Quién es quién en el impeachment a Trump

Magnate inmobiliario y celebridad mediática antes de llegar a la Casa Blanca, el 45º presidente de Estados Unidos es el tercero en ser sometido a un juicio político en el Senado.

Se le imputan dos cargos: abuso de poder, por presionar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, para que investigará a Joe Biden, un rival político en la carrera por la reelección, y obstrucción a la justicia, por obstaculizar la investigación del Congreso al respecto.

La mayoría republicana en la cámara alta le garantiza que no será destituido, pero el proceso puede tanto perjudicar como impulsar sus opciones de ser reelegido para un segundo mandato en noviembre.

Actor de éxito en Ucrania y presidente inopinado del país desde mayo de 2019. La llamada que Trump le hizo el 25 de julio para felicitarle es la clave sobre la que se sustenta el 'impeachment':

"Se está hablando mucho sobre el hijo de Biden, sobre que Biden paró la investigación, y mucha gente quiere hacer averiguaciones al respecto, así que cualquier cosa que puedas hacer con el Fiscal General sería estupendo", le pidió, solo días después de congelar una ayuda de 391 millones de dólares para Kiev.

Zelensky, que después negó que nadie pudiera presionarle, fue receptivo: "Quiero asegurarle que seremos muy serios con el caso y trabajaremos en la investigación".

Abogado personal de Donald Trump, Giulani no forma parte de su gobierno, si bien es un reconocido político: era alcalde de Nueva York durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 y su labor le valió el sobrenombre de "alcalde de Estados Unidos", aunque fracasó en su intento de ser candidato republicano a la presidencia.

Su papel en la trama ucraniana, siendo un mero ciudadano sin cargo público, es esencial, ya que organizó varias reuniones con cargos ucranianos -incluido el que era entonces fiscal general, Yuriy Lutsenko- para dar seguimiento a la petición que Trump le hizo a Zelensky y presionar para que se investigara a los Biden.

Veterano político demócrata, senador por Delaware durante 36 años y vicepresidente de Estados Unidos con Barack Obama en la Casa Blanca.

Si Trump abusó de su poder al pedirle a Volodímir Zelensky que le investigara, como se le imputa en el juicio político, fue para impedir que fuera su rival en las elecciones presidenciales de noviembre. Biden aspira a la presidencia y, aunque aún tiene que ganar las primarias demócratas, es el mejor colocado en los sondeos para disputarle el cargo. Así que, para deshacerse de un previsible obstáculo en el camino a la reelección, Trump habría buscado trapos sucios relacionados con los negocios de su hijo, Hunter Biden, en Ucrania.

El hijo de Joe Biden, abogado y lobista, fue consejero de la empresa gasista ucraniana Burisma desde 2014. Trump ha deslizado que su padre, cuando era vicepresidente, forzó la destitución del fiscal general ucraniano, Víktor Shokin, para frenar una investigación sobre corrupción contra la compañía. Las pesquisas, sin embargo, continuaron, y el sustituto de Shokin, Yuriy Lutsenko, ha asegurado que Hunter Biden no incurrió en irregularidades y que los indicios de delito son anteriores a su desembarco en Burisma.

Joe Biden, por su parte, ha defendido que sus movimientos contra Shokin, al que varios países acusaban de ignorar la corrupción en Ucrania, no suponían un conflicto de interés.

El 'impeachment' se desencadena por la denuncia de un miembro de los servicios de inteligencia que, mediante cauce formal, avisó de los indicios de que Trump estaba "utilizando el poder de su cargo para pedir la interferencia de un país extranjero en las elecciones estadounidenses de 2020".

Esa denuncia, hecha pública por el Congreso, se basa en testimonios de terceros y fue consideraba creíble y urgente por el inspector general de los servicios de inteligencia, Michael Atkinson, aunque no por el Departamento de Inteligencia Nacional.

Se ignora su identidad, aunque The New York Times ha informado de que se trata de un agente de la CIA que trabajó durante algún tiempo en la Casa Blanca y otros medios estadounidenses incluso le han puesto nombre: Eric Ciaramella.

Presidenta de la Cámara de Representantes y tercera autoridad de Estados Unidos, Pelosi es el rostro de la oposición a Trump, al menos hasta que los demócratas elijan en primarias a su candidato para las elecciones presidenciales.

Durante meses refrenó las peticiones para iniciar el 'impeachment', porque consideraba que polarizaría todavía más a un país ya fracturado. Sin embargo, la denuncia del informante de los servicios de inteligencia que apuntaba a un posible abuso de poder por parte de Trump a raíz de la llamada a Zelensky le obligó a poner en marcha el proceso.

Ha pilotado toda la tramitación hasta la aprobación formal de los cargos y su traslado al Senado.

Presidente del Senado, como líder de la mayoría republicana en la cámara alta, y principal responsable de decidir el formato del juicio político: la Constitución no detalla cómo debe celebrarse el 'impeachment', así que el Senado tiene libertad para decidir a cuántos testigos escuchará o la duración del debate.

McConnell ha dejado claro que se coordinará con la Casa Blanca y que no ve base para juzgar a Trump, por lo que se ha negado a pactar el formato con los demócratas -que sí accedieron a consensuar las condiciones del 'impeachment' de Bill Clinton en 1998-: "No seré imparcial", ha recalcado, un reflejo del cierre de filas de los republicanos.

El presidente del Tribunal Supremo es el encargado por la Constitución de dirigir el juicio político en el Senado, en el que siete representantes demócratas acusarán a Trump, a modo de fiscales, y los senadores se convierten en jurado del acusado.

Roberts, que preside la máxima instancia judicial de Estados Unidos desde 2005, fue nominado por George W. Bush para el cargo y se le considera un conservador, aunque moderado: su voto fue decisivo para sentenciar la constitucionalidad de la ley de salud de Barack Obama, conocida como 'Obamacare'.

Ha tomado juramento a los dos últimos presidentes del país, el propio Obama -por dos veces- y Donald Trump, el imputado en el 'impeachment'.

Uno de los fieles de Trump en la Casa Blanca, al que el presidente encargó primero la dirección de la CIA y, posteriormente, la Secretaría de Estado.

Aunque en un primer momento trató de desmarcarse de la trama ucraniana, tuvo que admitir que, como responsable de la diplomacia estadounidense, estaba presente en el Despacho Oval durante la llamada de Trump al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, que está en el origen del caso.

Los demócratas le consideran el "secuaz" de Trump, aunque no está claro que tenga que testificar ante el Senado, dado el control que los republicanos tienen del proceso.

Fiscal General de Estados Unidos, Barr es otro de los fieles del presidente salpicados por la trama ucraniana.

Trump le menciona en la conversación con Volodímir Zelensky como uno de los encargados, junto a Rudy Giulani, de ponerse en contacto con las autoridades ucranianas para avanzar en la investigación contra los Biden. Y el informante de los servicios de inteligencia señala en la denuncia que da origen al 'impeachment' que "el Fiscal general Barr también parece estar implicado".

Los demócratas le acusan de intentar echar tierra al caso precisamente por su implicación, en lo que consideran un conflicto de intereses con su condición de principal responsable de la administración de justicia en el país.

Bolton, un republicano de raigambre -ya tuvo un cargo en la Administración de Ronald Regan-, era Consejero de Seguridad Nacional cuando se produjo la llamada de Trump a Volodímir Zelensky que sustenta el 'impeachment'.

Dada su posición, se supone que tuvo conocimiento directo de la estrategia del presidente en Ucrania -habría expresado su preocupación por la implicación de Rudy Giulani- y de los motivos que llevaron a congelar la ayuda militar de 391 millones de dólares, por lo que su testimonio sería clave.

Los demócratas quieren que testifique y él ha dicho que declarará si el Senado le cita, pero la Casa Blanca ha dejado claro que bloqueará su comparecencia a través de la mayoría republicana en la cámara alta.

Veterano condecorado de Vietnam y diplomático de carrera, fue embajador interino en Ucrania desde el 18 de junio de 2019 hasta el 1 de enero de este año; era, por lo tanto, el máximo representante de Estados Unidos en Kiev cuando Trump llamó a Volodímir Zelensky, el 25 de julio.

Testificó en las audiencias para el 'impeachment' de la Cámara de Representantes, donde declaró que el presidente congeló la ayuda militar a Ucrania para forzar que se investigara a los Biden y señaló a Rudy Giulani como el urdidor del plan. "Creo que es una locura congelar asistencia militar para ayudar a una campaña política", indicó a puerta cerrada, lo que para los demócratas demuestra que hubo quid pro quo.

Diplomática de carrera de origen ruso, se hizo cargo en 2016 de la embajada de Ucrania, donde se negó a seguir la estrategia de presionar a Kiev para que investigara a los Biden.

Fue destituida por Trump en mayo de 2019, después de que Rudy Giulani y medios afines al presidente le acusaran de frenar las pesquisas contra la corrupción -y, en concreto, la que atañía a Hunter Biden-, unas acusaciones que el Departamento de Estado considera infundadas.

En su declaración ante la Cámara de Representantes, alertó sobre el daño que Trump está infligiendo a la diplomacia estadounidense y, en concreto, sobre los "intereses privados" que utilizan "a los profesionales diplomáticos en beneficio propio, no para el bien común".

Mulvaney, confirmado en el cargo el 2 de enero, era jefe de gabinete interino de Trump cuando estalló la trama ucraniana.

Según altos cargos del Departamento de Estado, el 23 de mayo, pocos días después de la destitución de Marie Yovanovitch como embajadora en Ucrania, organizó una reunión para sacar la política sobre Ucrania de los cauces diplomáticos oficiales y ponerla en manos de 'los tres amigos': el secretario de Energía, Rick Perry, el embajador ante la Unión Europea, Gordon Sondland, y el enviado especial para Ucrania de Trump, Kurt Volker.

Mulvaney reconoció en una audiencia que la ayuda militar a Kiev estaba vinculada investigar a los Biden, aunque luego se retractó en un comunicado de la Casa Blanca.

Empresario hotelero y donante a la campaña de Trump, Sondland fue uno de los mensajeros que advirtieron al Gobierno de Kiev de que debían investigar a los Biden si el nuevo presidente, Volodímir Zelensky, quería ser recibido en la Casa Blanca.

En su testimonio en la Cámara de la Representantes, negó inicialmente la trama ucraniana, aunque posteriormente admitió que la ayuda militar de 391 millones estaba vinculada a la búsqueda de trapos sucios sobre los Biden.

Así, confesó haber hablado con un asesor de Zelensky: "Le dije que la reanudación de la ayuda estadounidense probablemente no ocurriría hasta que Ucrania proporcionara la declaración pública contra la corrupción de la que habíamos estado hablando durante muchas semanas".

Como enviado especial de Trump para Ucrania, trasladó al Gobierno de Kiev que debía investigar a los Biden si el nuevo presidente, Volodímir Zelensky, quería ser recibido en la Casa Blanca.

En su declaración ante la Cámara de Representantes, inicialmente negó la trama ucraniana y solo admitió haber puesto en contacto a Rudy Giulani con altos cargos ucranianos sin saber la finalidad. Posteriormente, y ante la publicación de mensajes de texto entre Gordon Sondland, Giulani y él, se defendió diciendo que no había mención explícita a los Biden y que solo tuvo referencias de una investigación por parte de Sondland, que consideró "inapropiadas".

En cualquier caso, dimitió en septiembre, al ponerse en marcha el proceso del 'impeachment'.

Perry, que fue gobernador de Texas tras George W. Bush y secretario de Energía con Trump -dejó el cargo en diciembre-, es el único de los 'three amigos' que se ha negado a testificar ante la Cámara de Representantes para el 'impeachment'.

Asegura que nunca participó en ninguna conversación en la que se mencionara a los Biden, pero Gordon Sondland declaró haber enviado un correo electrónico a él y a otros altos cargos en el que contaba que el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, "trata de armar toda una investigación transparente y no dejará piedra sin levantar".

Por su cargo, participó en la política hacia Ucrania e incluso encabezó la delegación que asistió a la toma de posesión de Zelensky.

Aunque la defensa de Trump estará encabezada por el abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y su letrado personal, Jay Sekulow, en el equipo legal del presidente destaca Kenneth Starr, procurador general de Estados Unidos entre 1989 y 1993, bajo la presidencia de George Bush. Con todo, Starr se dio a conocer después, como fiscal independiente de la Casa Blanca con Bill Clinton: su investigación ?el 'informe Starr'- fue la que llevó a Clinton a ser juzgado por perjurio, al concluir que mintió sobre su aventura con Monica Lewinski en una declaración bajo palabra, aunque el Senado le exoneró. Su sucesor y redactor final del informe de aquel 'impeachment', Robert Ray, también forma parte del equipo legal de Trump.

El vicepresidente de Donald Trump apenas se ha visto involucrado en la trama ucraniana, más allá de su apoyo incondicional al presidente. Si, pese a los pronósticos, el Senado acabara por destituir a Trump, Pence se convertiría en presidente hasta el final del mandato, en enero de 2021.

Aunque Gerald Ford sustituyó en 1974 a Richard Nixon cuando este dimitió antes de que se celebrará el juicio político en su contra, Pence sería el primer vicepresidente que accedería al cargo como consecuencia directa de un 'impeachment'.