El acoso escolar mejoró para muchos niños durante el confinamiento. Pero sigue ahí. Es un drama cotidiano que reconocen haber visto un 35% de los adolescentes en sus aulas. La parte positiva es que está aumentando la sensibilidad hacia la víctima y contra el acosador. Lo dice un informe de la fundación ANAR.
Las formas más frecuentes de acoso son los insultos y motes, empujones, collejas y escupitajos. Según el estudio los profesores consideran que los agresores se caracterizan por sentirse superiores al resto, tener muchos complejos y un carácter violento.
La nueva situación sanitaria y sus medidas puede producir un cambio en la forma en la que se produce el acoso, pasando del acoso físico a las redes sociales. El informe refleja que la mayoría de chicos y chicas tienen claro que para pararlo tiene que haber unión entre los compañeros y acudir a un adulto.