El Parlamento húngaro ha aprobado una polémica normativa que, entre otros aspectos, prohíbe hablar sobre homosexualidad en los colegios. El presidente Viktor Orbán impone su mayoría de dos tercios en el parlamento para estrechar el cerco al colectivo gay, para aislarles de los menores. Desde ahora no se les puede presentar favorablemente en los libros de texto. La publicidad en los medios no puede solidarizarse con ellos. Los programas de integración en la escuela son abolidos.
El gobierno dice que se trata de abolir la pedofilia y prohibir la propaganda homosexual. Orbán ya prohibió el matrimonio gay hace cinco años y después les impidió adoptar hijos o la inseminación artificial. Hay un comité que vigila caso por caso para que nada se salga de los valores cristianos.