Pedro Sánchez ha viajado a Libia, país que clave para luchar contra el terrorismo. Está acompañado por la ministra de Exteriores y un grupo de empresarios para apoyar la reconstrucción de un país que ha estado 10 años en guerra civil. Arrasado por el conflicto, atraviesa un alto el fuego que espera que se pueda estabilizar con la convocatoria de elecciones.
Libia cuenta con las mayores reservas petroleras de África, las novenas del mundo. Es el gran atractivo económico del país norteafricano. El acuerdo de paz entre las partes que se disputan el poder, alcanzado el pasado mes de octubre, ha permitido pasar de los 155.000 barriles diarios de septiembre a un millón a finales del pasado año. Es medio millón todavía por debajo de los que se producían en la época de Gadafi. Pero la situación sigue siendo muy inestable y los graves problemas presupuestarios del nuevo gobierno nacional de unidad transitorio puesto en marcha con el respaldo de Naciones Unidas, obligan a la compañía nacional del petróleo a recortar en algunos momentos la producción.
Además del petróleo el turismo de costa es otra de las grandes oportunidades que ofrece Libia a los inversores. Sus casi 2.000 kilómetros de playa están sin explotar, no hay prácticamente ningún hotel. Una década de guerra y enfrentamientos entre milicias ha acabado con las infraestructuras del país, las autoridades transitorias estiman que la inversión necesaria para reconstruir el país supondrán más de 380.000 millones de euros durante los próximos cinco años, que deberán ir a infraestructuras críticas como el suministro de energía, agua corriente y telecomunicaciones.