Irene Bartolomé es ingeniera industrial, y trabaja en la zona cero de las inundaciones en Alemania. Vive a 70 kilómetros, y por poco ha quedado fuera de la zona afectada. La fábrica en la que trabaja ha quedado destrozada. "Los trabajadores que estaban en el turno de noche se tuvieron que refugiar en el segundo piso. Entraron coches, autocaravanas, árboles... arrastrados por el agua. Llamaron a emergencias pero estaban colapsados y no pudieron salir hasta ocho horas después cuando bajó el nivel del agua", relata.
Estaba previsto que lloviese, pero nadie esperaba algo así. "Hubo una alarma, y entre la una y las dos activaron sirenas con orden de evacuación. Hubo gente que con lo puesto se fue a casa de sus padres, y así se salvaron", explica.