ESTEBAN RAMÓN.- “Qué pasaría si el demonio de enamorase?” se pregunta Manuel Martín Cuenca para responderse: “Lucifer traiciona a Dios cuando era su favorito y nadie explica por qué. La línea del mal se cruza sin uno darse cuenta. Lo que son interesaba era expresar esa presencia del mal en estado puro, algo que nos podría pasar a cualquiera de nosotros. La película tiene que perturbar”.
Antonio de la Torre es un sastre metódico e introvertido que asesina a las desconocidas que desea para comérselas. Un personaje con un arco imposible que viaja desde la psicopatía al enamoramiento, pero Marín Cuenca y De la Torre no están interesados en una verosimilitud psicológica, sino en un distanciamiento que genera una reflexión sobre el mal, sus orígenes y sus salidas.
Antonio de la Torre, silencio y miradas en Caníbal, construye el personaje más introspectivo de su carrera. “Sí, seguramente es el papel más difícil que he interpretado. Mi personaje de la vida no tiene que ver con esto. Soy expresivo y, en mi carrera, me he apoyado mucho en la palabra”, explica. “Lo que intentaba era estar muy vivo dentro. Menos es más, sí, pero el corazón me latía muy fuerte. Normalmente la gente siente una cosa y muestra otra, y eso es lo que hemos intentado”.
Martín Cuenca desarrolla el estilo visual de su anterior obra, La mitad de Óscar. Es decir, una narración armada desde el minimalismo. En esa depuración de elementos hasta renunciar a lo esencial, Cuenca se acerca a un cine clásico. El arte de despojar es el arte de Caníbal. Lo que queda son cuadros y sonidos que envuelven una Granada aparentemente atemporal.
Caníbal descubre a Olimpia Melinte, una joven actriz rumana que interpreta a dos hermanas opuestas. Martín Cuenca llevó a Antonio de la Torre a Rumanía para ensayar la química de la pareja(s). Para uno de los papeles tuvo que engordar casi 10 kilos. “Antonio me ayudo porque tenía la experiencia de Gordos”, dice la actriz.
Inspirada en la novela Caríbal del escritor cubano Humberto Arenal, Martín Cuenca introduce todo el aparato simbólico de la semana santa católica en la película. “Somos la cultura que somos, el cristianismo, bien o mal, está ahí en nuestra educación: habla de la sangre, de la redención, del amor al prójimo” dice, el directo.
Con el final, un salto mortal al vacío para los actores y la narración, quedan las preguntas. “Me gustaría que fuera universal pero al mismo tiempo muy española”.
Mejor película: Producción: La Loma Blanca P.C. S.L. (Alejandro Hernández, Manuel Martín Cuenca), Mod Producciones, S.L. (Fernando Bovaira, Simón de Santiago), CTB Film Company, Libra Films, Luminor
Mejor dirección: Manuel Martín Cuenca.
Mejor guión adaptado: Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández.
Mejor interpretación masculina protagonista: Antonio de la Torre.
Mejor actriz revelación: Olimpia Melinte.
Mejor dirección de fotografía: Pau Esteve Birba.
Mejor dirección artística: Isabel Viñuales.
Mejor sonido: Eva Valiño, Nacho Royo-Villanova, Pelayo Gutiérrez.
Mejor película: Producción: La Loma Blanca P.C. S.L. (Alejandro Hernández, Manuel Martín Cuenca), Mod Producciones, S.L. (Fernando Bovaira, Simón de Santiago), CTB Film Company, Libra Films, Luminor
Mejor dirección: Manuel Martín Cuenca.
Mejor guión adaptado: Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández.
Mejor interpretación masculina protagonista: Antonio de la Torre.
Mejor actriz revelación: Olimpia Melinte.
Mejor dirección de fotografía: Pau Esteve Birba.
Mejor dirección artística: Isabel Viñuales.
Mejor sonido: Eva Valiño, Nacho Royo-Villanova, Pelayo Gutiérrez.