Son varios los países de la Unión Europea que están dejando atrás sus restricciones. Dinamarca, por ejemplo, se acaba de convertir en el primer país que elimina todas las medidas. A pesar de tener una de las mayores tasas de contagios de la Unión, entiende que ya es posible convivir con el virus y anima a los ciudadanos a recuperar su vida prepandémica. Sin embargo, otros gobiernos, como el de Alemania, se mantienen más cautos. Hoy registra un nuevo máximo diario de contagios, con una incidencia de 1.227 por cada 100.000 habitantes, por lo que estudian que la vuelta a la normalidad sea a partir de marzo. Austria también tiene marcada la desescalada en la agenda a partir del fin de semana, pero ha instaurado desde este viernes la vacuna obligatoria.
Lo mismo ocurre en el país francés, que acaba de poner en marcha su plan de desescalada. Desde hoy, Francia elimina los límites de aforo y la mascarilla al aire libre, y a mediados de mes se relajarán otras limitaciones como, por ejemplo, la apertura de discotecas. La tendencia es a la baja, por lo que el gobierno asume que ómicron es menos grave y se puede vivir con él. En cambio, Italia, a diferencia de otros países, aún no se plantea relajar las restricciones. Ha sido uno de los más estrictos con el certificado covid, que se exige incluso para acceder al puesto de trabajo y el gobierno sigue insistendo con la vacunación, ya obligatoria para los mayores de 50 años. Solo se plantean reducir el ritmo con la mascarilla oblitaria en exteriores, que dejará de ser obligatoria el día 10.
Informan los corresponsales Beatriz Domínguez, en Berlín; Antonio Delgado, en París y Jordi Barcia, en Roma