La guerra ha transformado la gran estación de ferrocarril de Odessa en un centro de ayuda humanitaria. Unos 200.000 refugiados y evacuados del este del país han pasado por ahí huyendo de las bombas y reciben la primera ayuda. “Los refugiados vienen de Mykolaiv, les damos comida, un sitio para descansar a los niños les facilitamos un sitio seguro para estar con sus madres, para dormir, para jugar”, explica el director de la estación de tren de Odessa. Muchos refugiados llegan sin documentos o sin ropa y desde ahí les llevan a otras ciudades o países.
“El principal problema es el alojamiento”, asegura Cristina, voluntaria y después, “gestionar las emociones, recoger cada día los problemas de tanta gente que lo ha perdido todo, incluso a sus hijos o a sus padres o a su familia más directa en esta guerra”, reconoce.
Informa Aurora Moreno y David Velasco, enviados especiales