Apenas 36 horas han bastado para que se desplome el Silicon Valley Bank, con 40 años a sus espaldas. El presidente Biden ha explicado en una rueda de prensa que se ha intervenido el banco para que los clientes puedan tener acceso a su dinero, que todos los depósitos estarán garantizados, no solo los superiores a 250.000 dólares como establece la norma, pero, aclara, no se garantizará el dinero de los inversores. La administración estadounidense intenta establecer cortafuegos, explica la corresponsal en Washington María Carou, para evitar que el pánico se contagie a otras entidades.
Europa, mientras tanto, hace un llamado a la calma. La Comisión se ha limitado a explicar que "sigue muy de cerca la crisis" y que "está en contacto con las autoridades pertinentes", como señala el corresponsal en Bruselas David Vidueiro. Lo cierto es que se desconoce cuál puede ser el alcance de la quiebra. Usua Irastorza, compañera del área de economía, nos explica que los economistas rechazan similitudes con lo ocurrido con la caída de Lehman Brothers en 2008, pero reconocen que el pánico es comprensible.