Se estima que cada año la caza furtiva mueve en el mundo más de 20.000 millones de euros, una ingente fuente de recursos para los grupos armados que operan en estados frágiles en África. Los grandes santuarios permiten financiar guerras en Burkina Faso pero también en la República Democrática del Congo. Son países lejanos pero que comparten la problemática de los terroristas que controlan territorios por la fuerza. Itsaso Vélez del Burgo, directora del centro de rehabilitación de primates de Lwiro, ha dicho que los que sufren la violencia de los grupos armados son los guardaparques y la gente que trabaja protegiendo las áreas naturales.
La caza furtiva se justifica por la demanda que llega desde lejos en un comercio ilegal que ha acelerado la extinción de especies o que ha dejado en situación crítica por ejemplo al rinoceronte, el gorila o el elefante por eso, asegura Vélez del Burgo, es fundamental que haya periodistas como David Beriaín y Roberto Fraile. "Necesitamos más gente así, que quiera sensibilizar al público, que lo que hacemos aquí afecta a lo que pasa allí." Porque señala que siempre que haya alguien dispuesto a pagar mucho, habrá siempre otro listo para ponerlo a su disposición aunque sea a través de la muerte.