El coronavirus ha acrecentado un descontento social en Túnez que ya estaba en las calles. Sobre todo se nota la decepción de una juventud que hace diez años derrocó en las calles al dictador Ben Ali, y que hoy ve cómo casi la mitad de los jóvenes está en paro y sin expectativas de mejora y con una corrupción galopante. El hispanista Ridha Mami señala que la decepción es tan grande que muchos ciudadanos han aplaudido la maniobra del presidente Saied para sacar del gobierno a los islamistas de Ennahda, principal partido político del país. El temor ahora es que se vean en las calles enfrentamientos entre los que defienden el cumplimiento de la Constitución, con un gobierno parlamentario, o los que apoyan el pulso lanzado por el jefe del Estado.
Informa Santiago Barnuevo