En Nápoles están retirando varios altares y murales de homenaje a la Camorra. El último en desmantelar ha sido el dedicado al fallecido Emanuele Sibillo, el jefe de la llamada "banda de los niños", líder de un grupo de despiadados menores sicarios. Su legado sigue hoy muy presente. En especial en su barrio, porque Sibillo sigue siendo visto como una leyenda, como un héroe, especialmente por adolescentes y familias jóvenes de Nápoles. Iban a rendirle tributo en un altar de un patio del edificio en el que vivía. Sus padres lo habían ocupado y cerrado con llave, y habían puesto sus cenizas y un busto con su imagen.
Los sucesores del joven mafioso llevaban allí a comerciantes locales para extorsionales. Los carabinieros los desmontaron con la ayuda de los bomberos y ante los gritos de los padres. En la operación detuvieron además a una veintena de miembros del clan. Las autoridades han emprendido toda una cruzada contra los símbolos mafiosos de la ciudad, sean altares o murales, para impedir que otros jóvenes sigan sus pasos. A los 17 años tomó el control de la ciudad, aprovechando la desaparición de los tradicionales de La Camorra, pero a los 19 murió disparado por la espalda por un clan rival.