Las autoridades norirlandesas han tenido que pedir al personal que abandone las aduanas de los principales puertos ante las amenazas recibidas. Todo tiene que ver con el Brexit y el establecimiento de fronteras en Irlanda del Norte. Desde hace un mes hay controles entre la UE y Reino Unido, y el caso de Irlanda del Norte es particular porque es la única frontera terrestre con el bloque comunitario y no es una frontera cualquiera, porque ha sido escenario de décadas de conflicto.
De ahí que para evitar que se reaviven las tensiones, para no poner en peligro la paz en la isla de Irlanda, se llegó a una solución que pasa por que Irlanda del Norte siga en el mercado común y que los controles se realicen a las mercancías que circulan entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña, dentro de su mercado interno.
Los problemas se dejaron sentir enseguida. La burocracia lleva a retrasos, hay estanterías vacías en los supermercados, las empresas han visto complicaciones y porque además hay tensiones comunitarias que siguen ahí. Hasta el punto de que las autoridades locales han suspendido esos controles por la seguridad de los empleados de aduanas, que han sido señalados como objetivo por parte de grupos unionistas que ven cómo esa barrera en el mar de Irlanda hace que Londres esté un poco más lejos y teman el fantasma de la reunificación.