En el Reino Unido, los contratos de AstraZeneca y la Unión Europa importan poco. El Gobierno británico defiende que los suyos son sólidos y argumenta que su campaña de vacunación continuará exactamente tal y como estaba planeado, sin retrasos, más allá de lo que suceda en la UE.
Lo cierto es que la forma de abordar esta cuestión parece una vuelta a la retórica del 'Brexit'. Cuando la UE se plantea limitar las exportaciones de las vacunas de Pfizer, se dice que se rechaza el nacionalismo europeo, mientras que cuando el planteamiento es el contrario, se destaca que lo primero es que los británicos tengan sus vacunas. Gran parte de la prensa británica, sobre todo la más sensacionalista, está tratando esta cuestión como si la UE quisiera dejar a los británicos sin vacunar.
Informa Sara Alonso, corresponsal de RNE en Londres