LAURA G. TORRES

Con 11 nominaciones, incluida mejor película y tres candidaturas para sus actores, La gran familia española parte como favorita en la 28 edición de los Premios Goya. 

La última película del que se ha convertido en uno de los mayores especialistas del género de la comedia en el cine español, Daniel Sánchez Arévalo, trata sobre una boda que se celebra el mismo día de la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica. 

Ese día de catarsis colectiva, mientras el país se paralizaba, una familia compuesta por cinco hermanos con nombres bíblicos: Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín -los mismos que los personajes de Siete novias para siete hermanos-, también se va a enfrentar al partido más importante de su vida. 

Sánchez Arévalo, ganador del Goya a mejor director novel en 2007 por Azuloscurocasinegro y nominado por primera vez en la categoría de mejor director este año, encuadra La gran familia española en un nuevo género que viene a denominar “comedia emocional”, porque es algo más que una comedia.

El director madrileño se inspira en “maestros” como Billy Wilder o Charles Chaplin, del que dice que hacía “puro melodrama con comedia” y sostiene que su “máxima aspiración” como director es “perfeccionar el arte de mezclar comedia y drama”.

Aunque irregular en algunos momentos en los que no consigue centrarse ni en uno ni en otro género, La gran familia española muestra un gran trabajo de su reparto coral, en el que destacan especialmente los nominados Antonio de la Torre -inmenso en su interpretación del hermano mayor de la familia-, Roberto Álamo -en su papel del hermano más débil con un problema de discapacidad psíquica-,  y el joven Patrick Criado, firme candidato a promesa del cine español; sin olvidar a uno de los actores de moda del momento, Quim Gutiérrez.

En un año flojo para el cine español en la taquilla, la lluvia de nominaciones para los Goya ha dado una segunda vida comercial a la cinta, a la espera de ver si la prolonga después del 9 de febrero, día de la gala.