En Jerusalén no hay peregrinos y las iglesias no permiten la entrada de fieles. Esta pandemia deja una imagen histórica: las puertas cerradas de la iglesia del Santo Sepulcro, el corazón de Semana Santa en la ciudad vieja de Jerusalén, lugar donde la tradición cristiana sitúa la crucifixión y tumba de Jesús. El 25 de marzo la familia palestina encargada de la llave echó el cierre.
El gobierno israelí no permite la entrada de extranjeros en el país, los fieles locales están confinados y las calles están desiertas.
Estas fechas coinciden con la Pascua judía. Hasta mañana están prohibidos los traslados entre ciudades y el gobierno pide a cristianos y judíos que celebren estos días con los miembros de la familia que viven en cada casa para evitar la propagación de la pandemia.