Una protesta en el Teatro Real obligó este domingo a cancelar la función. Algunos espectadores se quejaban de que sus asientos en el gallinero no estaban separados.
La normativa con respecto a julio ha cambiado. Antes exigía distancia sin obligatoriedad de mascarilla, y ahora se exige mascarilla pero no la obligación de mantener distancia de seguridad entre las butacas. El aforo permitido es del 75%, el límite de venta del Teatro Real es del 65%, y se vendió el 51%.
Gregorio Marañón, presidente del patronato del Teatro Real asegura que no se incumplió ninguna ley. Dice que a los asistentes descontentos se les ofreció la reubicación o la devolución del dinero, que se efectuará a todos los que compraron la entrada porque finalmente se canceló la representación. Están estudiando cómo satisfacer a los asistentes en siguientes funciones. La próxima será el miércoles.