El grupo chií Hizbulá y sus aliados de la oposición están retirando a sus militantes armados de las calles de Beirut, que ocupaban desde hace tres días después de que el Ejército haya obligado al Gobierno a dar marcha atrás en dos medidas que había propuesto contra la milicia.

En concreto, las medidas hacían referencia a acabar con la red de telecomunicaciones de Hizbulá y destituir al jefe de seguridad del aeropuerto, de Beirut, Wafic Chucair, sospechoso de colaborar con la milicia. El Ejército ha anunciado en un comunicado que mantendra en su puesto a Chucair y que gestionará la red de comunicaciones de Hizbulá de modo que no "se dañen intereses públicos"

Según informan los medios libaneses, los grupos chiíes opositores devolverán al Ejército el control sobre las calles y las carreteras del Líbano, minutos después de que el mando militar libanés haya frenado estas decisiones del Gobierno libanés contra esta organización.

Una declaración de guerra

 El Gobierno libanés había decidio el pasado martes acabar con la red de telecomunicaciones de Hizbulá y destituir a Chucair, lo que Hizbulá ha considerado como "una declaración de guerra", aunque el primer ministro, Fuad Siniora, ha anunciado que ninguna de las dos decisiones es oficial y que están en manos del Ejército.

 Siniora ha instado al Ejército a que cumpla con sus responsabilidades y despeje las calles de hombres armados. "Apelo al Ejército a que imponga el imperio de la ley y que haga que los hombres armados abandonen las calles y devuelvan la normalidad a la capital", ha dicho en su intervención Siniora, quien combinó duras palabras hacia Hizbulá con ofertas de diálogo.

 El grupo chií se hizo ayer, viernes, con el control total de las calles del oeste de Beirut, de mayoría musulmana, mientras el Ejército ha permanecido hasta el momento al margen de los choques, para mantenerse como una institución neutral.