Por RAFAEL MUÑOZ
Los años 50 se ven distintos desde la óptica chic de Roberto Torreta. El argentino revisita el pasado para construir un armario atemporal , femenino e incorformista.
Destacan las mezclas de tejidos costura, como el tweed clásico de Chanel, con detalles de cuero que los hacen más juveniles, y los abrigos en zorro tricotado en degradé (con bandera en blanco, gris, azul y negro) que se combina con un pitillo de cuero para crear un look más moderno.
Hay mezclas de tejidos y texturas, como el ante con espiga y satén para vestidos de coctel, o el patchwork con cuero en tres acabados y ante. Destacan los vestidos en azul de línea sencilla pero que son un puzzle de patrones elaborados que encajan perfectamente.
Todas sus prendas lucen juegos geométricos y con ellos cremalleras que rebajan la seriedad del punto. Otros de los vestidos-puzzle, en jacquard, cambia una de sus piezas por otra de piel creando un efecto pictórico que se repite en la colección.
Vemos también vestidos de silueta muy definida, limpios, pero cortados al bies. Torreta los idea en azul cobalto, un color que se va adueñando de la noche en vestidos que, antes, el diseñador hubiera creado en negro. Otros, en marrones y rosa, han recreado el momento de la fiesta con capas de gasa que caen tranquilas hacia el suelo.
El bolso, solo un modelo, se hace grande en línea shopping bag y lleva aplicaciones de piel de pelo largo, y los zapatos llevan un toque punki de luxe con tachuelas y automáticos bordados discretamente en el talón. También vemos botines y sandalias de tiras, que también recogen esa idea de geometría.
Las gafas, en carey años 50, se combinan con la joyería de Titina Meyer que construye grandes collares con cocodrilos Cartier, cristales y otros motivos que se amontonan creando un collage de tesoros.