Reivindicamos la buena salud del rock contemporáneo, tendiendo un puente hacia el pasado para demostrar que sigue tan vivo y excitante como hace 50 años.
El arte es un proceso derivativo y en la música el rock es su mejor ejemplo; un género bastardo en constante evolución desde sus orígenes hasta nuestros días, capaz de asimilar cualquier expresión musical y hacerla suya.
Aquí reivindicamos la buena salud del rock contemporáneo, tendiendo un puente hacia el pasado para demostrar que sigue tan vivo y excitante como hace 50 años. La música y los músicos desde dentro y sin tapujos, con una visión personal y un tono entre la charla de furgoneta y la tesis doctoral.