El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, está en Kabul. Una visita sorpresa horas después del anuncio del presidente Biden del repliegue de las tropas entre mayo y septiembre, coincidiendo con el vigésimo aniversario del 11-S y coordinado con la retirada también de la OTAN. Han pasado cuatro presidentes en dos décadas de guerra, la más larga para Estados Unidos, sin haber terminado con los talibanes ni con Al Qaeda, la autora del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono.
La población afgana teme ahora el regreso del fundamentalismo y un retroceso en Derechos Humanos. 20 años después de la invasión estadounidense y de la caída del régimen de los talibanes, estos controlan más territorio que en cualquier momento de las dos décadas, zonas rurales mayoritariamente porque las grandes ciudades son del gobierno. Dondald Trump negoció la retirada a cambio de un proceso de negociación política que comenzó en septiembre en Qatar. Desde entonces poco se ha avanzado, no ha habido alto el fuego ni reducción de la violencia, que se ha incrementado en los primeros tres meses del año. Las mujeres temen un retroceso en sus derechos si los talibanes ganan poder y piden más representación en el proceso de negociación.