ESTEBAN RAMÓN
La sorpresa agradable de las nominaciones de los Goya es el rescate de una proyecto improbable: Blackthorn. Sin destino, segunda película de Mateo Gil tras Nadie conoce a Nadie(1999). Sam Shepard, Eduardo Noriega y el irlandés Stephen Rea participan en un atípico proyecto en el cine español, rodado a lo largo de nueve semanas en todo tipo de localizaciones bolivianas, con un resultado sorprendente por su calidad estética y su equilibrio entre el drama y la épica.
El guionista Miguel Barros viajó a Bolivia hace unos años en busca de un documental sobre el levantamiento indígena previo a la elección de Evo Morales y volvió con el guion de un western que retoma la vida de Butch Cassidy, toda una leyenda del oeste. Un bandolero que ha inspirado clásicos como Dos hombres y un destino o Grupo Salvaje y que, en la película de Mateo Gil, es un anciano que vive oculto en Bolivia bajo el nombre de James Blackthorn.
Mateo Gil recogió un proyecto que, sobre el papel, era un destructor de carreras. "El hecho de ser un western era un elemento muy atractivo. Es un sueño, un capricho. Además trata temas que me mueven y que son muy actuales". La manida definición de 'western crepuscular' encaja como un guante en la película de Mateo Gil. En una famosa línea de El hombre que mató a Liberty Valance se dice: "Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda". El enfoque de Gil y Barros difiere. "No hemos tenido la intención de ahondar en la leyenda de Butch. Hemos buscado el lado más íntimo, hemos buscado al personaje para hablar de los temas que nos interesaba". ¿Y cuáles son esos temas? "Primero, la postura del individuo hacia la amistad; también el de las líneas morales que diferencian a la antigua generación de Butch Cassidy con la nueva que encarna Eduardo. Unas líneas morales que con el tiempo hemos cruzado sin darnos cuenta. Y un tercer tema que es el paso del tiempo, cómo asumimos nuestro pasado".
La tesis de que Butch no murió en una encerrona del ejército boliviano no es un invento de Blackthorn. "La teoría más aceptada es que ellos murieron pero hay dudas históricas. Hay muchos rumores de que Butch volvió a Estados Unidos. Y por otro lado se habla de un bandido americano que iba acompañado de un chileno que podría ser el propio Butch". Algunas secuencias, como las persecuciones a distancia, recuerdan inevitablemente a Dos hombres y un destino. "Sí -matiza Gil-, pero están sacadas de la vida real de Butch. Hay muchas referencias, siempre hay que hablar de John Ford, como padre del western, o de Howard Hawks. Para nosotros, una referencia temática muy importante es Sam Peckinpack. Y luego están las películas que han tratado directa o indirectamente el personaje de Butch Cassidy, como Dos hombres y un destino, o Grupo Salvaje que, aunque no lo nombra, utiliza las facetas políticas de Butch para el personaje protagonista".
La película juega con las semejanzas y diferencias entre la eterna amistad de Butch y Sundance, y los nuevos lazos de que Cassidy establece con Eduardo, un ingeniero español interpretado por Eduardo Noriega. Sam Shepard aceptó un papel con alguna escena en castellano y se fue a Bolivia a rodar junto a un equipo extranjero. Shepard es célebre tanto por sus papeles en clásicos modernos como Días del cielo, Elegidos para la gloria o París-Texas, como por sus propias obras de teatro, relatos y guiones. “En ningún momento fue Sam Shepard trabajando. Habla poco de su literatura y su pasado. Sam habla mucho de caballos y su rancho, lo cuál le hace más interesante”, afirma Gil. La personalidad de Shepard se asemeja al prototipo de hombre del oeste que por el día cabalga y por la noche comparte su vida alrededor de una fogata. “Sam es curioso. Por un lado es muy solitario, por otro disfruta mucho de la compañía: se arrancaba a tocar la guitarra en el hall del hotel junto a todo el equipo”.
Eduardo Noriega lleva años actuando con palabras escritas por Mateo Gil. Además de los guiones de películas de Amenábar que ha firmado (Tesis, Abre los ojos), Gil eligió a Noriega para protagonizar su debut cinematográfico en 1999: Nadie conoce a Nadie. “Con Noriega estoy encantado. Para él era arriesgado trabajar junto a dos monstruos como Shepard y Rea. Miguel y yo veíamos a Noriega en el personaje desde el principio”.
Hay una voluntad en Blackthorn. Sin destino de crear una oposición entre el intimismo de la trama y la espectacularidad de los paisajes, normalmente muy abiertos. La variedad de localizaciones incluye el desierto, la selva, la cordillera andina y un lago salado. "El rodaje fue muy complicado, sólo me quedó la opción de confiar en el equipo. El resultado es fantástico". Destaca por su belleza la secuencia del Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo, situado a 3.650 metros de altitud. “De todo el guion, la escena del salar es la más fiel a lo escrito. Teníamos mucho miedo a que saliera mal. Toda la película está rodada en el altiplano, lo que ya es complicado, pero en el salar, además, la radiación solar es quince veces mayor de lo recomendado para la piel. A los caballos les tuvimos que tapar los ojos. Sam Sephard, que adora los paisajes, se quedó extasiado cuando lo vio por primera vez”.
Mejor película Producción: Eter Pictures, A.I.E., Nix Films, A.I.E., Arcadia Motion Pictures, Manto Films, A.I.E.
Mejor dirección Mateo Gil
Mejor guión original Miguel Barros
Mejor música original Lucio Godoy
Mejor dirección de producción Andrés Santana
Mejor dirección de fotografía Juan Antonio Ruiz Anchía
Mejor montaje David Gallart
Mejor dirección artística Juan Pedro de Gaspar
Mejor diseño de vestuario Clara Bilbao
Mejor maquillaje y/o peluquería Ana López-Puigcerver, Belén López-Puigcerver
Mejor sonido Daniel Fontrodona, Marc Orts, Fabiola Ordoyo
Yolanda Flores entrevista para el programa De película al director de Blackthorn y conversa por teléfono con su protagonista Eduardo Noriega (11/01/2012).