Era julio de2018. Pablo Casado acababa de ser elegidopresidente del PP y hablaba del una renovación tranquila y de unidad. Casado se había impuesto, en primarias, a Sáenz de Santamaría con el apoyo definitivo de Cospedal. Heredó un partido en crisis, desalojado del Gobierno vía moción de censura, e inició entonces un camino en 'zig zag' entre la derecha y la moderación en un momento cumbre: otra moción de censura, la de Vox en 2020. Casado esperaba así poner fin a lo que él mismo llamó "travesía en el desierto".
Laselecciones generales de abril de 2019 habían dejado elpeor resultado electoral nunca obtenido por el PP. En la siguiente cita, en la de noviembre, el PP sumó 89 escaños. Casado se reivindicó como líder de la oposición y apostó por seguir la senda de Moreno en Andalucía. Pero tuvo que hacer frente a la debacle en las catalanas y a la imagen de Génova asociada a la corrupción. Después, llegaría la zozobra de la moción en Murcia y la victoria de Ayuso en Madrid, con una guerra de meses por la presidencia del PP madrileño.
Y hace solo diez días, el triunfo amargo de Fernández Mañueco en Castilla y León, que ahondó las diferencias entre la dirección y los barones por la política de pactos. En el Congreso, deja el pabellón alto como orador y, en la columna de las polémicas, la de su máster finalmente no investigado por el Supremo.
Repasamos la trayectoria del líder popular con Laura Alonso.