RAFAEL MUÑOZ.- El vestido, en todas sus versiones, centra el desfile de Miguel Palacio para Hoss Intropia. Los vemos cortos y largos, lisos y estampados, de apariencia sencilla y de factura muy elaborada.
La colección parte de una silueta marcada, de un vestido con aplicaciones que se retuercen en el cuerpo y se aferran a la cintura. Vemos entonces blusas y vestidos con grandes lazos que se abrazan con un drapeado abrazando el cuerpo.
A partir de ahí la idea gira y el tejido se despega de la piel, con siluetas más holgadas e incluso túnicas, evolucionando hacia un look más fluido. Es entonces cuando el cinturón se vuelve un complemento imprescindible. Palacio los hace en tamaño grande, tipo boxeador, con caracolas o palmeras doradas.
Todos los tejidos, dice “van muy trabajados”, y muchos llevan estampados grandes formados por pequeños dibujos, entre ellos una copa de vino que parece una escama. También vemos barcos y velas, en tamaño grande o en una versión reducida.
Este elemento lo vemos también en organzas troqueladas y bordadas, muy retro, en un verde alegre y jovial. No es el único tono vivo porque vemos azules, marinos, rojos y negros.
La sastrería es de factura clásica, y destacan las chaquetas de esmoquin con el bajo o la pechera repleta de lentejuelas plateadas, que reflejan los colores que hay a su alrededor. Con ellas también crea grandes palmeras sobre sencillos vestidos tipo camiseta.
Los zapatos se dividen en botines de red trenzada y en modelos de corte retro en oro y plata. Los flecos caen desde cinturones o desde algunos bolsos, un ligero toque hippie.