Madrid Fashion Week 2012

Por RAFAEL MUÑOZ

Si Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena, Hannibal Laguna la viste de negro, de negro, y otra vez de negro. El diseñador sufrió tanto con la colección anterior, llena de colores que desplazaron al negro, que se ha quitado la espinita a lo grande.

Dice que se ha inspirado en dos cuadros de Julio Romero de Torres, “La Tanagra” y ”Alegrías” para recrear el espíritu de dos mujeres: una romántica y otra sensual, una sobria y otra sofísticada. Dos estilos que le bailan entrelazados en sus recuerdos de la infancia.

Los volantes son el adorno estrella, y Laguna los utiliza en varios tamaños. En versión mini los vemos con tul de seda, desgarrados, desflecados y bordados con cristales. Luego van aumentando hasta convertirse en caracolas (con permiso de Victorio&Lucchino ) que se cosen al bies y se entrelazan con cintas para crecerse y caer en cascada sobre un hombro en un vestido asimétrico que rinde homenaje a Manuel Piña.

El negro adquiere diferentes personalidades a base reflejos de bronce, mercurio y plata gracias a los azabaches, las filigranas de cristal y las plumas.

No todo se ve negro, ya que se el valenciano utiliza un bustier nude que da protagonismo al encaje y a los bordados sobre el tul de seda. Además hay dos vestidos en tono maquillaje dorado que se decoran con cristales y lentejuelas, y se rematan con un cinturón lazada de terciopelo, en negro, claro.

En su labor por lograr ese aire de cuadro de Romero de Torres, Laguna cose paillettes sobre los vestidos, unas en plano y otras de canto, y luego las quema con un soplete de cocina para buscar un efecto desgastado, de oleo antiguo y de claroscuro