando herramientas suficientes a los chavales para desenvolverse en la vida. Aunque yo no puedo evitar estar pendiente” (ríe).

“Yo he relacionado eso con el paro (los protagonistas pierden su trabajo en la fábrica por la reconversión industrial), con ese momento en que son las mujeres las que se dedican a traer el dinero a casa… Mientras que ellos, que pensaban que iban a tener trabajo toda la vida, resulta que se encuentran en la calle y totalmente desorientados” –añade el director.

Fotograma de 'Los aitas'

Cuatro padres muy diferentes

Los cuatro padres viajan a Berlín con las niñas, con la entrenadora de las pequeñas (Laura Weissmahr) y con un cura que fue profesor suyo (Ramón Barea, que los traumatizó de pequeños y que es el encargado de conducir el autobús.

“Mi personaje –nos explica Quim-, perdió a su mujer recientemente y todavía no ha reunido el valor para hablar con su hija. Para poder seguir adelante ha rechazado las emociones, las ha escondido completamente, para poder seguir adelante. Hay una especie de resiliencia mal entendida. Pero este viaje, lo que propone es, justamente, ese contacto con las emociones”. Y el viaje los propone ese contacto con las emociones, que no solamente es algo que deben hacer, sino que puede ser muy bueno para ellos”.

“Creo que con el fallecimiento de la madre –añade Quim-, mi personaje es el único que ha visto las orejas al lobo y sabe que tiene que relacionarse más con su hija, aunque la abuela haya ocupado el lugar de la madre. Pero no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo dar esos cuidados afectivos a su hija porque no tiene las herramientas emocionales. Pero el viaje forzará esa conversación entre ambos, lo que agradezco mucho, porque en esa secuencia no pude evitar emocionarme. Porque son señores que tienen la lágrima muy metida para adentro, pero yo la tengo más afuera. Es una emoción seca pero que a mí me encanto trabajar”.

Fotograma de 'Los aitas'

En cuanto a la relación del personaje de Juan Diego Botto con sus hijas, el actor nos comenta: “Es un personaje que ha sido educado para que todo le vaya bien. Procede de una clase social más alta y distinta al resto de los compañeros. Da la sensación de que su padre o su abuelo, lo colocaron en un puesto directivo en la fábrica y se veía ahí hasta que se jubilara. Pero cuando, de repente, la fábrica cierra y él se queda en la calle, se encuentra con una falta de recursos económicos a los que no está acostumbrado. Y encima, en el viaje convive con una clase social a la que nunca ha pertenecido”.

“Además –añade-, da la sensación de que no es un hombre particularmente brillante. No es el más listo del grupo e incluso podrá ser el menos ágil mentalmente de todos. Es un hombre absolutamente desorientado, ya que las herramientas que tenía para manejarse en la vida han desaparecido. Por eso se pasa el tiempo intentado aparentar un control que no tiene. Ni sobre su situación económica, ni sobre su relación de pareja, ni, por supuesto, en la relación con sus hijas”.

Fotograma de 'Los aitas'

La caída del muro de Berlín

La película está ambientada en los días previos a la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, que es cuando las niñas tienen que competir en esa ciudad.

“Cuando pensé en la generación de mi padre, que se quedó en el paro con toda esta reconversión industrial, también pensé en qué había ocurrido ese año –asegura Borja-. Y enseguida me encontré con el muro, que es otro factor de cambio. Porque la película orbita todo el rato alrededor del cambio. Y el muro me servía de metáfora de caída de fronteras y del acercamiento entre gente que había estado como muy separada”.

Es esa metáfora del muro físico que cae y esos muros interiores que también se derrumban -afirma Quim-. Me parece significativo que actualmente hablamos con nostalgia de unos muros que cayeron y abrieron unas posibilidades de libertad, justo en este momento en que estamos construyendo muros nuevos, quitando libertades e incluso recuperando con orgullo ejemplos de la masculinidad que en la película aparecen como anacrónicos. Eso nos recuerda que el camino no ha terminado y debemos seguir luchando por las libertades”.

En la película también se habla de esa férrea educación católica que es su momento permitía que los profesores, como el cura al que interpreta Barea, pegasen a los niños. “Ese personaje –nos comenta Juan Diego-, es un símbolo del tipo de educación que existía en esos tiempos, en los que se pensaba que a los niños se los educaba pegándolos y los límites se ponían a base de hostias. Era herencia de un tipo de educación donde el Estado ejercía una coerción muy importante sobre sus ciudadanos”.

“En un momento de la historia reciente de España la educación estuvo muy delegada en la iglesia –añade el actor-. De hecho, la educación privada sigue siendo casi un monopolio exclusivo de la Iglesia. Y esa Iglesia era la punta de lanza de todo un tipo de filosofía educativa. Si nos fijamos, el personaje del cura, veremos que está en un proceso de no entender por qué se le critica, porque toda la vida se había educado a los niños de esa manera. Es ese tipo de gente que se resiste a dejar de hacer las cosas a su manera, aunque a la mayoría nos parezca mal. Y que, en cierta manera, son como estos retornos oscuros que estamos viviendo ahora”.

Fotograma de 'Los aitas'

“Ha sido fantástico trabajar con las niñas”

En cuanto a trabajar con tantas niñas, entre las que destaca Sofía Otero (20.000 especies de abejas), Quim Gutiérrez nos confiesa que: “Ha sido fantástico. Tienes mucha energía, mucha motivación y muchas ganas de pasarlo bien. Yo, probablemente por el hecho de haber empezado muy joven, soy susceptible al hecho de ver a menores trabajando. Por eso, para mí fue un alivio ver que la prioridad de los padres, que estuvieron muy presentes en el rodaje, era que sus hijas e hijos se lo pasaran bien y disfrutasen. Y sin duda lo hicieron. Y yo no pude evitar verlo con una nostalgia muy positiva. El disfrute y la novedad con que se enfrentaron al rodaje y a todo lo que eso conlleva. Hicieron una piña fantástica y creo que eso se nota en la película”.

“A mí me sorprendieron en muchos momentos –añade Juan Diego-. Se notaba que estaban disfrutando y que estaban muy ilusionadas por participar en algo así. Borja tenía una coordinadora que traducía las instrucciones a un lenguaje que las niñas pudieran entender. Y confieso que sentí un poco de envidia por esa cosa mágica de las sensaciones de las primeras veces”.

“Los padres han sido encantadores –añade Borja-. No hemos tenido ningún problema con ellos. Y he disfrutado mucho viendo cómo se enfrentaban por primera vez a la cámara y cómo alucinaban con la mecánica de un rodaje. Eso ha sido muy bonito, particularmente bonito”.

Destacar también que el humor de la película es muy sutil. Yo he hecho comedias muy cerradas, como Negociador, que era casi minimalista, y otras muy locas como Pagafantas u Ocho apellidos vascos. Y a esta la definiría como una comedia dramática. Una comedia muy contenida, con gran importancia de lo sentimental, que iba cobrando importancia según escribía el guion. Yo he hecho películas con esa dictadura terrible de tener que meter dos chistes por línea, Y, de repente, poder hacer una comedia donde hay una sonrisa aquí, otra cosa allá… la película se cimienta de otra manera que para mí ha sido mucho más relajante”.

Cartel de 'Los aitas'