Juan Gelman, la voz desgarrada de Argentina
El poeta argentino Juan Gelman, durante una comparecencia en Madrid dos días antes de recibir el Premio Cervantes.REUTERS
La voz de la poesía de Argentina se llama Juan Gelman. Poeta del amor y el humor, del compromiso y el sufrimiento. A sus 78 años, Gelman, pone la guinda a una carrera prolífica y repleta de éxitos con el Premio Cervantes 2007, el más prestigioso en la literatura en castellano.
Juan Gelman nació en Buenos Aires en 1930. Hijo de inmigrantes ucranianos, pasó toda su infancia rodeado de letras y libros. Tanto, que a los ocho años comenzó a escribir poemas de amor para conquistar a una niña y a los once publicó su primera poesía en la revista Rojo y Negro.
De joven se vio tentado por la ciencia y comenzó la carrera de Química. Sin embargo, la abandonó para dedicarse plenamente a la poesía. En 1955 fundó junto a otros escritores Pan Duro, un grupo literario formado por poetas de ideología comunista y bajo la influencia de César Vallejo.
En los años 50 publicó sus primeros libros. Se estrenó en las librerías con el poemario Violín y otras cuestiones (1956) y tres años más tarde vio la luz El juego en el que andamos.
Poeta y periodista
El periodismo y la política son otras de sus facetas. Ha escrito en las revistas Panorama, La Opinión, Crisis y Noticia. En la revista Crítica trabajó con Eduardo Galeano, otro de los escritores más destacados de la literatura hispanoamericana.
En 1967 se integró en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Para entonces su nombre ya sonaba como una gran promesa en el mundo literarios gracias a su apuesta por lo absurdo en libros como Gotán.
Y en 1975 llevó a cabo una campaña internacional para denunciar la violación de los derechos en Argentina por parte del Gobierno de Isabel Perón. A consecuencia de esta movilizacón, se vio obligado a huir de su país
Si un suceso ha marcado su vida fue el secuestro en 1976 de dos de sus hijos y su nuera, que en esos momentos estaba embarazada de siete meses. El cadáver de su hijo fue encontrado en 1990. Gelman ha dedicado media vida a averiguar si su nuera seguía viva y si su nieto había dado a luz. No lo logró hasta el año 2000. Entonces supo que tenía una nieta, Andrea, que había sido criada en Paraguay por la familia de un policía. Hoy en día, Gelman continúa buscando los restos de su nuera.
El exilio
Su exilio le ha llevado a vivir en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México, y le produjo una sequía poética en la que no publicó nada entre 1971 y 1980.
El regreso de la democracia a Argentina, no suposo sin embargo, el regreso de Gelman a su país. El Gobierno de Alfonsín se lo impedía por las causas judiciales que aún estaban abiertas contra él por haber pertenecido a una organización guerrillera. Lo logró en 1989, cuando fue indultado por Carlos Menem, pero él decidió continuar en México.
Los terribles acontecimientos de su vida marcan su poesía , que ha evoluciona desde el juego y el lenguaje cotidiano de sus primeros libros, al dolor y el desgarro. En Carta a mi madre (1982) hace un canto de dolor por la muerte y en Hechos y relaciones su hijo desaparecido es el protagonista. La desolación por amor también dará a luz textos en esta época.
Ya con más de 70 años ha continuado activo con libros como Valer la pena (2001), País que fue será (2004), Miradas (2006) y Mundar (2007), con 121 poemas de imágenes sorprendentes, melancolía y tristeza.
Su carrera ha sido reconocida a través de algunos de los galardones literarios más prestigiosos como el Juan Rulfo, el Pablo Neruda o el Reina Sofía de Poesía. Una carrera que alcanza su máxima meta con el Premio Cervantes, una merecida recompensa porque, según el propio jurado, "la poesía de Gelman enriquece las letras españolas".