Un muro de hormigón de dos metros de ancho y tres de alto rematado con alambres de púas que se extiende a lo largo de los 764 kilómetros divide la frontera entre Turquía y Siria en Karkemish e impide cualquier intento ilegal de entrar a Turquía. Aquí recuerdan muy bien cómo intentaban escapar los refugiados sirios de la guerra y del Estado Islámico. “Los que llegaban legamente estaban en la miseria”, cuenta la propietaria de una cafetería, “muchos se caían al río Éufrates”. “Primeros nos abrieron sus casas” recuerda Mohan que ahora se ha instalado en Karkemish y huyó de Siria después de que el Estado Islámico matara a varios de sus primos.
Los enviados especiales de RNE Aurora Moreno y Rubén Fernández están en el puesto fronterizo de Karkemish, entre Siria y Turquía.